Capítulo 1

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Tus Bonitos Ojos

El sol brillaba esplendorosamente, el viento balanceaba la copa de los árboles y el pasto que envolvía las praderas detrás de castillo, uno de ellos un gran campo de margaritas.

En el paseaba un hermoso chico rubio y ojos tan azules como el cielo, un bonito omega de un aroma a naranja con toques de miel, era ciego pero eso impedía que disfrutará de él aroma de una de sus flores favoritas. 

El era él primer príncipe de aquel reino, pero como no era su hijo lejitimo la gente lo ignoraba e incluso lo trataba mal.

—. Principe!.— Gritó un mujer de una avanzada edad mientras lo buscaba.

—. Nana? .— Trago grueso sujetando sus ropas.

Su Nana era una beta de ya avanzada edad, sin pareja ni hijos, ella era la clara definición de SOLTERONA, tal vez por eso se desahogada con el pequeño omega, quien era bonito y con posibilidades de tener un buen partido, a diferencia de ella quien no podría comprometerse debido a su edad.

—. Ahí esta!.— 

Lo tomo de la muñeca y se lo llevaba devuelta al palacio rapidamente, o bueno, la rapidez que le permitían sus piernas.

—. Nana... No,porfavor, no quiero ir se lo suplico.—rogó el rubio mientras tiraba de la mujer.

—. ¿Pensaba huir?, ¿eh?.— reclamo la beta mientras lo arrastraba con más fuerza —.Hoy es la ceremonia mi príncipe, es una orden de Rey que usted esté listo.—

Y así se lo llevo hacia sus aposentos, los cuales tenían muebles algo desgastados y unas paredes algo agrietadas, siempre estaba limpio, el Omega las limpiaba con dificultad cada mañana apesar de su ceguera, aunque dejaba una que otra mancha de polvo intentaba dejar todo limpio.

La noche cayó y la servidumbre llamó a su puerta, si eso se lo podía decir a que entraran a la fuerza y lo arrastraran hacia los baños.

Todos eso sirvientes eran omegas, lo bañaban con cuidado dejando cada parte de el limpio, era la primera vez que lo bañaba alguien que no fuera el mismo, se sentía ligeramente incómodo.

Una vez listo devuelta en su habitación, lo vistieron con ropa nueva y joyas, llevaba una especie de vestido, si le podría decir así, la parte superior tenia mangas hasta su antebrazo y de ahí colgaba unos cuantos centímetros de tela, su cintura estaba al descubierto, un faldón caía a partir de sus caderas y en el había dos aberturas que dejaba ver sus piernas al caminar, una joya delineaba su cabeza al igual que una corona pero esta era una tira y de ella caían más al rededor de ella, sus caderas eran delineadas por una igual.

—. Principe, usted se ve muy bien.— Alago el pequeño beta que lo guiaba hacia su padre.

El omega no dijo nada, cuando llegaron a puertas del palacio donde su padre se encontraba escucharon voces discutiendo.

—. Cumpla con su palabra.— le ordenó a su contrario el soberano.

—. Cumpliré mi palabra, a diferencia de usted que atacó el prado Yiang hace unos meses.— reclamo el alfa.

—. Hemos llegado aún acuerdo, me aseguraré de no fallarle Señor.—

—. El principe ha llegado.— Anunció el sirviente.

Así fue el chico había llegado, una venda de seda cubría sus ojos pero eso no ocultaba la belleza que tenían enfrente, los alfas lo miraba con una lujuria que se persevia a kilómetros, su líder gruñó algo que hizo que desviaron la mirada.

Lo que la luna nos enseño | SASUNARU | OMEGAVERSE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora