Lee Namra tiene una misión, descifrar si el sospechoso del caso es culpable o si sólo es un empresario.
Shi Oh tiene otra misión, vengarse.
Ambos sin saber esto del otro. El se casa pensando que es una chica ingenua y ella se casa pensando en arre...
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Namra
Ignorando lo que recién había pasado, el avión ya dicho antes se detuvo. Nos preocupamos un poco por aquello, pero ya todo estaba bien. Ambas entramos al aeropuerto en busca de mi supuesto esposo. Era fácil de encontrar si seguía siendo igual que antes. Un hombre alto vestido de negro tratando de parecerse a un cuervo.
—— ¿Segura que está bien? Mañana llamaré al doctor para que la revise.
—— No, no, no. Descuide. Quizás tengo la presión baja o muy alta. Cuando regresemos a la casa me revisaré. No se preocupe.
—— Yo estoy ya vieja y a mi no me da ese tipo de cosas. — ella negó —
—— Quizás no volverá a pasar. No le des importancia a tanto. ¿Si? — ambas buscábamos con la mirada al hombre recién llegado. Una sonrisa se formó en mis labios cuando pude ver su espalda a lo lejos. Estaba segura de que era el. Mi seguridad sobre eso creció cuando el giró sosteniendo su maleta y hablando por teléfono — Ya lo vi, señora Kang.
—— ¿Si? — comenzó a perseguir mi mirada y sonrió al encontrarlo — Si, ahí está. Estoy segura de que estará feliz de vernos. — nos apresuramos para llegar allí. El volteó a nosotras y suspiró mirando para otro lado —
—— Si. Hablamos luego. — colgó y giró a nosotras — Señora Kang... — me miró de reojo y devolvió su vista a ella — No le dije que viniera.
—— Lo siento mucho, señor Ryu. Pero la señora Lee quería venir personalmente por usted ya que vino de sorpresa. La señora aún así le preparó algo por su inesperada llegada.
—— Hola, señor Ryu. — interrumpí su conversación metiendo mi cara en medio de ellos. A pesar de que haya venido sin avisar, tenía que mostrarme alegre ante el. Supongo que ya comenzaba mi trabajo de investigarlo —
—— Lleva mis cosas al auto. — la señora Kang asintió y tomó su maleta — Las otras cosas aún no llegan. — me ignoró y nos dió la espalda—
La señora a mi lado negó sabiendo que no me iba a dar por vencida. Lo conoce, supongo que solo quiere que no hayan malentendidos. Pero es de mala educación ignorar a alguien de esa manera. Especialmente cuando yo no le hice nada.
Caminé hacia el. Cuando estaba delante de él, le mostré el pastel y continuaba usando mi sonrisa para esto.
—— Le hice un pastel.
—— Soy diabético. — mi sonrisa se desvaneció —
—— Miente. — me miró en silencio, se podría decir que me sentí intimidada un poco, pero no iba a mostrarlo — La señora Kang dijo que le gustaban.
—— Solo me gusta la comida suya. No como nada de gente extraña.
—— Estás de suerte. Porque no soy una extraña. Soy tu esposa. — pestañee varias veces para irritarlo. El suspiró y continuó ignorándome — Vamos, me esforcé mucho esta vez. Solo acéptalo y ya ¿quieres? — le entregué el pastel sonriendo, lo miró unos segundos y luego me miró unos segundos en silencio. Iba a dejarlo en paz finalmente, pero el decidió irse por las malas lanzando el pastel a la basura. Mis ojos se abrieron junto a mi boca y el se alejó de mí para buscar otras cosas — Desgraciado... — dije entre dientes acercándome a la basura. Miré el pastel todo al revés y destruido. Seguí mirándolo sin creer que había terminado allí. Ryu Shi Oh tomó el camino incorrecto —
Vi como tomaba sus cosas y así mismo se marchaba ignorándome de nuevo. Como si nada hubiese pasado. La señora Kang suspiró y fue tras el. Decidí que no iba a dejar que me tratara así. Metí mi mano a la basura y tomé un puñal de pastel. Caminé detrás de ellos decidida y apretando el puño.
—— ¡Muérete! — fueron mis palabras en voz altas de lanzarle lo que quedaba del pastel. Cayó el pedazo sobre su espalda, sobre su traje caro y el se detuvo. La señora Kang llevó sus manos a su boca y volteó a mi. Ambos giraron a mi, yo no demostré miedo alguno. Ya tenía muchas personas que solían tratarme así. No iba a añadir a nadie más a la lista —
—— Señor... — la señora Kang estaba lista para impedir lo que fuese a pasar y yo me acerqué molesta a él —
—— Señor Ryu. Nos casamos hace dos años, pero está más que claro que ninguno de los dos nos conocemos. Así que se lo advierto, yo no juego con usted...pero usted tampoco jugará conmigo. — le dije mirándolo a los ojos con seriedad —
—— Señora Lee... — se me acercó, apretaba su mandíbula como si quisiera matarme — ¿Cree que soy el idiota de su padre?
—— Mucho cuidado con lo que diga de mi padre. Si tiene a alguien que insultar, hágalo conmigo.
—— ¿Crees que puedes hacer semejante idiotez y salirte con la tuya? Vivimos en la misma casa. Nunca se te ocurra volver a hacer algo como eso. ¿Te quedó claro?
—— Casi se me rompen las piernas tratando de mejorar ese pastel. — aprendiendo* — Como para que un imbecíl con patas largas venga y lo lancé a la basura como si no fuese nada. — lo miré sin demostrar miedo y el demostrando ganas de matarme. Antes de que pasara algo más la señora Kang nos separó —
—— Ustedes dos. No han pasado ni dos minutos y ya están discutiendo. Lo siento mucho, señor. Su esposa puede perder el control aveces. — la miré sintiendo indignación. ¿Por qué lo defiende así? — Yo lavaré su traje. Por favor, señor. No vuelva a provocarla así. Ninguno de los dos está siendo maduro en estos momentos. Estoy segura de que la señora Lee está arrepentida.
—— ¿Qué? — pregunté ganándome su mala mirada —
—— No lo volverá a hacer. Ahora, señor. Espero que pueda la próxima valorar El Fuerte trabajo de su esposa. ¿No? — no sé cómo lo logró, pero el guardó silencio y siguió con su camino hacia el auto — ¿Tú eres suicida? — giró ella a mi lista para regañarme de nuevo —
—— No es justo. ¡Viste lo mucho que me esforcé como para que se zopenco lo arruine todo! — ella asustada puso su mano sobre mi boca para callarme. Como si le tuviese miedo a esa jirafa tonta —
—— Cállese. ¿Qué impresión está dando?
—— Ya no me importa. — me encogí de hombros. El tomó su maleta y lo puso en el maletero de el auto —
—— Solo espero que esto sea un tropiezo. Por tu culpa tendré que limpiar un traje caro. -nos acercamos al auto y la señora Kang intentó abrir la puerta. Al ver que no abría miró al señor Ryu que estaba al volante-
—— Señor Ryu... ¿podría quitarle el seguro? — el bajó lentamente el cristal —
—— Tu y esa malcriada tomen el metro. No me gustaría que ella viniese en mi auto. — abrí los ojos esperando a que se me salieran y a que el estuviese bromeando. Pero no fue así. Ninguna de las dos —
—— Señor- — no la dejó terminar y arrancó dejándonos allí solas. La señora Kang cerró los ojos y giró a mi — Lo lograste, Namra. Lograste que tu esposo te odie en 13 minutos. — puse los ojos en blanco y me crucé de brazos —
Maldito Es al revés El hizo que lo odie en ese tiempo...