Sin lectura previa de mi fanfic CICUTA, se perderá el hilo de las siguientes escenas.
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Mateo
Luego de esperar varios segundos, mi novia apareció detrás de la puerta de su casa y su cara de felicidad al verme me hizo reír.
—¿Viste que no iba a llegar tarde, trastornada?— hablé una vez que la saludé con un beso en sus labios.
—Cerrá el orto, eso me dijiste vos y me la creí— manifestó cambiando por completo su cara, eso me hizo reír el doble.—. Te trajiste todo, ¿no?— preguntó.
—Todo.
Último repaso antes de rendir las previas de matemática. Estaba sólido y venía con los conocimientos bastante aprendidos, pero una repasada más no me iba a afectar.
—Está mamá, pero en un rato se va porque tiene que acompañar a papá al chequeo— avisó antes de que entremos a su casa.
—Hace mucho no la veo a tu vieja, la extraño más a ella que a vos.
Ese comentario la hizo verme con una ceja alzada.
—Que te explique ella matemática, bobo— reprochó.
—No te me hagas la mala que ayer eras todo lo contrario, ¿o te tengo que recordar lo que me decías por chat?— pregunté, haciéndome el interesante. Franccesca quedó muda.— Boba— imité.
—Llegás a decir eso en frente de mí mamá y te parto la cara al medio— amenazó.
—Partime la cara de un beso mejor— pedí, y al ver cómo su semblante cambió para bien, yo me reí.
Me trata a mi de no aguantarme una y bien que ella se ablanda al primer chamuyo.
Terminamos pasando y ya vi a mi suegra leyendo un libro en el sillón, pero no tardó en quitarse los lentes apenas me vio cruzando esa puerta. Todavía me cuesta entender que tenga tan buena relación con ella cuando apenas la conocí hace menos de un mes.
—¿Cómo andás, Mateo?— me saludó la mayor, parándose a saludarme con un beso en la mejilla.
