Te amé la primera vez, te amé la última vez, y definitivamente te amaré por el resto de mi vida, porque sé que soy un simple poeta, pero tú eres la representación viva de cada una de mis palabras.
O simplemente Francisco enamorado de un hombre con e...
La lluvia cae de manera escandalosa sobre aquellos edificios a su alrededor. El viento sopla y el sonido de las gotas es bastante hipnótico, al menos para alguien como Francisco.
Él no puede evitar dejar caer su cuerpo sobre la silla nueva de su escritorio, un chocolate caliente parece ser su único compañero del día, pero eso está bien para él, ya que la calidez del líquido es un contraste con la humedad de la tormenta que se ha formado hace unas horas.
La noche es oscura y la ciudad parece descansar, es definitivamente algo que cualquier persona podría disfrutar, un poco de silencio y paz que su mente rogaba por obtener, consuelo para su cabeza desgastada y un momento de libertad para su ser tan ocupado.
Desgraciadamente aquella sensación fue cortada de raíz cuando escuchó una maldición, y sus ojos automáticamente buscaron al responsable de aquel sonido.
Francisco ya conocía a este sujeto. Hace unos meses había llegado a ocupar el departamento 07, aunque presentarse como su vecino le resultaba bastante embarazoso, por lo que decidió omitir esa parte de ser tan presente.
Pero a veces puede observarlo de noche por su ventana, se dedicó a analizarlo en su distancia correspondiente.
Sus ojos son oscuros, su cabello es castaño, tez blanca y bien cuidada, en un punto de su vida tuvo la necesidad de preguntarle cómo podía mantenerse así de tratado cuando tomaba un cigarrillo seguido, pero realmente nunca tuvo el valor suficiente para acercarse.
"Él tampoco lo tuvo, así que no hay quejas por ningún lado".
Esa fue la excusa perfecta para evitar perder su dignidad en un intento de amistad. Pero aquí estaba, luciendo su encanto con los sonidos de la lluvia y la iluminación constante de lo que la misma traía.
Era definitivamente un chico guapo, de esos que hacen que las chicas se acerquen para pedir una red social. Pero en esta ocasión no estaba rodeado de nadie, simplemente estaba empapado por su falta de paraguas. Su cabello castaño estaba húmedo y caía de cierta forma en su rostro, por otro lado sus labios estaban rojos y brillantes, como si recientemente se hubiera aplicado un producto. Pero sus ojos, sus ojos estaban mirando hacia el suelo, como si tuviera la culpa de la desgracia que le tocó. Él estaba mojado, pero eso nunca le quitó su propia belleza.
Y Francisco era consciente de eso.
Pero parece que se perdió tanto en su análisis del contrario, que ocupó su tiempo en notar que aquellos ojos se habían detenido exactamente en los suyos.
Fueron segundos para que se volviera una especie de roca, sin embargo, tomó la decisión que cualquiera hubiera tomado en su lugar.
Huir.
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Me dejé llevar por el momento y me fui al encuentro cliché. YES, AND?
Bueno banda, recuerden que si usan el fondo blanco hacen que mi trabajo se veamáscoquetee (?)
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