Capítulo 2

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Entró a la sala de descanso en el hospital y cerró la puerta tras él con un portazo. Se recargó contra ésta y dio el respiro más fuerte que sus pulmones le permitieron. Estaba temblando de pies a cabeza y aún así seguía mostrándose como la persona más fuerte del mundo.

El accidente había sido demasiado catastrófico, dejando tantas víctimas para al menos quitarle todo el tiempo de reaccionar sobre lo que estaba pasando en su vida. Al ser un médico de uno de los hospitales más privilegiados del país, había ofrecido sus servicios para ayudar a todas las victimas de aquel accidente. Habían pasado casi 2 horas desde aquel horrible momento y Harry seguía manteniéndose estable, al menos frente a las demás personas.

Volvió a respirar y esta vez lo hizo más tranquilo. Miró hacía sus manos cubiertas con guantes de látex, estaban completamente empapadas de sangre, y sintió un escalofrío con tal sólo recordar las decenas de cuerpos morir que había visto esa tarde. Aún llevaba el traje de boda debajo de la bata, que al igual que sus manos estaba empapada en sangre.

Harry era un profesional, y durante toda su vida había pensado que podría soportarlo todo, pero esa tarde en especial estaba comenzando a temer por sí mismo. Su cabeza se había cerrado por completo a aceptar la idea de que una de las pacientes con más gravedad era su propia prometida, incluso había pedido a uno de sus colegas que se hicieran cargo de ella, pues sabía perfectamente que si llegaba a verla en el estado que se encontraba podía llegar a derrumbarse, y en ese momento necesitaba salvar a cuanta gente le fuera posible.

Fue hacía el baño del lugar y al entrar mojó su rostro con un poco de agua fría. Se miró frente al espejo y se dijo a sí mismo que todo iba a estar bien. Había apagado su teléfono móvil para dejar de recibir llamadas de cada uno de sus invitados de la boda preguntando acerca de cómo se encontraba Ginny y él. Ya no quería saber nada, no quería que absolutamente nada ni nadie le recordaba sobre cómo había perdido todo en milésimas de segundo. Tampoco había derramado más lagrimas después del accidente, como antes mencionado, Harry parecía tan fuerte como siempre solía estarlo.

—Harry, ¿Estás ahí? —Escuchó por detrás de la puerta acompañado de unos leves golpecitos contra ésta. Era la voz de su mejor amigo, Ron.

—Ya voy, sólo he venido a tomar un respiro. —Mencionó sin darle mucha importancia, sin embargo se apresuró a salir, pues estaba consciente de toda la ayuda que se necesitaba afuera.

—Obviamente no he venido a presionarte, sólo quería
saber si estabas bien.

Harry abrió la puerta y lo miró con todo el profesionalismo posible. —Estoy bien. O al menos lo suficientemente bien como para seguir ayudando a toda esta gente. —Ron, al igual que Harry era un medico reconocido. Los dos habían estudiado juntos y con el paso del tiempo habían terminado siendo los mejores amigos. Ron iba a ser el padrino de Harry en su boda, la boda de su propia hermana.. Y aunque Ron mantenía el semblante igual de profesional que el mismo Harry, se podía notar la desesperación y el dolor que estaba padeciendo por más que lo ocultara.

La escena que podía vivirse en el hospital podía compararse con alguna de una película de terror. Había camillas con personas sangrando por todas partes, pues no había las suficientes salas de emergencia para meterlos a todos. Decenas de enfermeras y doctores corrían de un lado a otro intentando mantener estables a todos los
pacientes.

Ron lo miraba con mucha preocupación, parecía que quería decir algo pero no tenía el valor para decirlo. Movía sus manos con nerviosismo y sus ojos se encontraban muy llorosos, estaba incluso más afectado que Harry, y eso no significaba que Harry fuera un insensible, sino que esa era su manera de ser, era frío y muy pocas veces mostraba sus sentimientos.

Poisonous rose (Harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora