Aviso: Está historia está reescrita, todos los capítulos que fueron borrados no tienen nada que ver con esta nueva historia.
Se utilizará la palabra "Mamá" a algunos personajes masculinos.
*
Wong Chenle siempre fue reconocido por ser alguien calmado, amable y tierno, todos sus amigos, padres de sus amigos y conocidos ponían las manos al fuego si es que Chenle era acusado de algún problema. Pero todo eso cambiaba cuando tenía que tratar con sus hermanos, es como decían:
De día es uno y de noche otro.
– ¡Dámelo! –forcejeo el peluche como si su vida dependiera de ello.
– Claro que no, ¡Es mío! –gruñó.
– El tuyo tenía un ojo verde y el otro azúl, ¡Además tiene mis iniciales!
Y por fin funcionó su neurona. Yangyang, su hermano mayor, soltó el peluche logrando que Chenle rodará como bola de nieve, chocando con la pared más lejana.
– Tienes razón, además yo ni desempaqué. –golpeó su puño contra su palma recordando.
– Muévete Chenle. –pateó Sicheng que iba pasando precisamente por donde estaba la pequeña bola de nieve.
– Nadie me respeta en esta casa. –se quejó por la patada y se levantó–. ¡Mamá! –chilló tirándose sobre el mencionado–. Yangyang me hizo rodar como bola, ¡castigalo! –apuntó con el dedo acusador.
Kun, que solo había escuchado el bullicio, miro a los dos involucrados. Terminó dándole los cinco a Yangyang y miro finalmente a los dos renacuajos de la casa.
– Terminen de desempacar o le diré a su papá que sí les gustó su cena, para que cocine hoy. –sonrió.
Los dos renacuajos chillaron, rápidamente corrieron a sus nuevas habitaciones a desempacar sus pertenencias, nunca era buena idea dejar cocinar a su papá Lucas. Siempre hacia que el color de la sopa fuera gris y que las cosas sepan a otra cosa menos a comida. Lucas era una amenaza en la cocina.
Por otro lado, nuestra abeja reina, quién después de haber pateado a su hermano, se fue a la cocina por unas botanas. Abrió una de las alacenas y no encontró nada, abrió el refrigerados y tampoco, ni siquiera estaba conectado. Se quejó y camino hasta la puerta de la cocina con la intención de quejarse a toda su familia.
Pero no contó con ver, por el rabillo del ojo, a una figura detrás de la puerta que daba al jardín trasero. No tuvo más opción que dar el grito más masculino de su vida.
– ¡Papá se metió un ratito! –gritó y agarró un sartén de una de las cajas de cartón que estaban ahí.
Oh, no habían desempacado las cosas que compraron para la cocina.
– Tranquilo. –habló el rarito abriendo la puerta–. Soy t--
Y boom, le había pegado con toda la fuerza que sus brazos de fideo se lo permitieron.
– ¡Lo mataste! –gritó otro rarito que entró al ver a su hermano en el suelo.
Boom.
Otro golpe se escuchó por la cocina, esta vez se trataba de Lucas que había abierto la puerta de la cocina, noqueado al segundo rarito.
– Demonios Sicheng, ¿qué hiciste? –culpó.
– ¡Pero si tú noqueaste al otro! –soltó el sartén.
– Yo aquí entré y vi dos cuerpos, es tu culpa no mía. –le sacó la lengua–. ¡Kun, tu cría mató a dos raritos!
Porque era un clásico culpar a Sicheng.
*
Toda la familia Wong Qian se encontraba en un círculo en la sala, pues aún no habían muebles, con dos cuerpos extendidos cual sacrificio en el medio.
– ¿Qué hacemos con ellos? –preguntó el menor de todos.
– ¿No lo ves Lele? ¡Tenemos una oportunidad millonaria frente a nosotros! –aplaudió Yangyang y todos le miraron raro–. Podemos vender sus órganos y cobrar más caro porque son de primera calidad.
– ¿Y cómo sabes tú eso? –cuestionó Kun alzando una ceja por la idea.
– Internet. –se encogió de hombros.
– Okey, dejando de lado a un futuro dealer de órganos. Creo que deberíamos simplemente despertarlos.
La voz de la razón ha hablado, y como se trataba de Kun, nadie podía contradecirlo. Eso hasta que el timbre sonó.
– ¡Es la policía! –chilló Chenle.
– Rápido, hay que enterrarlos en el jardín. –Lucas alzó a uno de los raritos–. Lleven ustedes a los demás.
Pero la puerta había sido ya abierta por Kun, detrás de ella estaban dos personas.
– ¡Hola! –saludó el rubió–. Se me perdieron dos raritos, son pequeñitos y ambos de cabello castaño, uno lleva anteojos, ¿Los vió?
Kun miró hacia atrás donde estaba su esposo congelado y a sus hijos arrastrando a un cuerpo, ambos cuerpos eran como los había descrito la persona.
Solo había una salida.
– Nop. –cerró la puerta.
– ¡Oiga, yo los vi ahí adentro! –gritó una nueva voz, era de la otra persona que acompañaba al rubio–. ¡Habrá o le echo agua a su cactus que está acá afuera!
Eso no lo podía permitir, Juancho el cactus no podía morir tan pronto. Abrió la puerta, ahora con una sonrisa.
– No es necesario llegar a tal punto, pasen, pasen, sus raritos están ahí. –señaló a los cuerpos que habían sido puestos en el suelo.
– ¡No le diga raritos! –se quejó el aún gritón y su pareja le miró raro–. Bueno, son raritos, pero son mis raritos. –se cruzó de brazos.
– Sí, sí, lo que diga Hendery. –le restó la importancia el rubio–. Nos llevaremos a nuestros raritos, lamentamos las inconveniencias, seguro Xiaojun quiso saludarlos pero se entró por el jardín, siempre hace lo mismo. –suspiró y volvió a sonreír–. Un gusto, soy Chittaphon, pero díganme Ten, el gritón es mi esposo Hendery, y esos dos. –señaló a los cuerpos–. Son mis retoños, somos la familia de al lado, si necesitan algo pueden visitarnos en total confianza.
Que agradable sujeto.
– Un gusto, yo soy Kun y el altote es mi esposo, Lucas, los de ahí con Sicheng, Yangyang y Chenle. –presentó.
Dicho aquello la pareja nueva recogió a sus retoños, Hendery se tardó más porque se puso a mirar feo al más alto.
– ¿Qué miras? –retó.
– Tu cara de mono. –le sacó la lengua.
– Hendery, ¡Vámonos! –regañó Ten y le jalo de la oreja.
Y se volvieron a quedar solos.
– Me agrada el señor Ten. –rompió el silencio con una sonrisa Yangyang–. Mamá, ¿nos lo podemos quedar?
– Deja de decir tonterías. –le dió un zape.
***
Holaaa, por fin el primer capítulo. :')
Ayer debía actualizar, pero fue el cumpleaños de mi tía y estuve ocupada, lo siento por eso, ksonzod.
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family friendly ; wayv/nct
FanfictionTras una oferta de trabajo el padre de Chenle debe mudarse junto a su familia a Corea del Sur, en tan solo tres días. El idioma, la cultura, las calles, la comida, todo sería nuevo. ¿Qué le espera a la familia de Chenle un un país totalmente diferen...