🪷Capítulo 29🪷

5 2 0
                                    

<<La felicidad te rodea; solo

tienes que observar con 

atención>>

Supervivencia. capacidades que cualquier ser vivo posee a la hora de sobrepasar circunstancias específicas que pueden atentar contra su vida.

Esa es la palabra que define mi día de hoy. Conseguí no vomitar mientras hacia la inmersión con los puñeteros adolescentes que celebraban su entrada a la universidad y había conseguido mantener un poco de arroz y pavo en el estómago junto a un zumo de limón.

Había vencido. Eso sí, cuando terminé de trabajar, fui al médico de urgencias por si al día siguiente me encontraba mal poder tener una excusa para no ir a trabajar, así que ahora tenía mi cabeza bajo el agua caliente en la ducha y con un maravilloso informe médico que dice en letras casi fluorescentes, que tengo una intoxicación alimentaria.

Jodete Maverick, hoy me has hecho sufrir, pero ahí tienes la prueba de que estoy enferma de verdad. Salgo del baño y me envuelvo en una suave toalla morada y con otra, enrollo mi pelo para quitarle tanta agua como pueda. El color ha vuelto un poco a mi cara. Al menos ya no estoy gris como el cemento, simplemente estoy pálida.

Abro el armario del baño en el que está el botiquín de Maverick y recuerdo las palabras de Tina. ¿Debería mirar lo que tiene?, quizá tendría que valerme con lo que Tina me ha contado esta mañana, y asumir, que no tiene ni un triste bote de aspirinas, pero la curiosidad me puede y no puedo evitar abrirlo y ver todo lo que había.

Miento si digo que no es algo que me sorprenda, pero tengo que decir que Tina tiene razón. En este botiquín solo hay dos cajas de tiritas, vendas, gasas y pomada para los golpes.

No había pastillas para la acidez de estómago, ni había aspirinas, ni si quiera alcohol para desinfectar las heridas, y eso no era lo más normal del mundo, porque todo el mundo tenía que desinfectarse alguna herida en algún momento de su vida.

—¿Vas a tardar mucho? Necesito ducharme.

La voz de Maverick a través de la puerta, consigue que el botiquín se me caiga de las manos y aterrice con un ruido imposible de no oír contra el lavabo. Bien, la discreción no era lo mío.

Froto mi cara con la mano, y lo coloco todo en su sitio antes de abrir la puerta y encontrarme a Maverick con mi informe médico frente a la puerta del baño.

—¿Tampoco te va a valer el informe del médico si mañana no me encuentro bien?

—¿Qué cenaste anoche?

—¿Enserio?, ¿eso es lo que te preocupa ahora? —Su gruñido de enfado sumado a la manera de mirarme con una de sus cejas levantadas me hacen darme cuenta que no tiene paciencia y que quiere que conteste —. Cené lo de siempre. Hamburguesa de pollo muy hecha. Solo me sentó mal.

Un sonido parecido a una risa sarcástica sale de su garganta mientras acerca el informe hacia mí. Dudo si cogerlo porque sigo en toalla y que se me caiga delante suya no es una opción, aunque dado el rumbo de los acontecimientos, ni si quiera creo que le influyera en algo volver a verme desnuda.

—La próxima vez que toques las flores de los centros de las mesas, procura lavarte las manos. —Esta vez la risa sale demasiado alta de su garganta cuando ve mi cara y camina para entrar al baño —. Ni si quiera te lo dijo. Esas flores tan preciosas, blancas con el centro rosa y pequeñas que son tan populares en los centros de mesa, son venenosas Odessa.

Cojo el informe de mala manera y lo veo. No me he molestado en leerlo, me he conformado con la explicación del médico de urgencias y con saber que no voy a morir abrazada a la taza del baño.

Redención #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora