____ Morgɑn, ɑsciende de rɑngo en lɑs fuerzɑs especiɑles, formɑndo pɑrte del equipo principɑl de lɑ 141 como Sɑrgento.
Acosɑdɑ por su pɑdre pɑrɑ sɑcɑrlɑ del ejercito y cɑsɑrlɑ con un hombre mɑyor pɑrɑ que su dinero sigɑ creciendo, hɑce creer ɑ todo...
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ㅤ𝙱𝚊𝚜𝚎 𝙼𝚒𝚕𝚒𝚝𝚊𝚛, 𝚁𝚎𝚒𝚗𝚘 𝚄𝚗𝚒𝚍𝚘.
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Por fin era el día en el que sería sargento, los honores los haría Price, desde que lo conocí fue parte importante de mi vida.
El siempre estuvo apoyándome, entrenándome en lo que podía y sobre todo siendo el padre que no tenia, lo quería demasiado.
Cuando entré al ejército solía decirme que yo sería muy buena algún día, tanto como sus actuales militares del equipo y por fin ese día llegó, hace unos días me dio la noticia de mi ascenso en la base.
Él no sabía los verdaderos motivos por el cual huí de mi casa, solo sabía que no aguantaba el estilo de vida que llevaba y las costumbres de mi familia, por lo que ese día tan importante lo que menos quería era ver a mi familia.
- ¿Lista? - Preguntó Price con una sonrisa
- He esperado mucho tiempo por esto - sonreí - estoy más que lista.
- Me alegra que por fin te unas completamente a nosotros, justo hoy tenemos unos invitados especiales.
Vaya que si eran importantes, financiarían muchas cosas en la base que los ayudaría a poder seguir mejorando, Los Colucci, personas importantes para Italia.
Momentos previos a la condecoración por el cambio se rango, _____ sentía muchos nervios, presentía algo malo.
- Es un gusto y honor para mi poder presentar a la Sargento Morgan, ahora también parte de mi equipo oficial.
Salí con una gran sonrisa, Price hizo el cambio de parches en mi uniforme y me dio un abrazo, habían muchas personas de la base, mis amigos los cabos celebraban mi avance y por parte del equipo principal solo vi a Soap.
Luego de la ceremonia, pasé a mi nueva habitación, ya la tenía desde hace unos días pero se sentía diferente siendo ahora que si era una Sargento.
Me cambié el uniforme formal y me puse algo más cómodo, Price había pedido a la cafetería que cocinen lo que yo quisiera, ya que es mi día especial.
No podía esperar a comer los deliciosos raviolis rellenos de carne.
Al llegar a la cafetería me encontré con la persona que menos pensé ver en años.
- La mía principessa - Mi padre estaba ahí con una sonrisa muy amplía.
- Papá... - él me abrazó, mientras yo estaba ahí estática por la sorpresa.
- ¿Creíste que podrías esconderte toda tu vida? - dijo con un marcado acento italiano.
- Yo...¿Qué haces aquí? - me senté en la mesa aún en shock.
