¡No soy gay!

Parte 9

Luka era una chica simplemente increíble, era tranquila, amable, tenía un hermoso estilo y era talentosa, ¿Y de verdad sintió que ella le gustaba! Pero simplemente Lordbug no se animó a decirle a su compañero que tenía novia, no quería adelantarse sin saber si iba a durar.

Sus citas con ella eran lindas, y le caía bien a sus padres, pero no se sentía completo. Algo faltaba, y se preguntó si Chat también se sentía así a veces... Se besaron, llegaron a hacerlo, pero se sentía... Normal.

De verdad quería que la relación durara, y más aún cuando Chat le comentó que ahora tenía una novia, quizás un día podrían hacer citas dobles con sus novias. Eso hizo a Marín, Lordbug, fortalecerse en la idea de conservar su relación con Luka, pero la relación de Chat terminó rápidamente, él solo dijo que "No estaba listo." 

Y después de eso, no quedó ningún entusiasmo en el pelinegro de seguir aquella relación con la ojizarca. Lord terminó con Luka, su novia de su forma civil. Se separaron en buenos términos, y Luka lo miraba como si supiera la verdadera razón del fin de su relación amorosa.

Siguieron siendo buenos amigos, de verdad.  Y todo iba en orden, quizás simplemente no era el momento que él ni Chat encontraran a sus futuras esposas, eran muy jóvenes después de todo. Pero Marín siempre deseó una relación desde la juventud, que durara mucho tiempo, con esperanzas, quizás para siempre.

Alya lo llamaba crédulo, él solo quería confiar. Fue solo durante una patrulla que se enteró de algo que realmente no había pensado con seriedad. 

¿Era necesario solo amar a una mujer?, ¿Por qué estaría mal amar a otro hombre?

Y fue solo por las palabras de Chat. 

"Creo que... No me gustan las mujeres." Le había admitido Chat, y no se atrevió a juzgarlo. Porque él era simplemente maravilloso. Lordbug pensó que Chat Noir podría amar a quién quisiera amar, siempre fue como un niño descubriendo el mundo.

"Está bien. "Le dijo a su compañero felino. Lordbug se sentía nervioso por la conversación, pero nada le impediría apoyarlo. Le dio un apretón reconfortante en el hombro. "Nadie puede obligarte a amar a alguien que no puedes, gatito. Sé que encontrarás a la persona adecuada, te lo mereces."

El rubio lloró, y se abrazaron, el pelinegro lo sintió temblar en sus brazos, las lágrimas mojaban su traje rojo con manchas negras. Se quedaron un rato, en ese silencio reconfortante.