Londres es una ciudad fría, tenebrosa, oscura, llena de edificios y callejones estrechos. El escenario perfecto para Sherlock Holmes, un sicario, que a su corta edad era conocido por los mejores empresarios de toda Inglaterra para acabar con la competencia. Era frío, cruel, sanguinario y sin una pizca de piedad. Se caracterizaba por matar a sus víctimas de manera lenta y dolorosa, nunca en su vida había matado a alguien de manera rápida e indolora, puesto que para él hacer eso era expresar sentimientos de compasión; cosa que en él no existía.
Se repetía a si mismo que el día que llegara a hacer algo a una de sus víctimas era porque esa víctima era "especial". Él consideraba a todo el mundo como una posible víctima, cadáveres andando que en cualquier momento él iba a enterrar.Se creía superior que todos y su arrogancia se hacia notar; era de físico atractivo lo que le ayudaba en caso de que alguna de sus víctimas fuera mujer u hombre con tendencias diferentes.
Uno de sus mejores y potenciales clientes era el dueño de BC Place, edificio que sobresalía por sobre todos los que le rodeaban, había llegado hasta donde estaba por la ayuda de Sherlock que con mayor placer se había encargado de eliminar a cualquier competencia que se le pusiera enfrente.
El dueño de este edifico era Henry Watson, un hombre soltero que tenía un hijo de joven edad, John Watson. Watson era estudiante de medicina en la universidad, estatura corta, cabello rubio y liso, ojos azules e intensos, era de muy atractivo parecer, con su mirada pura, llena de alegría y vida. Siempre se quedaba hasta tarde esperando a su padre que lo llevaba a su casa cuando este terminaba, había estado en ese lovi durante años, conocía a todos los que entraban y salían, las recepcionistas, conserjes, trabajadores, mensajeros e incluso a quienes se contrataban para llegar a hacer determinada tarea.
Un día como cualquier otro mientras el joven John ojeaba uno de sus libros de medicina recostado cuan largo era en un sofá del lovi cuando vio que una figura alta, delgada, joven,(se puede decir que de su misma edad) asomó por el elevador usando un gran abrigo. John nunca lo había visto por ahí y eso le dio curiosidad.
Vio entrar al hombre a la oficina de su padre y a los pocos minutos lo vio salir con unos cuantos papeles en la mano, John dio un brinco del sofá en el cual se había acomodado para seguir al misterioso visitante, logró alcanzarle antes de que este pudiera apretar el botón del elevador, lo tomo del brazo y con una voz un poco agitada por ese salto previo que dio dijo -Hey!- El hombre asustado quito el brazo del agarre del rubio y se dio la vuelta para averiguar quien le había tomado desprevenido -Hola, soy John, nunca te había visto por aquí, buscas empleo en el edificio?- dijo el pequeño con una voz dulce y sus hermosos ojos azules bien abiertos observando el bien formado rostro de quien tenía enfrente. El alto lo vio por unos segundos examinándolo, después de haberle visto y memorizado su rostro se dio la vuelta y presionó el botón del elevador ignorando por completo la pregunta anteriormente mencionada. -Oye, te estoy hablando- dijo John mientras se ponía al lado del otro. -Pero yo no- susurró el delgado. El elevador llegó al cabo de unos segundos, Sherlock se metió en el y John no dudo para hacerlo también. -Creo que voy a bajar contigo- dijo el rubio -Dime, cómo te llamas?- continuó el mismo -Si te lo digo cerraras la boca?- preguntó Sherlock con tono molesto -Supongo- dijo John -Soy Sherlock- dijo con ninguna gana en su voz -Wow, hermoso nombre, no muy común y me encanta- Dijo John muy entusiasmado observando al otro que mantenía la mirada fija en la pared. -Djiste que te callarías- le recordó Sherlock a John la promesa previa. -Ah sí, lo lamento- dijo John con un leve rubor en sus mejillas mientras desviaba la mirada. Sherlock lo volteó a ver y notó el rubor del rubio, se necesitaba ser ciego para no notar la belleza de él, cabello rubio, dorado y liso, ojos azules y llenos de vida, mejillas hermosas y blancas, mejillas que daban ganas de ser devoradas hasta no dejar nada, una figura pequeña pero bien formada, como si éste practicara algún deporte que le hacia verse en forma. Sherlock pensaba todo eso mientras lo miraba, John se percató de la mirada de éste y volteó la vista a él, Sherlock apartó la vista otra vez sin ninguna expresión en su rostro. Al cabo de un rato bajando todos y cada uno de los pisos de aquel edificio llegaron al estacionamiento, Sherlock sin ninguna expresión, palabra o reacción salió del elevador dejando al rubio adentro -Adiós, espero verte mañana- dijo John con una sonrisa. Sherlock ignoró por completo el comentario del otro y se fue sin mirar atrás.
ESTÁS LEYENDO
El Sicario.
FanficSherlock Holmes es un asesino serial de los más crueles y viles que existen. No sabe lo que es sentir amor o compasión, pero todo eso cambia cuando se encuentra con el encantador John Watson, que lo hace pensar si realmente tenerlo a él cerca puede...