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El dolor aún era algo que se había aferrado a mi desde que lo supe, no había día en el que mi mente no se llenará de cuestiones acerca de lo sucedido

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El dolor aún era algo que se había aferrado a mi desde que lo supe, no había día en el que mi mente no se llenará de cuestiones acerca de lo sucedido.

¿Qué había hecho mal yo? ¿Por qué me hacía esto? ¿No era suficiente? ¿Desde cuándo empezó? ¿Realmente me amaba? ¿O solo fueron simples palabras vacías? ¿Había algo malo conmigo? ¿No merecía ser amado?

Las noches en velo, donde me comía la cabeza, siempre estuvieron presentes, no había día desde ese suceso en que no pasará por mi mente, en donde el llanto silencio era lo único que me acompañaba. Me sentía destruido.

Lo sabía bien,  una parte de mi había muerto ese día.

Me sentía en un pozo sin salida, aquel del que por más que intentaba salir, terminaba en el suelo, cubierto de fango y sucio. 

Las palabras de aliento de los que consideraba cercanos solo provocaba en mí un sentimiento de vergüenza... 

Nunca pensé que llegaría a sentirme así por alguien, lleno de rencor y odio, preguntándome cuántas cosas más fueron envueltas en su red de mentiras.

¿Creía que sería tan ingenuo? ¿Qué aceptaría todo con una linda sonrisa? ¿Qué todo pasaría y lo perdonaría tan fácil?

Debía creerme un estúpido.

Le lloré como a nadie en mi vida, porqué lo amaba; lo amaba tanto que fui capaz de rebajarme por él, por aquel mal hombre que no sabía apreciarme y respetarme, aquel que no me merecía. Lo supe después de un tiempo, dolía admitirlo, me rompía el corazón pero era algo que no sucedería, él no cambiaría.

Aún se siente tan presente en mi lo doloroso que era estar a su lado, el sentimiento asfixiante que venía a mi cada que lo veía hacer una simple acción como escribir, el salir o incluso hablar con alguien más. Mi seguridad había sido destruida, tirada y pisoteada por el que decía amarme.

¿Eso era amor?

Tiempo después lo entendí, él no amaba a nadie y no podría aunque quisiera, era tan egoísta que lo dudaba. 

Cuando la situación se repitió fue como un  sentir un balde de agua fría sobre mí, aquel que me abrió los ojos y me enseñó que por mucho que lo amará, debía amarme a mi primero. Él ya no tenía cabida en mi vida.

Y después lo supe, estaba esperando un cachorro de ese sujeto.

Una mezcla de emociones me golpearon a la vez, emoción, tristeza, irá, miedo, dolor y amor, todo en un mismo instante. En ese momento creí odiarlo, pero él no valía la pena en lo absoluto, ni siquiera se merecía que lo pensará.

Los siguientes meses fueron complicados, los cambios de humor junto con los síntomas eran algo que no había experimentado y decir que fue una sensación aterradora se quedó corto, sobre todo cuando no tenía a nadie a mi lado en quien apoyarme.

A wounded heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora