Expiraba una mañana tranquila para la secundaria Wellstone, sin señal de que algo importante sucediera. El sol de invierno se ocultó, para después refulgir con más intensidad.Las nubes cubrieron el cielo parcialmente, esto le otorgó un matiz cálido al inicio del año lectivo. La incertidumbre que sentían los estudiantes fue desapareciendo lentamente.
Aunado a ello, ese día recibieron la visita permanente de alguien muy especial. Único en el sentido de su personalidad, de su experiencia y sufrimiento.
—Espero que te sientas como en casa —profirió un hombre con el cabello de color beige. Llevaba lentes y era algo mayor, aunque su espíritu poseía un aura joven.
—Yo no espero lo mismo, señor Keene —dijo en voz baja, casi susurrando, aquella persona especial.
—¿Qué dijiste, John?
—¡Ah, que estoy de acuerdo! No creo tener algún problema —le respondió, con mayor energía y entusiasmo.
—Muy bien. Todavía tienes tiempo de recorrer las instalaciones antes del inicio de clases. Tu primera sesión será a las nueve de la mañana, queda una hora para que puedas familiarizarte.
—Gracias, señor Keene.
Ambos se despidieron y continuaron su camino. Kenne era el asistente del director Vaughn, le ayudaba en cuestiones de administración y consejería estudiantil.
En cuanto a John, nuestra persona especial, la suerte no le había favorecido mucho a lo largo de su vida.
«Después de tanto tiempo, por fin he pasado página —pensó John, mientras caminaba en los pasillos—; pero, ¿lo habré logrado de verdad? ¡Claro que sí! Nada me arruinará esto, mi oportunidad, mi oportunidad para ser una mejor persona».
Las marcas de su pasado lo atormentaban día y noche, y el sufrimiento que provocó tantas veces hacía eco en su conciencia desconsolada. No parecía que aquel lugar fuera tan violento como New Bostin. Eso le otorgó un atisbo de esperanza a John.
«Quizá este lugar sí sea pacífico, tal como pensé. Es la mejor escuela en toda la región después de todo» dijo para sus adentros.
Grande fue su sorpresa al percatarse de que los pasillos se encontraban desiertos. «¿A qué se deberá?», pensó. Ya casi llegaba la hora de su primera clase. Se dirigió hacia allí con diez minutos de anticipación.
De pronto, se encontró parado en la puerta del aula 404-B, donde estaba a punto de iniciar su clase de Matemáticas. Miró al profesor esbozando una sonrisa y lo saludó:
—Buenos días...
—¡Oh, tú debes ser el chico nuevo! Nunca te había visto antes, acércate, saluda a tus compañeros —le dijo el profesor de forma amable.
«Si toda la gente de aquí resulta ser tan agradable como él, mi viaje hasta aquí habrá valido la pena» pensó. Era notoria la buena primera impresión que le causaron los trabajadores de la escuela; sin embargo, aún le faltaba tratar con sus compañeros.
—Hola a todos, mi nombre es John. Espero llevarme bien con cada uno de ustedes —exclamó con cierta emoción. Al mirarlos a todos sentados, pudo ver el panorama general que se le presentaba.
Ante él se encontraban chicos y chicas de todos los colores. Algunos parecían amigables y otros, todo lo contrario. Hubo una chica en especial que le llamó la atención, esta se encontraba observando el cielo a través de su ventana. Daba la impresión de querer salir volando de aquel lugar, aunque sin tener la determinación real para hacerlo. Aquel impulso John lo conocía muy bien y le sorprendió que alguien más lo sintiera, pues no era común en los chicos de su edad.
—Aún hay algo que debes decirnos —Los pensamientos que distraían tan plácidamente a John fueron interrumpidos por la voz firme, pero justa, del profesor.
—Sí, claro, ¿de qué se trata?
—¿Cuál es tu habilidad?
«¿Mi habilidad? ¿De qué está hablando este malnacido? Creí que esta escuela se enfocaba principalmente en lo académico, ¿por qué demonios quiere saber mi habilidad?», pensó el chico. Aquella pregunta activó un mecanismo de defensa que no debía ser encendido. Los recuerdos lo acecharon y se paralizó, no tuvo que pasar mucho tiempo para que llamara la atención.
—¿Qué sucede, John? Estudiantes y profesores debemos conocer nuestras habilidades entre todos. Así será más fácil para ti juntarte con tus compañeros y para mí será más sencillo asistirte en lo que necesites —le refirió el profesor con la mejor voluntad posible.
Esas palabras fueron pronunciadas con tanta comprensión y sinceridad, que el chico no pudo quedarse impasible ante ellas.
—Yo... Prefiero no decirlo —respondió, al fin.
—Como gustes, ya nos comentarás cuando te sientas cómodo. Puedes sentarte donde desees.
Aliviado, fue a sentarse en algún pupitre vacío. Mientras caminaba, pudo escuchar susurros a su alrededor:
—¿Por qué crees que no haya querido decir su habilidad? Tal vez sea una muy genial y no nos quiere decir.
—No seas tonta, seguro no es la gran cosa y evitó responder para no avergonzarse.
—¿Crees que sea fuerte?
—Para nada, a simple vista se nota que es un perdedor.
—A veces fingir debilidad puede ser una gran fortaleza, bueno, yo pienso que los fuertes no necesitan alardear de su poder.
—No digas tonterías, ¿si tuvieras una gran fuerza no te gustaría que todos lo supieran? Cuidado, se está acercando.
A John le sorprendió que hubiera un lugar libre junto a la ventana, ahora podría mirar el atardecer siempre que quisiera. Además, estaba adelante de la chica que antes le llamó la atención.
Sin pensarlo dos veces, se sentó. Se encontraba tranquilo acomodando sus libros cuando, de repente, sintió un toque delicado de una mano que lo llamaba...
*
No sé cómo describirlo, pero me encantó escribir este primer capítulo. De corazón espero que les haya gustado.Tengo algunas ideas que me gustaría desarrollar y siempre estoy abierto a las recomendaciones, me ayudan mucho.
Espero que disfruten el capítulo tanto como yo disfruté escribiéndolo... Bueno, sin más que decir, el demonio de los sentimientos se va... Hasta luego✨n.n
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DESTINO - John X Remi
Fanfic«En este mundo hay muchas cosas que están mal. Si las personas que lo conforman tienen la culpa, pues quizá haya que eliminar todo lo existente en este mundo». Difícil es no pensar así cuando todo lo que amas te es arrebatado. Los personajes y la t...