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Cuando las luces se encienden y la enfocan, su alma se dinamita. Los gritos del público la ensordecen pero nunca molestan. El primer choque de baquetas acompañando el único acorde de guitarra y sus nervios cesan.

El par de ojos marrones pertenecientes a un joven rubio se posan momentáneamente en cada movimiento, cómo se deja llevar en el momento. La guitarra parece olvidada, ya que él sólo se centra en ella, lo demás no importaba en absoluto.

Al cantar, ya no logra verla, pero la puede sentir. Sentir toda esa energía que emana cada vez que se sienta atrás de ese set de batería y golpea y se libera como si no le importara nada más que la música.

Segunda vez que tocan este tema en vivo, y la gente del Gran Rex ya está prendida fuego. Se escuchan los gritos y se ve el movimiento de masas al llegar al solo. Un sentimiento increíble. Y ella lo siente, se siente en el ambiente esa energía única que dan los fans y sólo los fans.

Detrás del escenario una vez finalizada la presentación, los festejos no cesan. Lata de cerveza por ahí, puteada por acá, gritos y ovación. Todo el ambiente se siente encendido. Es uno de los mejores shows que ella ha dado en su vida, y cierto rubio se da cuenta al no poder parar de mirarla. La admira, realmente admira su capacidad de dar un show, de tocar como toca y de sentir la música como la siente.

Los ojos oscuros de ella se posan en él, y los alrededores parecen desenfocarse por un segundo, sólo hasta que su hermano mayor lo agarra de los hombros y lo da vuelta para su lado, haciendo que se desconecten.

Hacelo Por Mí ; - Guido A. SardelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora