♤ Sangre en la Alcaldía ♤

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En qué momento habían dejado de ser una pareja de enamorados a ser un par de desconocidos, ambos defendiendo lo que creían correcto, ninguno dejaría de defender sus ideales aunque no fuera de la mejor forma. Ambos seguían amándose y lo sabían pero su orgullo era mayor.

Un chico azabache veía aquella foto que tenía de quien había sido su 100%, seguía pensando como había sido tan estupido en confiar en él... Un pequeño recuerdo llegó a su mente, cada momento que compartió con aquel castaño estaba dando vueltas en su cabeza, era algo que le dolía pero no podía arrepentirse ahora, él sabía que estaba haciendo lo correcto Luzu se merecía sufrir por robarle aquellas elecciones por las cuales había luchado por tantas semanas.

—Oye pato, todos están afuera esperando que salgas—

—Gracias Rub, voy enseguida. Ah y por favor dile a mis primos que luego de la junta vayan a mi oficina —dijo aquel revolucionario mientras guardaba esa foto del ahora alcalde de Karmaland.

Quackity se dirigió donde se encontraban aquellas personas que apoyaban y estaban de acuerdo con su causa. Todo había salido bien, comentó su plan en el cual pronto él alcalde estaría muerto, todos celebraron la determinación de su líder. Todas las personas que estaban de su lado confiaban en él y por supuesto que no iba a decepcionarlos.

Regresó a su cuarto mientras esperaba que sus primos llegaran, necesitaba tenerlos cerca era el último movimiento que harían contra Luzu. Estaba seguro que esta vez lograría su cometido, hacer que aquel castaño sintiera lo mismo que él.

—Ya estamos aquí primo, pa' que somos buenos.

—Para hacerse pendejos —bromeó Quackity mientras se acomodaba en la silla de su cuarto —Verán, quiero que me ayuden a infiltrarme en la oficina de Lusu.

—¿¡Qué!? — gritaron al unísono

—¡Quackity estas loco!, recuerdas que nosotros ya estuvimos encerrados ahí —dijo Cochi mientras trataba de no pegarle al menor.

—Cochi tiene razón Quackity, si los secuaces de Luzu nos ven no dudarán en volver a llevarnos a esas mazmorras, y dudo que esta vez tu querido alcalde esté dispuesto a dejarnos ir tan fácil —habló esta vez Beni.

Quackity sabía perfectamente que sus primos no querían estar cerca de aquella alcaldía después de la semana que estuvieron secuestrados, pero necesitaba su ayuda.

—Lo sé pero esta es mi última oportunidad de matar a Lusu antes que los dioses lo castiguen y yo no pueda darle lo que realmente se merece.

Cochi y Beni no estaban seguros de que fuera buena idea pero sabían que su primo no se rendiría tan fácil, ambos se miraron esperando estar de acuerdo en lo mismo.

—Bien, te ayudaremos pero promete que tendrás cuidado. No queremos que todo tu esfuerzo sea en vano.

Dijo Beni, Cochi solo se resignó a dar un asentimiento en señal de confirmación. Quackity estaba feliz de contar con el apoyo de su familia.

El azabache también había comentado su plan a Rubius, aunque este también se negó en un principio por ser demasiado riesgoso terminó apoyando al revolucionario.

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Otro día agotador para el alcalde de Karmaland, cada vez sentía que los días pasaban más lento. Karmaland había estado tranquilo parecía que la revolución desapareció o había desistido de esa tontería. Vegetta y Fargan creyeron que la revolución se dió cuenta que no llegarían a nada, pero Luzu sabía que no era así. Quackity jamás se daba por vencido o bueno no tan pronto, sabía que no había hecho todo eso y ahora solo desaparecer, aquel revolucionario estaba tramando algo, eso era seguro.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la presencia de su asistente.

—Señor parece que la revolución ha desistido

Fue lo que dijo aquel asistente, Luzu solo agradeció su informe. Por favor parecía que nadie conocía lo que Quackity era capaz de hacer. Decidió no continuar pensando la situación tal vez sus compañeros tenían razón, tal vez al fin habían acabado con esa estúpida revolución, o bueno eso quería creer.

Aunque su intención al principio había sido proteger al híbrido ahora ni siquiera podía pensar en que llegarán a un diálogo civilizado, además el azabache había cruzado los límites al haber raptado a sus hijos. Se dispuso volver a poner en orden sus ideas y prepararse por si la revolución atacaba nuevamente.

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Y ahí estaban cara a cara, ninguna de los dos se había dirigido la palabra aún, solamente estaban viéndose mientras se apuntaban con un arma.

—Entonces este es tu magnífico plan, por el cual te detuviste dos semanas. —preguntó Luzu sin apartar su mirada del contrario —Por favor Quacks deja está tontería podemos hablarlo y arreglar esta estupidez.

—¿Estupidez? Tiene que ser una puta broma ¿Verdad Lusu? —Quackity seguía con una mirada fría mientras aún apuntaba hacia el alcalde —Una estúpida broma tuvo que ser cuando tú me robaste las elecciones, yo confíe en ti Lusu.

—Quacks por favor entiende lo hice por ti, sabía que Rubius solo te iba a utilizar y lastimar. Te prometo que solo quiero tu bienestar pero parece que tú prefieres hacer esto un problema. —concluyó el mayor.

—Sabes Lusu tenías razón cuando me dijiste que no confiara en nadie de karmaland, pero olvidaste incluirte.

Quackity y Luzu iban acercándose, ambos intentaban no mostrarse débiles o vulnerables, cualquier movimiento en falso le daría la oportunidad a cualquiera de terminar con esa pesadilla. Ninguno volvió a hablar estaban más cerca, ambos habían bajado sus armas.

—Solo por favor, dame una última oportunidad para demostrarte que lo que hice fue para protegerte. —trató de acercarse al menor a la vez que este solo se alejó un poco del castaño. Soltó un pequeño suspiro antes de continuar hablando —Quieres que te diga la verdad. Pues bien. Si amañe las elecciones, ¿Contentó con tu respuesta?

El azabache ni siquiera respondió, en el fondo quería creer que Luzu jamás sería capaz de hacerle eso,que solamente había sido el destino o los dioses jugando un poco con ellos, pero ahora la confirmación del mayor sólo hacía que deseará terminar de una vez todo ésto.

Antes de que pudiera hacer algo el más alto ya lo tenía atrapado en un abrazo, este solo correspondió sin importarle nada. Estaban solo ellos dos, como si todo hubiera sido un mal sueño, volviendo a los momentos que amaban compartir. O así fue hasta que sintió como algo atravesaba su cuerpo trato de bajar la mirada dándose cuenta de aquella espada que daba entender que era el final de su historia.

Luzu dejó su espada junto al cuerpo de su amado, cómo habían llegado a tal punto. Él jamás quiso hacerle daño a su pato y ahora estaba ahí junto al cadáver del azabache, estaba a punto de llamar a uno de sus secuaces pero algo lo detuvo.

Sin dudarlo dirigió aquella espada hacía su pecho, sinceramente sin Quackity para él su vida ya no tenía sentido, había perdido todo lo que amaba.

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Nadie sabía que había pasado, habían cuerpos de algunos de los secuaces del alcalde. Ni siquiera sabían dónde estaba el alcalde, su oficina estaba cerrada y no encontraban ninguna llave, para el grupo de la revolución era igual de preocupante pues su líder tampoco aparecía.

—¡Fargan, Willy vengan!

Vegetta gritó desde aquella oficina, encontrándose con una de las escenas más horrorosas que habían presenciado, sus dos amigos muertos.

Ninguno de los presentes tenía palabras para aquella escena que estaban presenciando.

Todo karmaland se había enterado de lo sucedido, el líder de la revolución y el alcalde muertos, como había pasado nadie sabía. De alguna manera la paz había regresado al pueblo pero para los héroes seguía siendo un golpe duro, habían perdido dos de sus amigos, sabiendo ellos la verdad que ambos ocultaron y jamás tuvieron el valor de admitir. Se amaban pero su orgullo y ego fue mayor destruyendo lo que sentían poco a poco.

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One Shots LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora