¿mi alfa un psicópata? Segunda Temporada

Cap. II

De vuelta al camino estaban, uno feliz por todo lo pasado antes y él otro soportando todas esas emociones que sentía, conteniendose para no arañarse todo el cuerpo en el proceso de limpiarse.

Mordiéndose la mejilla interna buscando desesperadamente de no llorar frente al Alfa que lo lastimaba.

Un par de horas más y ya estaban entrando en un hotel... Cada paso parecía llevarlo a la inminente condena, sabía bien lo que quería... Lo había repetido tanto durante el viaje...

No podía evitar tener miedo, arrastrando los pasos en busca de alargar lo más posible ese momento... Quería salir corriendo pero tener al Alfa atrás suyo no ayudaba en ese plan.

Sabía que no tenía un buen físico y con su pie aún lastimado dudaba poder llegar lejos, aún le hacía frío, apesar de tener una chaqueta encima no paraba de temblar, confundido si era por el frío o por el miedo o quizás una combinación de ambos.

Tomaron el ascensor, fue atraído por su cintura al cuerpo más grande, las grandes manos recorriendo sin pudor su cuerpo, presionando sus caderas contra aquel bulto que parecía seguir creciendo.

Logro zafarse brevemente cuando tuvieron que salir del elevador, tuvo que abrir la puerta y al contrario de lo que era, solo podía ver aquella madera como los barrotes de una prisión de la que estaba seguro no saldría ileso, vamos... Debía ser realista, no saldría nunca de la tumba en la que se había metido.

La invitación a ingresar con esa aterradora mirada llegó y sin poder quejarse o reclarle solo asintió, entrando más rápido de lo que podría pero aún sintiendo la molestia del mayor.

Su pierna dolía mucho más ahora, pero eso poco importaba. ¿de que le servía decir que le ardía cada paso que daba? O ¿que sentía como su cuerpo gritaba de dolor? No... Eso no era importante... No ahora... No con él.

La habitación era algo más lujosa de lo que esperaba aunque la vara no era tan alta para alguien como él, no para alguien que había vivido en una pequeña habitación por años, este lugar era tan grande como la casa del Alfa que parecía contento con todo.

Parecía ser lo último que vería... Así lo sentía, su mente parecía haberse resignado a la pronta muerte que de seguro tendría al tener la mordida... Al menos ese sería el final... Daba algo de reconfort pensar en ello aunque no quisiera ese sentimiento.

Fue abrazado por detrás mientras era olfateado, no podía hacer nada ya... Deseguro que aquí todo acabaría... Al final... ¿Que puede hacer un Omega recesivo?

Nada, eso es lo que puede hacer, se dió cuenta de ello cuando empezó a trabajar, nadie lo quiso contratar al inicio por ello.

Su género le causaba problemas y cuando por fin logro conseguir un trabajo no fue por la bondad de alguien, no, fue solo porque había mentido para conseguirlo.

Se había acostumbrado por un tiempo a decir que era un beta y ya, era la mejor manera de pasar desapercibido, una manera de conseguir un empleo sin los insultos o denigraciones que sufrían los Omegas, o que los mismos lo atacarán por ser recesivo.

No tenía que vivir nada de eso si solo era un beta más, pero por su paranoia de ser descubierto no había durado mucho en cada trabajo, tampoco pudo formalizar alguna amistad.

Su vida era la soledad y si al menos con eso podía vivir lo hacía, no importaba la falta de amigos... No necesitaba más después de lo que vivió en la secundaria, aprendió la lección... La entendió... No había porqué intentarlo si al final podrían darse la vuelta y revelar tus secretos.

No volvería a ser víctima de aquello, no quería volver a confiar en alguien después de ello... No quiso aferrarse a nada, porque de nada valía.

No había quien le creyera o quien lo quisiera proteger en ese tiempo... No podía decir que eso lo ponía triste, después de todo esa fue su elección.