Madison, no me quiero ir.

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- ¿CÓMO QUE NO HAS EMPEZADO TODAVÍA CON LA MALETA?- Me grito mi mejor amiga desde el otro lado de la linea.

- Es que no se que meter.- Contesté sinceramente, nunca me había alejado de mi casa y me daba mucho miedo el simple hecho de pensarlo. ¿Qué iba a hacer yo sin los gofres de mi padre para desayunar? En mi opinión, no iba a sobrevivir.

- Voy ahora mismo.- Por su tono serio, supe que era verdad. Madison nunca mentía, ella siempre respondía con sinceridad, te gustase o no lo que diría. La verdad, creo que por eso es mi mejor amiga, nunca me ha ocultado nada y siempre me ha ayudado en todo, fue mi mayor apoyo cuando pasó lo de mi madre. Solo de pensarlo siento escalofríos.

Efectivamente, cinco minutos después sonó el timbre de mi casa. Era obvio que no iba a tardar mucho en llegar, no vive al lado mio, ya que hay una casa en medio de las nuestras pero aun así son treinta metros los que nos separan. De pequeñas soñábamos con destruir esa casa para poder hablar desde la ventana, pero el día que Madison cojió un cuchillo para hacerlo su padre la castigó. Pensándolo bien, no iba a llegar muy lejos con ese cuchillo pero ella sentía que así la casa simplemente desaparecería. Fui a abrir la puerta.

- Ya ha llegado la mejor amiga del mundo, es decir, Madison Shaw. Buenos días Robert, hola Maggie. - Saludo a mi hermana y a mi padre para después dirigirse a mi habitación.

- ¿Qué se supone que tengo que meter en esa maleta?- Pregunté, aunque a mi amiga la respuesta le pareciera obvia, yo no lo tenía tan claro. ¿Cómo se supone que meto toda mi vida en un espacio tan pequeño? Pensé en meter a Maggie pero yo creo que no le haría mucha gracia.

- Ropa, toallas, neceser, zapatos y esas cosas Arlie, no es tan complicado.

- Vale, ayudame a sacar toda la ropa del armario.

- ¿Toda?- Preguntó Madison con una cara de desesperación, la verdad es que no tenía especialmente poca ropa, a mamá le encantaba la moda y siempre ibamos de compras juntas.

- Sí, toda. Luego haremos una selección.

- Va a ser una tarde muy, muy, pero que muy larga.

- Pues empecemos ya.- Le dije con una sonrisa de oreja a oreja.

- Arlieson al poder.- No se por qué exactamente, pero a Madison siempre le había gustado juntar los nombres de las personas para simbolizar su vínculo. Nosotras éramos Arlieson, según ella sonaba mas cool que Arlie y Madison.

Pasaron más o menos dos horas cuando acabamos de elegir todo lo que ibamos a meter en la maleta, se me hizo bastante díficil escoger pero con la ayuda de Madison lo conseguí. Al acabar, ella me agarró del hombro como señal de victoria.

- Piensa alto, Arlie. Mañana cojeremos un vuelo que cambiará nuestras vidas, llegaremos a un sitio nuevo con mucha gente nueva. Solo nos rodearan nuevas oportunidades, además, hay más posibilidades de que haya chicos guapos, bueno, más que en nuestra pequeña ciudad seguro.

- Madison, no me quiero ir.- Confesé. Por mucho que fuera verdad lo que ella decía, me dolía tener que dejar toda mi vida atrás. No podía dejar a mi padre y a Maggie, los quería más que a nada en el mundo. 

- Te entiendo Lini.- Solo ella me podía llamar así, antes del accidente mi madre le había contado que me llamaba así. Le dijo que era por su flor favorita, la flor de lino, esa era la flor del ramo en el que mi padre escondió el anillo para pedirle matrimonio. Y ese mismo día, mi madre le contó a mi padre que estaba embarazada de mí, por eso yo era su flor de lino.

- Papá y Maggie, Madison. Solo ellos dos. ¿No crees que papá se sentirá solo cuando Maggie tenga clases de ballet? No quiero Madison, ya perdí a mi madre, no puedo alejarme de ellos.

- Robert es un hombre fuerte. Y qué decir de la pequeña Maggie, es una luchadora. Arlie, te prometo que los visitaremos cada vez que podamos. Te lo prometo.- Me dijo mirándome a los ojos, sus ojos marrones eran preciosos y tenían un brillo que pocos más tenían.

- Te quiero, Madison.

Después de nuestra charla, estuvimos contando anécdotas de todos los últimos años. Aquella vez que mezclamos helado con queso y terminamos vomitando tres días, aquella vez que le acompañé a una cita con un chico que después nos enteramos que era su primo, aquella vez que dimos una vuelta en bicicleta y acabé en el dentista poniéndome dos dientes postizos, aquella fiesta en la que tuve el primer y único contacto con un chico aunque no saliese muy bien, aquella vez que tuve que separar a Madison y a otra chica por que se peleaban por el último trozo de pan en el comedor del instituto... Sin duda, lo iba a echar de menos.

***

Nota de la autora: ¡Holaaaaa! Bienvenidos a esta nueva historia. Este es el primer capítulo y a partir de ahora conoceremos el destino de Madison y Arlie en la universidad. ¿Cómo creeis que sobreviviran? Si os ha gustado este capítulo, no olvideis votar la historia. Besos, Miz <3






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