Harry se sentía total y completamente perdido, en los últimos días había visto más médicos que durante toda su vida.
Todos ellos hombres y mujeres alfas, vestidos de bata blanca y zapatos negros, que ingresaban con sus anotadores, hacían pregustas, chequeaban su cuerpo y luego volvían a salir.
A pesar de que respondía a todo lo que le preguntaban, nadie parecía querer atender sus propias dudas, lo miraban con lástima y le aseguraban que pronto podría marcharse, pero eso jamás sucedía. La situacion era frustrante y agotadora y para mayor de males, el hombre guapo y malhumorado que siempre lo estaba observando no se desprendía de su lado, parecía un guarda espaldas o para ser más exactos un matón, contratado para asegurarse de que no pusiera un solo pie fuera del cuarto. Cuando no estaba dentro de la habitación observándolo, se paraba en la puerta y hablaba con una extraña mujer.Por alguna razón que desconocía, ver su rostro lo irritaba demasiado. Era hermoso, ridículamente atractivo, sus facciones eran perfectas, tenía pómulos marcados, mandíbula amplia, cabello platinado y esos ojos... unos enormes ojos verde esmeralda. Toda su cara era de su gusto y eso lo molestaba aún más. ¿Qué hacía un modelo de ese tipo custodiando la habitación?¿Con ese tipo de cuerpo no podía conseguirse otro trabajo? Además de que su cara era lo único bueno que veía en él, tenía una pésima actitud, modales fatales y para sumar problemas, desvariaba. No paraba de repetir de mala gana que era su esposo, su alfa, que estaban casados hace años y que debía ir a casa con él.
Mientras pensaba en ello el rostro de Harry se iluminó de repente, si era cierto lo de ser pareja enlazada, entonces debía de haber una marca en su nuca...
Rápidamente se sentó en la cama, debía caminar hasta el baño y cerciorarse él mismo si realmente existía tal cosa en su cuerpo, solo así podría refutarle a ese hombre que estaba completamente loco y que ya no tenia mas motivos para retenerlo allí.
Aunque no fue tan sencillo como esperaba, el yeso en su brazo le dificultaba la tarea de incorporarse, al igual que el suero en su muñeca, sabía que si quería ser más ágil debía quitar la aguja...- Harry...- esa voz era inconfundiblemente familiar. Alzó la vista y se encontró con su padre- ¿Qué estás haciendo hijo..?- rápidamente quitó las manos de la aguja.
- ¡Papá!- sus ojos se llenaron de lágrimas y sin necesidad de ponerse en pie su padre ya había corrido a su lado y lo estaba estrechando en sus brazos- ¡¿Porqué tardaste tanto?! Estaba tan asustado...- las lagrimas se volvieron llanto y el abrazo comenzó a doler pero no importaba, no quería separase de él. Cuando abrió los ojos allí estaba otra vez, el alfa guapo observándolo con recelo.
- ¡Lo siento Harry, lo siento! Vine en cuanto pude hijo...- se separó de él solo para inspeccionarlo detenidamente, había heridas por todas partes, un yeso en su brazo y una venda en su abdomen.
- ¿Sabes hace cuanto estoy aquí? Estaba a punto de enloquecer...- dejaba que Arthur lo inspeccionara por todas partes sin quejarse, nunca había estado tan feliz de tener la sobreprotección de su padre.
- Santo cielo Harry...- sin dejar de llorar tomó su rostro con ambas manos- Estás todo magullado... Si tu madre te viera ahora...- podía ver la preocupación y angustia en su rostro.
- ¿Shta qui?- soltó sus mejillas para que pudiera hablar.
- Está abajo con tus hermanos- su rostro cada vez se volvía más tenso- Mira nada más como estás... Esto es culpa mía, sin tan solo...
- Oye...- tomó una de sus manos y la apretó suavemente- Tranquilízate, estoy bien... Esto no es culpa de nadie... De hecho, no se de quien es la culpa.
- ¿Realmente no recuerdas nada del accidente?- él lo recordaba muy bien, la cirugía, el coma, los días oscuros e interminables...
- ¿Acaso parece que miento? Todos me dicen lo mismo una y otra vez...
- Claro que no hijo, solo quería asegurarme...- volvió a estrecharlo con fuerza en sus brazos- Gracias al cielo estás bien, eso es suficiente para mi...Harry podía sentir como su padre lloraba silenciosamente tratando de disimularlo, la verdad es que él también tenía muchas ganas de llorar. Se había estado sintiendo tan solo y angustiado, ver a su padre después de tanto tiempo se sentía como enorme alivio. Quería llorar pero de alegría, aún así intentó contenerlo, Arthur se veía demasiado afectado, no quería hacerlo preocuparse aún más.
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Enamórame otra vez
FanfictionHarry y Draco conviven en un matrimonio arreglado desde hace años, ambos acostumbrados a interpretar bien su papel dentro de la relación se han olvidado de comunicar sus verdaderos sentimientos dando por sentado los del otro. Pero las vueltas de la...