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Las peleas se habían convertido en algo recurrente en el departamento de la pareja.
Guillermo reclamaba la distancia de Lionel y el cambio que tenía para con el.
Ya no era el mismo que le regalaba alfajores saliendo de la universidad.
No era el mismo que le llenaba la cara de besos cada vez que se veían y le encantaba enredar sus dedos en sus rizos.
Por el que el rizado se escapaba de su casa para verlo y pasar un rato juntos.
Por el que faltaba a los entrenamientos de fútbol.
Lionel ya no era el mismo al que le pido ser novios en un estadio vacío, solo para ellos dos.
No era el mismo que le juraba amor eterno enredados en las sábanas de su habitación después de hacer el amor.
Todo eso sonaba como un recuerdo lejano para Guillermo.
Lionel sentía que la química en pareja se había terminado, ya no sentía ese amor que lo quemaba cada vez que veía al de rizos.
Ya ni siquiera se sentía mal por hacerlo llorar cada vez que peleaban.
No le generaba nada el muchacho de rizos que un tiempo atrás le enseño a amar con el corazón.
O tal vez aún existía una pequeña chispa de ese amor ardiente que se tenían, pero Lionel quería apagarlo.
Le habían ofrecido jugar para el Barcelona, era una muy buena oferta, pero para esto debía dejara a Memo.
Había conocido a un jugador famoso que lo recomendó para el Barça, el precio era salir con el.
Lionel se había esforzado tanto para sobresalir en el fútbol que esto era un sueño para el.
La propuesta había llegado en un momento donde Lionel tenia ciertas dudas en su relación pues ya no se sentía tan enamorado como al principio, pero le gustaba gustarle al rizado.
Le gustaba sentirse amado por el y sus atenciones, le gustaba sentir que sin él, el rizado no podría seguir.
Tenía que escoger.
¿El amor o el éxito?
Creo que ya sabemos que decidió Lionel Messi, el mejor jugador del Barça.
(...)
¿Que más me da? Me preguntas que es lo que nos queda por salvar.
—¡No entiendo el afán de vos por querer salvar algo que no tiene salvación Guillermo!— Dijo Lionel a Guillermo.
—Es que no entiendo que hago mal Lío, siempre he sido bueno contigo, ¿A caso ya no te gusto?— Pregunto el rizado entre lágrimas.
¿Que importa ya? Se han roto mil cosas que no quieres arreglar.
