💞Admitir que te quiero💞

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La Luna se ocultó dándole paso al sol, que asomaba sonriente por el horizonte. Su presencia duró poco tiempo, grisáceas nubes lo ocultaron tras su espesor y amenazantes truenos resonaban fuertemente amenazando con la llegada de una tormenta. El pequeño zorro se ocultaba tembloroso entre los brazos de la miko por el estruendoso sonido de los truenos.

-Se avecina tormenta. Lo mejor será buscar un lugar donde quedarnos- propuso la exterminadora y todos estuvieron de acuerdo

Siguieron caminando y en poco tiempo llegaron a un pueblo bastante grande. Miroku como siempre hizo de las suyas para que todos se hospedaran en el lugar más grande del pueblo que claramente era el palacio. Con su truquito de "La nube de energías oscuras que rodeaba el Palacio" y que el exorcizo (supuestamente) les dieron hospedaje y comida gratis, puede que fuera una estafa pero debían admitir que era una estafa muy conveniente.

En la cena, a pesar de algunas discusiones de Inuyasha y Aome, Inuyasha y Shippo e Inuyasha y Sango; de que Miroku coqueteara descaradamente con una que otra empleada del Palacio y de que Sango le lanzara dos o tres miradas asesinas; fue un momento bastante agradable y donde las risas no faltaron aunque algo mantenía la mente de todos algo preocupados a todos. No sabían cuando, ni como, ni donde pero sabían que la batalla final pronto llegaría y habían muchas cosas que decir, que aclarar y que confesar.

Después de cenar los llevaron a los baños y más tarde les asignaron las habitaciones que estarían repartidas así:

Sango+kirara
Aome+Inuyasha (el insistió)
Miroku+Shippo (el zorro se encargaría de vigilar al libidinoso)

Pocos minutos antes de irse a dormir, una fuerte tormenta azotó el lugar. El viento rugía con fuerza y habría las ventanas de golpe, razón por la cual hubo que trancarlas. El sonido del agua callendo desesperada contra los jardines y techos del palacio se hacía insoportable para conciliar el sueño y los rayos acompañados de fuertes truenos y brillantes relámpagos mantenian a una miko despierta y algo aterrada. La caída de un rayo cercano (se sabe por el sonido) la hizo saltar de la cama. Inuyasha se acercó a la chica y se sentó a su lado, la tomó del brazo y de un jalon no muy brusco la hizo sentarse entre sus piernas y la abrazo dejándola de frente a él y recostandola en su precho

-Es increíble como te enfrentas con demonios y le haces cara a Naraku, le hablas como si fuera un insecto y ahora te asustan unos simples truenos- decía el hanyō en un tono burlón

-Eres odioso- dijo ella en su defensa encarandolo

-Y tú tonta- ambos rieron. Dios sabrá porque

Se quedaron un rato en silencio, solo mirándose a los ojos. Mientras él se perdía en esos ojos chocolate que lo volvían loco y le daban vida, ella se fundía con esos orbes dorados que la derretían cada vez que se fijaban en ella. De mirarla a los ojos pasó a centrar su vista en sus labios, esos dulces labios que se moría por probar de nuevo sin la interrupción de ningún enano molesto. Lentamente se fueron acercando hasta que los suaves y delicados labios de la miko se posaron sobre los de él uniendolos en un suave beso que ambos pensaron que estaría cargado de pasión, era más bien uno lleno de amor y ternura. Poco a poco el beso se fue intensificando sus lenguas se enredaron y esta vez la batalla la ganó Aome dejando a Inuyasha sorprendido. De su boca paso a deslizar descaradamente su lengua por el cuello de la miko, que suspiró ante la acción del chico.

Los dedos de Aome jugueteaban con el cabello plateado del chico mientras él se deleitaba con el cuerpo de la azabache. Dio un pequeño respingo cuando sintió la mano del chico subir hasta su pecho...

Las ventanas se abrieron de golpe dejando entrar el viento y el agua y haciendo que la azabache diera un pequeño salto. Inuyasha se levantó y las volvió a cerrar para luego regresar a donde estaba sentada su pequeña miko. Se agachó frente a ella y la miro a los ojos

-Aome no te imaginas lo que me haces sentir- dijo por fin después de un minuto de silencio

-Lo mismo te digo- respondió sonriente

-Si pero, lo que yo digo es que... Agh, odio esto- sip, lo odiaba. Odiaba no poder hablar normalmente sobre ese tema

-Eh!?- pregunto desconcertada

-a... No era eso lo que quería decir!- o se explicaba rápido o su cuerpo le dejaría un tatuaje con su forma al suelo (💧)- me refiero a que oodio no poder hablar claramente de lo que siento... De lo que me haces sentir... Es que... No me había sentido así por nadie, ni siquiera por Kikyo. Aome, eres la persona más importante y más especial de mi vida, tu me enseñaste un millón de cosas y permaneciste a mi lado sin importar que... Mi vida no hubiera sido lo mismo sin tí y no sabes cuanto lamento cada una de esas veces que te hice daño, cada una de esas veces que lloraste por mi culpa, cada una de las veces que estuviste a las puertas de la muerte porque no pude protegerte... Cada una de las veces que te fallé... Y se que es algo egoísta, pero quiero que cuando esto acabé, si acabamos con Naraku y salimos vivos... Quiero que tu seas la persona con la que comparta el resto de mis días... Es una frase que diría Miroku pero... ¿Aome Higurashi quieres formar una familia conmigo?

El silencio predominó por unos instantes, Inuyasha se estaba impacientando, cada segundo en el que ella no respondía y solo lo miraba le estaba provocando ansiedad. Ya estaba seguro de que ella le diría que no cuando de pronto Aome salto sobre él callendo ambos sobre el futón. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, lágrimas de felicidad y un hermoso beso cargado de amor se hizo presente

-Si, si, si y mil veces sí! No sabes lo feliz que me has hecho Inuyasha- decía la azabache sonriendo y con lágrimas en los ojos. Inuyasha la abrazo por la cintura aún estando en el suelo y solo se limitó a decir:

-Te amo mi pequeña miko...

-Yo también te amo Hanyō testarudo- ambos rieron de manera tierna y tonta hasta que calleron dormidos...


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𝐇𝐨𝐥𝐚 𝐝𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐨, 𝐲𝐚 𝐬𝐚𝐛𝐞𝐧, 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐞𝐬 𝐠𝐮𝐬𝐭𝐞, 𝐝𝐞𝐣𝐞𝐧 𝐬𝐮 𝐯𝐨𝐭𝐨 𝐲 𝐬𝐮𝐬 𝐞𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐢𝐭𝐚𝐬. 𝐍𝐨𝐬 𝐯𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐞𝐥 𝐩𝐫𝐨́𝐱𝐢𝐦𝐨 𝐣𝐮𝐞𝐯𝐞𝐬 𝐬𝐚𝐲𝐨𝐧𝐚𝐫𝐚👋🏼

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