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Advertencia: Este one-shot es parte del canon. Contiene algo de angst.

Se recomienda discreción.
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Despedirse.

Es algo que suena muy...doloroso. Es algo muy doloroso. Gojo no disfruta mostrar su dolor, así que despedirse claramente no es lo suyo.

Entonces, ¿qué se hace en situaciones como esta? ¿Simplemente debería quedarse callado y quieto? ¿Aún cuando la persona que más ha amado está agonizando en frente suyo?

Ya le había dicho sus últimas palabras, ya le había prometido que se volverian a ver, ¿entonces ahora qué? Se quedó callado, mirando el suelo mientras pensaba desesperadamente que podía decirle a Geto. ¿Qué haría ahora? Sin previo aviso, el pelinegro llamó al de ojos azules.

—...¿qué harás ahora, Satoru Gojo?— al ver que no habría respuesta, Suguru rio con bastante dificultad —anda, ven aquí, por favor...—

Con algo de duda Satoru avanzó hasta llegar adonde Geto, para después sentarse justo a su lado. Quería decirle tantas cosas, quería solucionar esto...

—...puedo escuchar tus pensamientos desde aquí, Satoru..—

Satoru, Satoru, Satoru...

—Yo podría salvarte...creo que aún hay solución a esto...—

—No creo...

Geto empezo a sentir como le faltaba el aire y su cuerpo cedió al cansacio por completo, por lo que recargó su cabeza en el hombro de Gojo, quien no se inmutó en lo más mínimo. Gojo tenía miedo y Geto sabía eso.

—Esto no tiene solución, Satoru...—

—Cállate, yo sé que sí la hay, solo...déjame pensar—

—Satoru no— el mencionado volteo a ver a Suguru, quien le sonrió dulcemente mientras varias lágrimas salían de sus ojos cafés —déjame morir...—

—¡No digas eso maldito loco! Solo...s-solo—

Gojo volvio a su posición inicial, mirando fijamente la pared de en frente. No quería ver a Suguru. No quería verlo morir. Geto volvió a reir con tristeza mientras seguía llorando.

—Yo, solo quiero pedirte algo...antes de que me muera— Satoru no contesto, por lo que Geto continuó hablando —por favor, cuida a mis niñas; protegelas por mí. No quiero que les pase nada, son mis niñas, mis amadas niñas...—

Geto volvió a llorar, esta vez mientras emitía quejidos desgarradores de dolor y agonía. Si el pelinegro seguía así, Gojo se volvería loco; ya no podía soportar esa situación tan horrible. Su amado estaba sufriendo y él solo lo miraba, se sentía tan inútil.

Llego un momento en el que Suguru se dio cuenta que su corazón latía muy, muy lentamente. En unos momentos se moriría. Pudo ver la cinta de su vida reproducirse por última vez: podía ver a Shoko, a Yuu, a Mimiko y Nanako, al tonto de Yuta; podía ver a Satoru. Un enorme chorro de sangre salió de su boca, mientras intentaba desesperadamente ver por última vez los ojos azules de su chico. Pero Gojo no volteaba a verlo, no era capaz de hacerlo.

—Nos volveremos a ver, Satoru...— dijo Geto.

—Te lo puedo prometer, Suguru—

Ahí, sintiendo el último latido de su corazón, Suguru Geto dió su último suspiro mientras decía con la voz quebrada:

"Te amo tanto Satoru"

Cuando Satoru escuchó eso abrió los ojos en grande. Geto ya no emitía nada, ni energía maldita ni movimiento, ni calor. Pero el subconsiente del albino se negó a creer esto.

—Suguru...— llamó, pero no recibió respuesta.

Entrando en desesperación, Gojo volvió a llamar a Suguru, pero tampoco recibió respuesta.

—Suguru, por favor— solo hay silencio —Suguru—

—Suguru por favor, responde. Te lo ruego—

Obviamente ahí solo estaba él y...un cadáver bañado en su propia sangre. Junto a él no había más que el cuerpo de la persona que más había amado en el mundo.

"No hay maldición más retorcida que el amor"

Negandose a aceptar eso, Satoru empezó a negar violentamente mientras su respiración tomaba un rumbo muy irregular y desesperado. Se jaló los cabellos con rabia mientras un río salado salía de sus ojos. Solo podía sentir el peso de la cabeza de Suguru sobre su hombro.

Despedirse es algo muy doloroso, y a Gojo no le gusta expresar su dolor. Pero eso terminó siendo su maldición.

Gracias a eso Suguru murió agonizando, murió hablando solo, murió sin una despedida decente.

Y Satoru solo miró.

Por última vez.