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       1 de septiembre de 1971-1972.

Ese año entramos un grupo de amigos que éramos: James Potter, Peter Pettigrew, Remus Lupin y yo, Lily Evans. Al saber en que casa estábamos que es la Casa Gryffindor. Ahora nos situábamos en el Gran Comedor, ambos hablábamos, pero allí vimos a un chico que claramente sabíamos de que familia provenía, el es Sirius Black. Pero no corramos tanto. Ahora sí, aquí nuestra historia.
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— Lily eres la chica más inteligente de aquí, al menos a mi me podrías ayudar a las clases de pociones.—. Dijo el chico de las gafas mientras comía.
— No, james, no te ayudaré, tienes que aprender a valerte por ti mismo en las clases.—. Dije mientras me apoyaba en el hombro de Remus.
Le eche una ojeada al libro de Remus, estaba leyendo algo relacionado sobre la astronomía, no sabía que le interesaba las constelaciones, pero sonreí, ya que Remus era uno de los más tranquilo de aquel grupo, todo estaba callado y tranquilo hasta que Peter llegó corriendo y haciendo un alboroto.
— ¡CHICOS, CHICOS! —. Llegó corriendo.
James levantó la mirada de su rico plato de comida y le echo una mirada extraña. — ¿Qué pasa, Peter?
— Nada del otro mundo, pero sabéis ¿Quién está en nuestra casa? —. Dijo bajando la voz poco q poco.
— ¿Quien? —. Dijimos todos a las vez.
— Pues... Sirius Black. —. Volvió hablar Peter.
— No jodas, ¿en serio? —. Mencionó Lily.
— ¿Qué pasa con el? —. Dijo dudoso el cuatro ojos.
— James, es uno de los niños más rico de todo el mundo mágico, nunca te enteras de nada. —. Rodé los ojos.
Ese chico de quien hablaba estaba en el patio de atrás con su pequeño hermano. Lo bueno es que Hogwarts tenía una parte del castillo para niños a partir de los 4 años, le apuntaron ya que Regulus, hermanos de este, no quería separarse de él, era como su apoyo emocional.
— ¿Y por qué no te vienes conmigo? —. Dijo el pequeño.
— Porque soy más mayor que tú, Reggy —. Dijo mientras le acariciaba el pelo.
— No se vale... Yo quiero que estes conmigo... —. Hizo una cara de tristeza y le abrazó fuertemente.
— Tranquilo Reggy, mañana nos volveremos a ver, ¿si?
El pequeño asintió y volvió a mirar a su hermano para volver a hablar.
— Pero... si tengo una pesadilla, ¿puedo ir donde estes?
— Si, claro, no dudes eso. —. Acarició su mejilla.
— Gracias. —. Sonrío. — Te quiero, hermano.
— Y yo a ti renacuajo. —. Rieron juntos. — Bueno yo me tengo que ir, ve con los niños de tu edad, ¿si?
El pequeño asintió y se fue corriendo hacia los otro niños, el mayor se dirigió al Gran comedor y se sentó apartado de todos, con un cuadernos de notas musicales y empezó a escribir.
El grupo de amigos lo miraron atentamente.
— Oye, ¿Y si voy a hablarle? —. Comentó James.
— ¿!Estas loco!? — Comenté molesta.
— Ammm no sería mala idea creo yo, ¿no? —. Miro a los demás
— No entiendes nada James. — rodé los ojos.
El de gafas miraba al del cabello negro atentamente, no le parecía mal chico, es más le daba curiosidad saber cosas de él. Así que se pensó en ir para allá y hablarle. Pero no fue, se aguantó las ganas, pero sabía bien, que algún día irá y serán amigos y estará en el grupo, bueno eso decía la esperanza de James.

There is no family for loveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora