que está pasando

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Al día siguiente, Luz esperaba con expectación su encuentro con Amity en el restaurante acordado. Estaba determinada a hacer las cosas bien esta vez y demostrarle a Amity que su interés era genuino. Mientras esperaba, repasaba mentalmente las conversaciones y reflexiones de los últimos días.

Finalmente, vio a Amity llegar al restaurante con su hijo. Con una sonrisa amistosa, Luz se levantó para saludarlos. Amity, aunque aún mostraba cierta cautela, parecía un poco más relajada que la última vez.

— Hola, Amity. Me alegra verte. Y tú, ¿cómo estás, campeón? —dijo Luz dirigiéndose al hijo de Amity con una sonrisa cálida.

El niño, tímidamente, respondió con un susurro: — Hola.

Amity miró a Luz con una mezcla de sorpresa y gratitud. — Gracias por invitarnos, Luz. Espero que esta sea una experiencia agradable para mi hijo.

Luz asintió con determinación. — Por supuesto, quiero que ambos se sientan cómodos y disfruten.

Durante la comida, las conversaciones fluían con naturalidad. Luz y Amity compartieron anécdotas sobre sus vidas y descubrieron intereses comunes. El hijo de Amity, poco a poco, comenzó a abrirse y participar en la conversación, mostrando una sonrisa tímida de vez en cuando.

Al final del encuentro, Amity miró a Luz con una expresión más relajada. — Gracias por este día, Luz. No esperaba que fuera tan agradable.

Luz sonrió con sinceridad. — El placer fue mío, Amity. Estoy contenta de que hayamos tenido esta oportunidad para conocernos mejor.

.........

Luz esperaba en el parque el día siguiente, ansiosa por su encuentro programado con Amity y su hijo. Sin embargo, cuando los vio llegar, su corazón dio un vuelco al notar que Amity tenía signos evidentes de haber sido golpeada. Lucía, con una expresión preocupada y enfadada, llevaba a Amity y su hijo hacia una banca cercana.

— ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien, Amity? —preguntó Luz con voz temblorosa, acercándose con preocupación.

Lucía, con un semblante sombrío, ignoró a Luz y se sentó junto a Amity en la banca, mientras su hijo se sentaba a su lado. Luz, sin saber qué hacer, se unió a ellos, esperando entender la situación.

— Mamá, ellos... ellos te hicieron daño? —preguntó el niño, con los ojos llenos de lágrimas.

Amity, con la mirada fija en el suelo y el rostro marcado por la angustia, no dijo nada. Lucía, con la mandíbula tensa, tomó la mano de Amity con firmeza, transmitiendo apoyo silencioso.

Luz sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras del niño. — ¿Quiénes le hicieron daño, cariño? ¿Qué pasó? —preguntó con voz suave pero llena de preocupación.

El niño titubeó antes de responder: — Mi otra mamá y su nuevo marido... Ellos... ellos quieren alejarme de mami Amity y... y la golpearon.

Luz se quedó sin palabras ante la revelación, sintiendo un profundo dolor por la situación de Amity y su hijo. La realidad era más devastadora de lo que jamás hubiera imaginado.

La atmósfera en el parque estaba cargada de tensión después de la revelación impactante. Amity, con el rostro sombrío y la mirada perdida en el horizonte, parecía completamente abrumada por la situación. Luz, sintiendo un profundo deseo de ayudar, estaba a punto de acercarse a Amity cuando su teléfono sonó.

Amity revisó su teléfono y su expresión se volvió aún más tensa. Era una llamada del trabajo, una llamada que no presagiaba nada bueno. Sin decir una palabra, Amity se levantó rápidamente y se alejó, ignorando las miradas de preocupación que le lanzaban Luz y Lucía.

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