Still together.

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Tine se encontraba terminando de preparar la cena, mientras podía escuchar a su novio buscar algo en el cajón del escritorio que tenían cerca de la mesa principal. Balbuceando palabras que rimaban entre sí.

—¿Se te ha ocurrido algo nuevo?—. Tine preguntó, mezclando el curry verde antes de darse la vuelta para mirar a su novio. Sarawat no lo miró, solo asintió anotando algo, que el menor supuso que se trataban de nuevas estrofas.

Unas horas antes, cuando estaban tomando té en la cama, hablando sobre su último año en la universidad, Tine tiró a la deriva una tonta idea para conmemorar su tercer aniversario: Componer una canción juntos. Tenía todo el sentido del mundo, porque habían compuesto canciones uno para el otro, en su primer y segundo aniversario. Ahora que se acercaba el tercero sería una gran idea para llevar a cabo.

El menor imaginó que Sarawat se lo tomaría en serio. Cuando las palabras colapsaran en su cabeza correría a buscar una libreta para anotar los primeros versos haciendo esa mueca con su boca cuando algo no le convencía del todo, como lo estaba haciendo justo ahora.

—La cena está lista—. Sarawat seguía sin mirar a Tine.—Deberiamos comer primero—. Tine dejó en la mesa el plato con la comida y se acercó al mayor para tocarle el hombro, intentando llamarlo con la mirada a cenar.

El mayor asintió y le regaló un sonrisa al menor.

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—¿Qué tienes ahí?—. Tine preguntó, sentándose en la cama, apoyando la cabeza en el respaldar. Tomó la libreta que descansaba en las piernas del mayor.—Cualquiera que sea la canción que toque, los encuentro similares de alguna manera, como si estuvieran escritas solo para ti—. Él tarareó la letra en voz baja, captando las palabras en su cabeza.—¿Es lo que piensas?.

Sarawat lo miró con cautela, asintiendo lentamente.

—¿Incluso si es una canción triste?—. El azabache creía saber la respuesta.

—Incluso si es una canción triste, o de amor. Cada melodía y letra de una canción me recuerda a ti, Tine—. Sarawat respondió, con una sonrisa sincera y dulce.

—Eso es...—. Buscó las palabras correctas para describir las emociones que lo golpearon al escuchar esa confesión.—Empalagoso.

Sarawat rió ante tal palabra y señaló una estrofa en la hoja de la libreta.

Tine fijó su mirada en las letras desprolijas escritas a un costado del papel.

Los mismos viejos acordes suenan más hermosos gracias a ti.

—¿Sigue siendo empalagoso?.

—Mucho más que antes—. Tine estaba mintiendo, su corazón lo delataba dando galopes rápidos, al igual que su pecho y mejillas cálidas.—Pero es bonito.

Sarawat lo miró con cariño, con esa sonrisa que dejaba a Tine más nervioso de lo que se encontraba, sintiendo que su cuerpo flotaba en las nubes.

Sarawat le robó un beso y Tine se quedó en silencio.

—¿Se te ha ocurrido algo?—. El menor no respondió.—Es nuestra canción ¿Recuerdas?.

El azabache dudo unos instantes, sin estar seguro de las palabras que quería plasmar en la canción escrita junto a su novio.

—Es increíble ¿Verdad?—. Sarawat habló mientras apoyaba su mano en la cabeza de Tine.—Que nuestro vínculo sea la música. Te conocí en un concierto, creíste verme por primera vez cuando estaba cantando tu canción favorita en el escenario y entendí tu punto de vista sobre las canciones de Scrubb estando contigo en un evento de música.

Tine permaneció en silencio, su corazón volviendo a latir rápidamente, sintiendo esa calidez en el pecho que solo Sarawat podía provocar.

¿Qué haría sin un día no estás cerca?—. Las palabras de Tine fueron un susurro.

El mayor quedó perplejo por la confesión.

Tenía la misma pregunta en su cabeza desde que volvió a ver a Tine en la universidad, quien solo había llegado con una petición bastante particular:

Fingir ser novios y aunque desde un principio se negaba en ayudar, porque sus sentimientos verdaderos estaban en juego, terminó por dejarlos a un lado y creer que estar cerca de Tine no sería tan doloroso.

Lo fue, porque Tine después de un tiempo lo empujó al principio de todo, donde solo debían ser desconocidos, él lo respeto y dejó que sus sentimientos flotaran en una noche de alcohol con amigos, fue confuso, olvidando que más tarde los labios del azabache tocaron los suyos.

Ahora, luego de una confesión trás un concierto improvisado, se volvieron novios, viven juntos, están por graduarse, cumplirán tres años como pareja y se encuentran sentados en la cama intentando componer una canción, pero esa pregunta tonta siempre da vueltas a su alrededor, porque Tine se volvió gran parte de su vida, como compañero de vida y novio.

Perderlo, sería como perderse. Siempre respetaría su decisión, por supuesto, solo tardaría en remplazar ese pequeño lugar en su corazón que solo fue regalado para Tine, quien lo relleno con ese amor inmenso que tiene como ser humano.

—¿Estás bien?—. La voz de su novio retumbó en sus oídos, por ahora, prefería disfrutar el momento.

Todavia estamos juntos—. Sarawat se lanzó encima de Tine, despeinó su cabello antes de hacerle cosquillas y llenarlo de besos.

La guitarra que había dejado a un costado para tirarse sobre su novio cayó al suelo, dejando a los dos hombres alzando las cabezas para ver de que se trataba tal ruido.

—Deberiamos seguir con la canción—. Tine habló mirando a Sarawat, quien se encontraba encima de él.

Sarawat asintió sin moverse y Tine tuvo que recordarle que tenía que levantarse.

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—¿Es lo último?—. El azabache preguntó, mirando al mayor quien escribía las últimas partituras de la guitarra.

—Esta listo—. Sarawat sentenció, dejando la libreta en medio de los dos para tener a la vista la letra.—¿Quiéres comenzar?.

Después de toda una madrugada despiertos, que para suerte se trataba de una noche del sábado, habían terminado de escribir la canción. Con algunos descansos de por medio en donde buscaron chocolate en la cocina para recargar energía.

—Uno...—. Tine comenzó a contar y Sarawat a golpear el instrumento siguiendo el ritmo. —Dos, tres.

No tengo idea de por qué, mi percepción de ti ha cambiado. No te miro como cuando nos conocimos.
Me gustabas entonces, simplemente no sé cuando se convirtió en amor.

Tine escuchaba a su novio con atención, diría que lo hacía para no perder su parte, pero también le gustaba escucharlo cantar, siempre recordaba cuando Sarawat le mostró aquel video dónde le dedicaba una canción de Scrubb: “Your smile”.

Fue la primera vez que alguien le dedicaba una canción de su banda favorita. Su corazón latía tan rápido, su cuerpo estaba caliente, evadiendo el frío que sentía por estar bajo la lluvia ese mismo día.

Los recuerdos se esparcieron en su cabeza.

Viniste a mi vida y causaste un alboroto, pero sin ti extraño ese caos—. Tine tarareó al ritmo de la guitarra de Sarawat, sintiéndo esa pequeña sensación cálida en su pecho.

Tal vez tres años pasaron de encontrarse a Sarawat tocando la guitarra en el escenario, que por casualidad se trataba de su canción favorita y recordar la melodía borrosa del momento le hacía sonreir.

Tine se había acostumbrado tanto al escuchar la voz de Sarawat, de esos versos sin sentido que tarareaba cuando se encontraba cocinando, de los pequeños acordes que tocaba con la guitarra todas las noches, o de las pequeñas rimas empalagosas que le dedicaba, muchas tenían sentido y otras no tanto.

Componer una canción juntos nunca fue una mala idea, porque podía escuchar su voz favorita y pasar tiempo con su novio, el mismo que le provocaba la mayor parte de sus sonrisas, y después todo ese siempre sería su refugio a un día bueno o malo.

La música, tú y yo. | SarawattineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora