III[Memorias]

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El olor de la sangre y la tensión en sus músculos le permitía estar consciente de que aún estaba con vida, había sobrevivido a la cruel guerra, no sabía cuántos de sus compañeros habían quedado en pie, pero era seguro que Deathmask no era uno de ellos. Sus pies se movían pero no con la rapidez que su dueño requería, el cuerpo del canceriano estaba dentro de su rango de visión pero llegar a él parecía imposible y Aioria no estaba seguro si se debía al dolor o a que en el fondo no deseaba llegar a él y tener que sostener entre sus brazos lo que quedaba del hombre al que amo. Ahora parecía como si nada existiera, como si entre los dos no hubiera más que vacío, no existía sonido, escombros siquiera un poco de luz. Ahora todo eran tinieblas, como si la bruma de la casa de Cáncer hubiera llegado ahí para llevarse a quien fue su guardián, metiéndose bajo su piel, haciendo que brotaran de él todos los momentos que habían compartido.El santo de Leo sabía que no era así, que su mente en el estado de alteración en que se encontraba tan solo buscaba la manera de aplacar el dolor y él se dejaría caer en la mentira para tener un poco de paz.

La imagen lejana de sí mismo frente a las puertas del templo del gran cangrejo fue la primera en llegar a él, fue tiempo después de haber regresado a la vida cuando bajo órdenes de la diosa fue en busca del cuarto custodio para llevar a cabo una misión que requería de ambos; de su fuerza de luz y la oscuridad de Deathmask. El italiano se había divertido con la idea de que ambos tuvieran que trabajar juntos, pues según sus palabras lo unico que podria surgir al estar juntos era destrucción y si lo comparaba con lo que al final resultó entre los dos podía decir con seguridad que ninguno de los dos se había equivocado de una forma tan grande, sí que hubo destrucción, pero lo que terminó por romperse no fueron más que los muros del odio y de la soledad y tras ello ambos habían encontrado un amor que jamás esperaron sentir. El león dorado seguía avanzando y su mente estaba llena de la presencia del otro, de su mirada rojiza, de su suave piel, de esa personalidad tan dinámica y de su voz, la que permanecería eternamente..

—Ya, en serio... ¿Realmente esperas que crea que no hiciste siquiera un gesto?—El italiano le sonreía con mofa, mientras le señalaba, incapaz de creer que no había mostrado ninguna negativa al trabajar con él.

—Pues creelo— Le había respondido con superioridad, aunque no podía negar que si había torcido los labios cuando Atena mencionó su nombre—A diferencia de ti, yo se cual es mi deber.

Ante eso el otro había cambiado la expresión a una acongojada sin embargo la voz con la que le hablo seguía teniendo un marcado tono de mofa— Ah... como me duele que pienses eso ¿Cómo podré seguir si el magnifico Aioria no cree en mí?— Tras eso había apoyado la espalda en la silla en que se encontraba abandonado la expresión anterior para regresar a su sonrisa burlona— Y yo que pensaba que tenias mas valor que los demás, creí que le dirias a la diosa lo que todos sabemos aquí, que yo no debo estar entre ustedes, no tuviste problemas en hacerlo antes.

Ahora la idea de que Cáncer no pertenecía le era totalmente ajena,el hombre había luchado a su lado, salvo lo que Aioria creía importante y también le había salvado la vida.

—¿Y qué cambiaría? Pareces tener el don de poner a los poderosos de tu lado, durante la usurpación Saga te defendió como ahora lo hace nuestra señora, quizás ese sea el verdadero poder de los santos de Cáncer— El italiano pareció muy interesado en seguir aquella conversación, pues apoyó los brazos en la mesa mostrando una pose menos cerrada.

—Saga me defendió porque en ese entonces yo era su aliado, algo que no tenía en abundancia en ese entonces.

—¿Y Atena? No creo que ella tenga un particular interés en ti.

— ¿Jamás escuchaste la frase "Dios obra de maneras misteriosas? Sea lo que sea, terminó por beneficiarme así que no voy a cuestionar la decisión que tomó.

Incluso ahora, que habían transcurrido tres años desde esa charla no estaba seguro de lo que Atena había visto en el corazón del otro, se preguntaba si al igual que él vio la lealtad que podía llegar a albergar y de lo útil que era si estaba en las manos correctas.El camino por fin había finalizado, se inclino y tomo entre sus brazos al otro, le acaricio el rostro lleno de cortes y raspones mientras que una nueva memoria se hacía presente.

Habían sido atacados por una ninfa que luchaba con espejos, la criatura en su último ataque había explotado todo su arsenal, se habían dado la vuelta a tiempo, pero un cristal logró incrustarse en la piel del moreno.

—Ya te dije que no tengo nada, ¿Por qué no dejas esas manos quietas?

—No te comportes como un niño, no sabemos qué clase de espejo era ese, deja que te cure antes de que te infecte— Tomó la muñeca del mayor y lo obligó a girarse, halandolo un poco hacía él, mantuvo la mirada firme y la respiración tranquila, no queriendo mostrar que ver al otro y tenerlo cerca lograba alterarlo, retiró el fragmento y sin perder tiempo deslizó su dedo por el corte que dejó el cristal.

Los ojos rojos del otro se habían cruzado con los suyos y a pesar de haber terminado de curarle no dejó de acariciarle la mejilla, ahora era toda su mano la que se posaba sobre él. Su corazón parecía revolotear y no quería dejar la posición en la que se encontraba ahora. Pero el momento tenía que terminar y fue la voz de cáncer quien lo finalizó

—Si que eres bueno, ni siquiera dolió cuando me lo quitaste.

—Me alegro— Se dispuso a retirar su mano pero al parecer el otro logró leer su intención pues de inmediato cubrió su mano con la propia, evitando que la retirara.

—Tal vez aun no sana... deberías dejarla más.

—La dejaré todo el tiempo que quieras.

Se inclinó sobre Deathmask, abrazándolo mientras las lágrimas bajaban por su mejilla, entonces una percibió una suave caricia en la mejilla.

—Deberías... debería quedarte más, creo que aun no muero— Aquella voz era totalmente diferente a la de antaño, carecía de mofa, de picardía y de vida.

— Me quedaré todo el tiempo que quieras.

Tras eso la calidez que logró sentir hace poco desapareció al ritmo en que la mano dejaba su rostro para caer al suelo.

Ravenheart*[ANGSTUARY2024]*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora