🪷Capítulo 14🪷

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<<La felicidad, puede

escaparse entre tus dedos

en un simple segundo>>


El aire de la carretera, azota los mechones de pelo que se han escapado de mi espesa trenza. No puedo evitar cerrar los ojos y disfrutar del olor a sal que llega a mi nariz.

No recordaba lo que me gustaba el mar, la playa, el sonido de las gaviotas... no recordaba como echaba de menos todo lo que ahora mismo me rodea. La música suave inunda la cabina de la camioneta que Maverick conduce, y no puedo evitar sorprenderme al darme cuenta de que estaba tarareando, aunque no reconozco la canción.

—¿A dónde vamos? —Pregunto manteniendo la vista en el paisaje que nos rodea.

—A Pearl City.

Giro mi cabeza hasta clavar mi mirada en el perfil tranquilo y relajado de Maverick.

—¿Lo dices enserio? —Pregunto demasiado emocionada. Bucear por parte de la historia de Estados Unidos es algo que me emociona —. Vamos jefe, dímelo.

La ceja de Maverick se eleva hasta verse por encima de sus gafas de sol y no me pasa desapercibido como una de sus comisuras se eleva mínimamente en su boca.

Vale, quizá me he emocionado demasiado llamándole jefe de esa forma tan amistosa, pero no puedo esconder la ilusión de lo que ha dicho.

—Si. —Alarga su brazo hasta abrir la guantera antes de seguir —. Vamos con un grupo que tiene bastante dinero. No suelo bucear en Pearl, y desde luego no me apasiona meterme por los barcos hundidos en los que seguramente, haya más historia de la que conoceremos nunca, pero esta inmersión va a pagar el sueldo tuyo de dos meses así que, no podía rechazarla.

Suelto un pequeño gritito de alegría, y no solo por la cantidad de dinero que implica bucear allí hoy, sino porque bucear en Pearl ha sido mi sueño desde que empecé a sentir más amor por el mar que por la tierra.

Muevo la cabeza y parte del cuerpo al ritmo de la música mientras una sonrisa de tamaño preocupante, se mantiene en mi cara, mientras veo la mano de Maverick rebuscar algo dentro de la guantera.

—Joder. —Gruñe volviendo a poner su mano en el volante —. Odessa, en la guantera hay un bote redondo metálico. ¿Puedes buscarlo?

Meto mis manos en la guantera mientras sigo moviendo la cabeza al ritmo de la música. Papeles, una funda de gafa, más papeles, un boli... y por fin. Mis dedos tocan algo redondo con tacto metálico.

Lo saco con cuidado de la guantera. No sé que puede ser y desde luego, aunque nada puede quitarme la ilusión que llevo ahora mismo en el cuerpo, no quiero tentar la suerte y que pueda ser algo que se rompa con demasiada facilidad.

El aire abandona mis pulmones de golpe y mis ojos empiezan a escocer por las lágrimas cuando veo lo que ponen las letras del bote. Twizzlers twists. Abro el bote y el olor tan sumamente familiar azota mi nariz haciendo que mi estómago se retuerza.

Doce, trece, quince...cuento hasta veinte palos de regaliz negro que se burlan de mi desde el bote que ahora mismo, empiezo a arrepentirme de haber encontrado y, sobre todo, empiezo a arrepentirme de haberlo abierto.

—Odessa. —La voz ronca de Maverick me llega ahogada —. Odessa, ¿qué ocurre?

—¿Te gusta el regaliz negro? —Pregunto de manera estúpida. Claro que le gusta, sino no habría un bote lleno en la guantera de su coche.

Sigo mirando el bote sin parpadear, cuando Maverick aparca el coche cerca de la laguna en la que bucearemos hoy, y mis ojos se niegan a parpadear incluso cuando las manos morenas y grandes de mi jefe, me arrebatan el bote de la mano.

Redención #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora