6; escape

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Un golpe suave en el cuello me sacó de mis pensamientos. Miré para adelante y después para al costado, hacia los rizos rubios que tenía al lado.

-Te re fuiste, ¿Todo bien?- Me preguntó con un susurro. Pestañeé una, dos veces, y le sonreí.

-Pensaba, nada más.- Le respondí simple. Y era verdad. Me quedé pensando en la secuencia de hace unos días con Pato; quedarnos tarde en el estudio, la charla larguísima sobre la gente y los humanos, ideas para temas futuros, por qué se estaba dejando crecer el pelo, etcétera. Fue una charla muy linda, y me encantó hablar con él. Últimamente estamos acercándonos cada vez más el uno al otro. Ya se muchas cosas y logré captar modismos propios suyos.

Guido se quedó callado al lado mío, y volvió a mirar para adelante.

Estábamos en el estudio junto al manager y a la productora, quienes nos estaban dando sermones sobre cómo es el mundo de la música, que podemos esperar, bla bla bla. Cosas que no me importaban en absoluto, y parece que a Guido tampoco porque cuando lo volteé a ver, estaba en la suya jugando con una de sus pulseras.

-¿Soy la única a la que le chupa un huevo lo que nos está diciendo?- Pregunté al aire, pero lo suficientemente bajito como para que sólo el rubio pudiera escuchar. Lo ví soltar una risita y me miró.

-Creeme que no, lo único que quiero es tocar. No hay nada que me llame menos la atención que los negocios.- Susurró mientras se acercaba despacio a mí, para que sólo yo pueda captar lo que decía.

Ahora fue mi turno de soltar una risita, procurando estar lo más callada posible.

- Le voy a pegar una sopapa en la cabeza al pelado este.- Se rió. -Pelado mala onda.-

Los dos aguantamos la risa.

-Ni que fuera Phil Collins, qué tanto iba a saber, ¿No?- Los dos nos reímos de nuevo.

Un chasquido de lengua del lado de Gastón nos calló a los dos. Lo miramos inmediatamente y supimos que después de esto se venía la cagada a pedos más grande del mundo. Con Guido nos miramos de reojo.

-¿Nos escapamos?- Preguntó bajito. Sabía lo que se venía. Asentí y lo ví sonreír para después volver a prestarle atención al productor. Estaba dando un monólogo de lo que era dividirnos las ganancias para que sea justo, que no sea en partes iguales y bla bla bla, también sobre pagarme a mí y otras cosas que ni me importaban.

A ver, la plata si me importaba, pero ya es algo que hago por gusto y no porque me paguen o algo así. Mi mamá también me dijo que le avise cuando me paguen; le dije que le avisaba y si necesitaba le prestaba, que lo hacía porque me gustaba y no porque buscara algún lucro. Igual estos pibes insistían en pagarme aunque les diga que no hacía falta. Este es mi primer mes de trabajo, por así decirlo, así que en unos días me estará llegando mi parte, supongo. No lo sé, los negocios y los números nunca se me dieron bien, yo soy más del arte y la música y todo eso, como ya está claro.

El monólogo terminó y me di cuenta cuando Guido me agarró de la mano y me dijo que saliéramos rápido y que le tiene terror a Gastón porque lo miró mal. Así que salimos corriendo para atrás del estudio bajo los gritos cansados del Sardelli mayor. Los dos nos reíamos fuerte mientras pasábamos puerta por puerta, haciéndonos bromas entre los dos y riéndonos más fuerte cuando uno se tropezaba o el otro se golpeaba contra una pared o algo.

Los dos nos escondimos en una sala aparte, dónde habían un par de instrumentos. Guido cerró la puerta y apoyó la espalda, mirándome con una sonrisa de oreja a oreja. Yo todavía seguía medio tentada y no podía parar de mirarlo. Algo en él se me hace totalmente atrayente, como si quisiera pasar mi vida al lado suyo.

Ah re loquita. Igual si soy.

-Cuti nos va a matar.- Dijo mientras se peinaba el pelo rubio para atrás y suspiraba. Asentí con una sonrisa divertida. Eran los momentos así que realmente apreciaba haber encontrado amigos en estos chicos. En éste chico en especial, que aunque no nos conociéramos del todo, tener más o menos la misma edad y los mismos gustos hacían que nos acercaramos el uno al otro sin darnos cuenta realmente.

-No si le hacemos ojitos de perrito.- Dije, acercándome a donde estaba él y sentandome a su lado, con la espalda apoyada en la puerta.

Guido soltó una risita aireada y después todo fue silencio, exceptuando los ruidos de fondo de las otras personas al rededor nuestro en otras salas del estudio entero.

Me percaté del silencio incómodo en el que habíamos caído y carraspeé, intentando cortar la tensión. Sentí la mirada del rubio sobre mi cara y me acomodé en mi lugar.

-¿Qué hacemos ahora?- Pregunté al aire sin esperar una respuesta realmente, sólo quería hablar con él.

Lo escuché murmurar un "no sé", y volvimos al silencio incómodo. Se empezó a escuchar música de fondo y supuse que alguien estaba ensayando algo.

-Me gustó el dibujo.- Dijo de la nada y me sobresalté un poco. ¿Eh?

-¿Hm?- Lo miré ladrando la cabeza un poco inconscientemente.

-El dibujo. Pato me lo dió. Dibujas muy bien.-

Me mato.

Le dió el dibujo que hice.

No que vergüenza.

-Ah.- Fue lo único que me salió para desviar la vista a mis pies. Me abracé las rodillas y apoyé el mentón en ellas. -Gracias.- Murmuré y lo escuché reírse bajito.

¿Por qué carajo se lo dió?

Bah, primero que nada, ¿Cómo lo consiguió? Yo lo guardé en mi campera y la campera me la llevé a casa. Yo le dije que no le diga ni le insinue nada, dios que tipo metiche. Lo detesto. Lo voy a asesinar lo juro.

-¿Querés hacer algo?- Salté un pocó del susto, su voz me tomó por sorpresa. Lo miré de costado y le levanté las cejas. -No sé, salir a algún lado.- Dijo sin mirarme y sentí que estaba nervioso.

¿Me estaba invitando a salir?

Guido Sardelli, de Airbag, mi compañero de banda del que quiero saber más y juntarme más ¿Me estaba invitando a salir?

-Me encantaría.- Me sinceré y pude notar su sonrisa orgullosa.

Eso que yo tenía miedo de pedirle salir, menos mal que agarró la primera mano porque sino no se que haría.

-¡Guido! ¡Nene!- Se escuchó a Gastón de fondo y los dos nos miramos cuando escuchamos sus pasos acercarse. Me mordí el labio intentando suprimir una sonrisa pícara, y Guido miró para abajo, los dos intentando hacer el menor ruido posible.

Me señaló con la cabeza la salida de atrás, y cuando escuchamos el picaporte de la puerta en la que estábamos apoyados, salimos corriendo, intentando escapar.

Gastón nos vió porque escuchamos una queja y una puteada de su parte, pero logramos salirnos con la nuestra y llegar hasta la entrada principal después de escabullirnos como mejor sabemos. Esto de tener una edad física y mental parecidas es lo mejor del mundo.

Hacelo Por Mí ; - Guido A. SardelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora