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—Yo soy Matías Recalt y me toca hacer de Roberto Canessa —la mesa aplaudió dándole la bienvenida, el ambiente estaba alegre y cómodo al menos para todos los demás, pero para él no. Sabía que se iba a cruzar en el set con Esteban, Blas y Juani.

Había visto las publicaciones de Netflix y la lista del elenco, pero se sorprendió al enterarse de que Enzo estaría ahí, y sobre todo interpretando a Numa Turcatti, uno de los protagonistas junto a él. Lo volvió a mirar, estaba justo frente a él hablando animadamente con Juani y Blas, mientras Esteban hablaba con Adolfo Strauch, la persona a quien interpretaría. No solo tenía que arreglar las cosas con Enzo, también con sus amigos.

Habían terminado tan mal que Malena fue el único apoyo que tenía. Al menos vio que todo eso valió la pena, ahora Enzo estaba como protagonista de una película de Netflix.

Enzo había seguido con su carrera, le iba bien y eso era lo único que importaba. Cuando la reunión terminó, Bayona les pidió que se quedaran y convivieran un poco entre ellos, mientras él iba a dejar a los sobrevivientes. Matías inmediatamente quiso ir con Enzo y sus amigos, pero al ver que se acercaba, se levantaron de la mesa y se alejaron de él.

—Che, ¿qué les hiciste a esos pibes? —Augustín se acercó a mí, al menos tendría una cara conocida en todo esto.

—¿Te acordás de lo que te conté sobre mi novio antes de Malena y los amigos que tenía? —Agustín asintió—, son ellos.

—Entonces me parece que les debés una disculpa, pero grande.

—Lo sé —contesté mirando al grupo desde lejos, se habían recostado en un barandal y empezaban a charlar—, pero no puedo hacerlo si me ignoran.

—Podés empezar con el que era tu mejor amigo —inconscientemente miro a Juani, que abrazaba a Blas de la cintura, riendo por algo que Esteban había dicho. En ese momento, otro del elenco se había acercado y se unió a la conversación—. Buscá cuando esté solo, se conocen desde chicos y tuvieron una pelea que los separó por dos años. ¿No lo extrañás?

¿Extrañarlo? Juani era un hermano para él. Por supuesto que lo extrañaba. Extrañaba sus bromas, sus noches de películas, que se acabara todo en la despensa, sus travesuras, la forma en que lo avergonzaba. No entendía cómo permitió que se separaran.

Al ir al hotel Bayona les indicó que compartían habitación de cuatro personas. Matías se terminó quedando con Juani, Esteban y Fran. Ninguno se quejó, pues no querían arruinar la imagen que tenían ante el director, así que todos tomaron sus maletas y se fueron a sus habitaciones. Matías fue el primero en llegar, decidiendo la cama pegada a la ventana; necesitaba ver el cielo cuando dormía, o si no no podría hacerlo. Era una costumbre que se había pegado cuando aún estaba con Enzo.

"Cuando te sientas solo mira el cielo chiquito como lo acompañan la luna y las estrellas iluminándolo. Si yo no llego a estar contigo en ese momento, verás el cielo y te aseguro que yo también lo estaré viendo donde sea que esté y así sabré que tú estás conmigo y yo contigo hasta que nos volvamos a reencontrar".

Nunca le hizo faltar ver el cielo, porque desde que Enzo le dijo eso siempre lo tuvo a su lado cuando tenía miedo o se sentía solo, pero a partir de que huyó del viaje a las montañas sin decirle nada a nadie, regresando a Argentina y sacando sus cosas de la casa que en un inicio había compartido con Juani desde que ambos eran mayores de edad, se sentía más solo que nada.

No planeaba alejarse de su amigo, pero todo se echó a perder aquel día en que le dijo todo aquello y Juani decidió dejar de insistir, Esteban también, y Blas también insistió, pero al ver que no contestaba ni sus llamadas igual se fue, todos se pusieron del lado de Enzo.

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