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R econociste el hotel desde lejos, gracias al gran cartel que colgaba sobre él. Tus manos temblaban ligeramente por la duda de cómo reaccionaría Charlie a vuestro inesperado reencuentro. Soltaste un último suspiro antes de salir del taxi que te había dejado allí, caminando lentamente hacia la entrada del lugar.
Frente a la gran puerta de cristal, te detuviste. ¿Qué deberías decirle a tu hermana? ¿Seguiríais siendo igual de unidas o... habría perdido la confianza que alguna vez tuvo contigo? No lo sabías, pero lo descubrirías en escasos segundos. Sentías temor por estos pensamientos, es por eso que paraste un momento antes de responder a las cuestiones incesantes de tu cabeza.
Cuando volviste a la realidad, te fijaste en que la puerta estaba ligeramente abierta, así que la deslizaste a un lado para echar un vistazo al hall. Era más espacioso y grande de lo que parecía desde afuera. Bajaste la mirada y te encontraste con lo que parecía ser una niña pequeña... un cíclope.
Su único ojo te miraba expectante antes de mostrar sus afilados dientes en una sonrisa perturbadora.
—¡Hueles tan bien! —habló la de menor estatura, observándote desde todos los ángulos posibles a la velocidad de la luz. Se detuvo un momento para observar tu cabello rubio que colgaba bajo la capucha.— ¿Puedo quedarme un cachito de pelo? Con una sonrisa nerviosa, apartaste a la niña terrorífica de tu cabello.
— ¡No! —la giraste sobre sus pies y le diste unas palmaditas en la espalda. — Mejor vete a jugar, ¿sí?
— ¡Vale!
Y con la misma ilusión con la que se acercó a ti, se dirigió a lo que parecía ser la cocina para poco después salir de esta con un cuchillo y comenzar a perseguir a las grandes pulgas que había en una alfombra frente a la chimenea.
— ¡Chicos, qué pas-— preguntó la reconocible chica alta de cabello semejante al tuyo,colocando lo que parecía ser un cartel de bienvenida— ...Yo...¡¿Estoy soñando?!
Con rapidez y una alegría palpable en su rostro, la princesa del infierno bajó de las escaleras metálicas en las que se encontraba de un salto, sobresaltando a la pobre pobre chica de cabello albino que se mantenía ayudándola.
Con la misma rapidez y alegría, te acercaste a ella y os fundisteis en un cálido abrazo que nunca querrías que terminara. La habías echado tanto de menos...
Ella seguía siendo la pequeña niña que creció a tu lado,llena de esperanzas y sueños que alguna vez nunca pensaste que pudiera cumplir en un mundo tan horrible como este.Tras separaros,no pudiste evitar pasar tus manos por sus mejillas blanquecinas para admirarla.
Sin embargo, decidiste dejar de un lado la nostalgia para mirar al resto de personas en el hall, quienes os miraban de manera curiosa.
Charlie pareció notar esto y tosió falsamente, juntando sus manos con las mías para luego observar a los cuatro demonios.
