Amor y Justicia - Neuvillete x Wriothesley [RETOMADA]

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Se podría decir que al dragón soberano de Fontaine le gustaban los ambientes "tristes", este prefería los dias lluviosos ante los soleados, bastante obvia la razón, ¿cierto? La tranquilidad que aquel ambiente le brindaba a Neuvillette era indescriptible.

Al administrador de la Merópide también le llegaba a gustar cierto ambiente, esa tranquilidad era perfecta para disfrutar de un buen té.

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Esa tarde quizás fue bastante tranquila, demasiado a decir verdad. Habían pasados varias semanas desde que la película que cierta princesa de Inazuma protagonazió se estrenó, un total éxito. El duque gozaba de un té en la comodidad de su oficina, su espalda recostada contra el sillón, sus ojos entrecerrados, degustando la infusión. Wriothesley era bastante fanático del té y todo lo que tenía que ver con las infusiones, estaban simplemente deliciosas. Podría ir a Inazuma o Liyue y la única razón por la que iría serían sus infusiones. Al dejar la taza de té sobre la mesa, este pasó el dedo índice por sus labios, estaban en una época en la que Fontaine se inundaba de frío, más de lo común, obviamente por el invierno. Sus labios se sentían algo rotos, deshidratados, lamerselos o morderlos nunca ayudaba.

Él era de los que pensaba que con lamerse los labios haría que se hidrataran, pero eso causaba lo contrario.

Juraría por la mismísima arconte del Hydro que la forteza se sentía demasiado silenciosa, tranquila. Era algo que no era bastante común para Wriothesley, normalmente escucharía a los reclutas discutir, hablar en tono alto hasta más no poder, hacer quehaceres. Él bostezó y se puso de pie, él tenía que saber qué era lo que pasaba y qué causaba este silencio tan... Relajante pero a la vez inquitante, era de esas sensaciones en las que aun que no pasaba nada, siempre pasaba algo. Se dispuso a salir de su oficina, no sin antes acabar a sorbos lo restante de su taza de té.

Salió de la oficina solo para encontrarse que no pasaba nada, pero... ¿Por qué tenía la sensación de que sí pasaba algo? ¿Qué era esa sensación? Aun que la sensación seguía ahí, Wriothesley no podía descifrar la causa de esa sensación, por lo que dio un par de pasos más y giró la cabeza hacia ambas partes, derecha e izquierda, solo para ver que los reclutas hablaban, una hasta le saludó coquetamente, cosa que al duque no le extrañaba para nada, tenía fama de ser imponente y bastante atractivo y a pesar de estar en sus 40s, había gente que llegaba a pensar que sus canas eran solo extensiones blancas para darle ese toque en el pelo.

Al ver como todo estaba en su sitio, el duque se alejó de los pasillos oscuros de la forteza y volvió hacia su oficina, cerrando el portón detrás suyo. Exhaló con pesadez, en parte con decepción y con la sensación tan extraña de antes. Se pasó una mano por el pelo y abrió los ojos, mirando a los alrededores de la oficina.

Podía recordar a la perfección la última vez en la que vio al viajero pasar su último dia en Fontaine, acompañada de su amiga, esa niña flotante con esa voz tan chillona, recordaba el adiós y la promesa de volver a Fontaine algún día, y de que su viaje debía continuar. Wriothesley había escuchado que la próxima parada del viaje era Natlan, el país gobernado por el arconte Pyro. Aun que también llegó a escuchar que antes de eso, la viajera iría a Liyue por el rito de la linterna, una festividad común de Liyue. Cualquier de esos dos rumores que escuchó por parte de Charlotte y Lyney, poca importancia le daba la mente de Wriothesley.

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Neuvillette revisaba papeleo, se sentía algo solo desde que Furina se fue, le gustaba su compañía, sus extravagancias llegaban a darle algo de compañía, le daban la sensación de que no estaba solo, de que siempre tendría a alguien a su lado. Tenía esa costumbre por siglos, pero el repentino abandono de Furina le dejó con ese vacío. Haber presenciado la muerte de la mismísima Foçalors tampoco ayudaba de mucho, sus últimas palabras habían quedado plasmadas en su mente.