The Strangers: Origin Story

11 de febrero de 2005

¿Estás seguro de que quieres seguir con esto?" Pregunté, sentándome en el asiento trasero de la camioneta, jugueteando con mis manos.

"Sí." La voz de la mujer respondió, amortiguada desde el asiento del pasajero. El Hombre nos conducía por caminos desolados, buscando víctimas al azar.

Una mirada al reloj reveló que eran alrededor de las 3:30 AM, habíamos estado conduciendo desde las 2.

Suspiré. Estaba empezando a cansarme y estaba pensando en decirle al Hombre que me llevara a casa.

"¿Qué pasa con esta casa?" El Hombre señaló una pequeña casa de ladrillo con un largo camino de entrada y un garaje.

"Sí, sí, lo que sea que esté bien". Dije en tono apresurado. "Mira, son casi las 4 AM, si no empezamos pronto, será de día y me acobardaré". Miré al Hombre.

"Está bien." Él dijo. "Hagámoslo." Redujo la velocidad del auto hasta detenerlo y entró en un camino de tierra que conducía a una zona boscosa.

"Supongo que aquí es donde estaré estacionando", dijo, "Uno de nosotros tiene que quedarse atrás con el camión para que podamos destrozar su auto".

"Yo lo haré", ofreció Pin-Up.

"Está bien, bueno, porque te necesito", el Hombre me agarró del brazo, "para tocar la puerta y asustarlos".

"¿Asustarlos?" Pregunté, confundido. "¿Qué quieres decir?"

"Di algo para sacarlos del juego, no lo sé". Entrecerré los ojos, perplejo.

"Como, confundirlos. Asustarlos".

"¿Cómo sabemos que alguien está en casa?" Pin-Up Girl intervino.

Hubo un silencio por un momento.

"¿Todos bien? ¿Entiendes cómo estamos haciendo esto?" preguntó el Hombre.

Asentí.

"Supongo", dijo Pin-Up Girl. "¿Cómo sé cuándo vendré a destruir el auto?"

"Cuando escuchas que su motor acelera". El Hombre le aseguró, deslizando un saco sobre su rostro.

"Está bien", ella asintió. "Buena suerte chicos."

Fui a ponerme la máscara, pero el Hombre me detuvo. "Déjalo apagado por ahora. Una vez que hayas terminado en la puerta, póntelo". Miró a Pin-Up Girl. "Te dejaré las llaves, mi amada esposa". Él dijo, ella se río.

"Bueno." Dije, abriendo la puerta trasera, caminando por el sendero de tierra detrás del Hombre.

"Entonces," dije con una voz que era apenas un susurro.

"Solo ve a la puerta principal, llama, mira si hay alguien en casa".

"¿Qué digo?"

"No lo sé. Di que estás perdida o algo así".

"Está bien", tragué saliva, haciendo mi camino hacia la puerta principal mientras veía al Hombre dirigirse detrás de la casa hacia el patio trasero.

Me quedé en el porche por un segundo, sin saber qué hacer. Miré las luces del porche. No quería que vieran mi cara. Tímidamente, me acerqué a una de las luces del porche, desenroscando su foco solo un poco, causando que ambos dejaran de funcionar, sumergiéndome en la oscuridad de la noche excepto por la luz de la luna.

Llamé, un sonido pesado y profundo resonó en la puerta de madera. Esperé unos momentos, sin respuesta, y llamé de nuevo. Quería darme la vuelta e irme, pensando que no había nadie en casa. Después de unos segundos más, llamé por última vez y, para mi sorpresa, vi que la puerta comenzaba a abrirse.