01 | de privilegios se vive

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01 | de privilegios se vive.

CASSIE SE DESPERTÓ MIENTRAS BOSTEZABA, su pelo estaba ligeramente enredado debido a sus movimientos bruscos en sueños, las sabanas de seda acariciaban su piel y la manta sobre ella le mantenía lejana a las frías temperaturas del exterior; termino ...

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CASSIE SE DESPERTÓ MIENTRAS BOSTEZABA, su pelo estaba ligeramente enredado debido a sus movimientos bruscos en sueños, las sabanas de seda acariciaban su piel y la manta sobre ella le mantenía lejana a las frías temperaturas del exterior; termino de abrir sus ojos dejando que la luz del día se filtrara entre ellos para observar como su avox personal ingresaba a dejarle ropa preparada. La nieve caía sobre el Capitolio.

—Gracias Madga— murmuro un agradecimiento con voz adormilada.

Su avox, a pesar de no poder hablar, esbozo una sonrisa triste y salió de la habitación. Generalmente los avox no poseían un nombre porque solo existían para servir pero Cassie había logrado averiguarlo con la joven por medio de señas y no había dejado de llamarla por su nombre desde entonces. Aunque esa era una orden que desobedecia, no creía que un poco de amabilidad pudiera hacer algún daño. 

Suspiro y se perdió en la puerta hacia el baño, en donde, configuro su ducha. No podia dejar de pensar que aquellas duchas electrónicas eran una perdida de tiempo pero agradecía el aroma que los distintos jabones y fragancias dejaban en su cuerpo luego de aquello. Cuando su cabeza se perdió debajo del agua, sus pensamientos no dejaron de rondar.

Cassidy Snow, la nieta perfecta de un hombre poderoso como Coriolanus Snow, presidente de Panem. Había aprendido desde pequeña a callar, obedecer y sonreír ante las cámaras. Pero la realidad de sus expectativas políticas eran otras; la dictadura de su abuelo no le parecía mas que un hecho repulsivo y los Juegos del Hambre habían  dejado de parecerle divertidos cuando tuvo la edad suficiente para comprender que no eran más que un hecho sangriento basado en un viejo mundo que ya no tenia vigencia. Que era algo que sometía a millones para la diversión y goce de unos cuantos miles adinerados... un destello le molestó en los pensamientos y se detuvo. No debía pensar en esas cosas. Sabía dónde yacía su lealtad, que haya difuminado las cosas por amabilidad empezando a considerar a los habitantes de los distritos como personas no debía ponerla en más confusiones. Ella, y los distritos no tenía punto de comparación.

Los Snow en la cima, susurro para si misma en su mente.

Cuando termino de bañarse, enrolló su cuerpo en una toalla y salió nuevamente a su habitación para ataviarse en el delicado vestido que Madga le había preparado. Era un vestido celeste claro ajustado a la cintura y suelto hasta las rodillas, y unas zapatillas de poca suela blancas. Observo su reflejo en el espejo, sus ojos claros, herencia del linaje Snow brillaban con intensidad, su pelo dorado como el sol estaba suelto haciendo que se formarán pequeñas ondas en el, labios gruesos y cejas definidas, además de espesas pestañas. Su aspecto austero era algo que la diferenciaba del resto de los ciudadanos de Panem. Libre de pelucas de colores extravagantes, maquillajes exhaustivos de realizar y ojos de diferentes colores.

Le gustaba la austeridad. A su abuelo le gustaba, jamás lo vería con algún traje de estampado ridículo. Aquello los diferenciaba de los demás, los Snow no perdían la clase en las ridículas nuevas modas.

Apenas abandono su habitación, dos agentes de la paz se posaron a sus lados, estos le acompañaban veinticuatro horas del día. Siempre tenía a dos agentes de la paz siguiéndole por todos lados, si salía a mirar las rosas, estaban ahí, si quería ir a desayunar, estaban ahí. Muchas veces servían para recordarle que no era libre, que solo era un adorno más en la vida del presidente.

Cassie apretó sus párpados con fuerza.

Camino hasta el despacho de su abuelo como todas las mañanas en una especie de tarea implícita: llegar, saludarle, desearle buen día y desaparecer a realizar tareas asignadas. Cuando ingreso al salón, este la recibió con una sonrisa a medias; jamás separaba los labios... nunca mostraba sus dientes o un apice de afecto sincero. Era casi como si no pudiera sentir nada por nadie excepto el mismo—¿Cómo estás, abuelo?— pregunto mientras se sentaba al otro lado del escritorio. Sabía perfectamente la respuesta, ayer habían acabado con el Sinsajo, y su abuelo había demostrado una vez más porque no debía de ser desafiado.

—Excelente querida— dijo mientras acomodaba las rosas de su escritorio. A veces la rubia se preguntaba como se les daba tan bien el fingir que realmente se querían en algún punto. Sabía que a él le importaba su lazo familiar en algún lugar de su interior pero, no podía sentirlo. —¿Desayunaste ya?— pregunto. Cassie negó con la cabeza— Entonces desayunemos juntos, querida. — dijo y se levanto de su asiento.

La más joven imito su acción enseguida, él estiro su brazo hacia ella en un gesto de compañerismo pactado, y juntos se dirigieron a uno de los tantos comedores de la mansión. Cassie supo que no sería libre esa mañana.

Hablar de política le era indiferente pero más irritante era tener que compartir el desayuno con el resto de su familia. Saludo su madre y a su padre por respeto y tomo asiento en uno de los costados de la mesa, entre su abuelo y su hermana menor, Celestia, la cual, no compartía muchos rasgos físicos con ninguno de los dos más que sus ojos azules. El cabello claro estaba ausente en ella, así como la aparente crueldad e inteligencia que cargaban Coriolanus Snow y su heredera.

El desayuno se le escurrió entre los dedos debido a las conversaciones triviales que su madre solía sacar a relucir como cual era el nuevo color de moda para paredes, mientras su abuelo charlaba con su padre sobre el estado de los distritos militarizados. Cuándo el nombre del Sinsajo desencajo la conversación, Celestia expreso cierta pena ante la noticia de aquella muerte. —La señorita Everdeen podría haber sido una increíble vencedora, mi querida. — le respondió su abuelo. —Pero no tenía ese espíritu al final. Solo...un animal más del distrito doce.

Por primera vez en años, Cassie noto un ligera mueca debajo de la boca de su abuelo al mencionar el doce pero antes de poder si quiera pensar en ello, un guardia ingreso a llamarlo. Y parecía asunto de gravedad.

Cassidy no tardó mucho en limpiarse la boca, saludar a su hermana y salir de la habitación detrás de su abuelo volviendo al despacho. —¿Que es tan urgente que no puede esperar a una tarta de manzana? — pregunto este.

Criella, jefa de la guardia interina de la seguridad del capitolio, frunció la boca en una mueca. —Es ella, señor.

Cassie, que se mantenía en un costado de la habitación, enmudeció en su lugar mientras miraba a su abuelo, el cual, parecía entre el shock y la risa. El Sinsajo de nuevo, y su nombre revoloteando en el aire. Al parecer era un pájaro duro de derribar. — Muéstrame. — dijo mientras se acercaba al escritorio. —Debo verlo yo mismo.

Un vídeo comenzó a reproducirse en la pantalla. Cassie se acercó unos pasos para ver mejor sin parecer del todo una entrometida. Se trataba de una cámara de seguridad en una de las entradas de lo que conducía a las alcantarillas por debajo del Capitolio. Pudo observar cómo Katniss Everdeen seguía con vida, al igual que todo su equipo.

La habitación se sumió en silencio y contra todo pronóstico, Coriolanus Snow comenzó a reír mientras se apoyaba en la mesa.

La joven choco sus ojos contra los gélidos azules de su abuelo cuando le miro nuevamente. Había una expresión indescifrable en su rostro. —Mi querida, ¿que deberíamos de hacer?

Cassie lo pensó unos segundos, sabía que aquello era una prueba para ella, la respuesta correcta le haría sentir orgulloso, confiar en que años de disciplina y reacondicionamiento la habían moldeado a su semejanza y que contaba con algo de toda esa sabiduría heredada. Tenía que pensar como su abuelo lo suficiente. —Tendremos juegos subterráneos.

La única verdad era que Katniss Everdeen era algo que no podían controlar, un poco de agua que se le escurría entre los dedos, una llama de fuego que comenzaba a consumir todo a su paso; madera, mármol, metal. 

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⏰ Última actualización: Feb 28 ⏰

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LOW DOWN | FINNICK ODAIR [ver. extendida]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora