Capítulo uno: Pétalos que se vuelven traslúcidos

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Creo que nunca había sido tan miserable estando en mi país

Llegué a casa asustando a todos ahí, ni siquiera entendía hasta que entré al primer baño de mi casa mirando mis ojeras lilas. Luego, explicarle a mis padres que estaba de regreso fue solamente revivir el infierno, ellos nunca me habían visto llorar, quizá en más de diez años era la primera vez que lo hacía. Y también fue la primera vez que decía la frase que iba a repetirle a cada persona que sabía de ella y yo

Por favor, no vuelvas a preguntarme ni a contarme nada relacionado a ella nunca más

¿pero de qué servía?

Si la encontraba en todos lados

En la letra de la música que escuchaba, en los personajes de las películas o series que veía, en los lugares que visitaba y el instinto de enviarle una foto era un recordatorio cruel de que ella ya no estaba en mi vida y nunca lo iba a volver a estar

Conseguí un teléfono nuevo donde poder rescatar mis relaciones con aquellos que había querido en Los Ángeles y debía mantener, guardé mi primer teléfono en lo más alto de mi armario, porque no podía borrar nuestras fotos ni los mensajes

Porque quizá, solo quizá, algún día podría verlos y recordar con un cariño que no duela la primera vez que amé

La única

No podía ser cierto el cliché de cuando el primer amor se termina creemos que nunca más volveremos a amar igual

No era mi caso

Nadie me había gustado antes de ella y no volvería a pasarme en la misma intensidad

Me dejó

Me dejó sin importarle toda la mierda que me decía mientras estábamos en la cama, la promesa de tener una vida juntas, son las cuatro de la mañana y el cuerpo, los ojos, el alma me duele de tanto llorar. Los bebés, los estupidos bebés de los que tanto había evitado hablar cuando en realidad me llenaban de felicidad. Felicidad de saber que ella me quería de verdad

¿Todo fue mentira Victoria?

¿qué te hice?

Si solo te amé, Dios, no puedo más

Quiero volver a ella

Una semana encerrada en casa y en medio de la noche me había decidido a romper mi promesa a mí misma de respetar su decisión

Tomo mi teléfono y busco su número

No...

Lo borré

Yo sabía que iba a hacer esto y lo eliminé

No podía preguntarle a mis amigos

Apenas el amanecer pinta el cielo de este azul claro voy a la habitación de Aiden, lo veo dormido boca abajo con Simone a sus pies —Aiden...—llamo sentándome con cuidado colocando una mano en su espalda, lo sacudo levemente y abre los ojos jadeando —lo siento lo siento—parpadea confundido mirándome, respira profundos estirándose e incorporándose, me hace una señal para que hable —¿puedes recuperar un número que borré?— la humillación me baña el cuerpo pero es lo único que se me ocurre, ladea la cabeza frunciendo el ceño, le extiendo mi viejo teléfono y lo toma entre sus manos

Masterpiece [Young Miko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora