El aleteo de las alas de una mariposa II

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POV Julián Kingscrown

De verdad no voy a volver a probar esa cosa, siento que me sacudió las entrañas; pensé mientras caminaba mucho más calmado y recuperado después de varios minutos de utilizar la primera fase.

Había conseguido calmar a Sylvie que estuvo a punto de salir corriendo de Hearth para encontrarme, por lo que la situación era mucho más calmada que unos minutos atrás.

Tampoco me encontré con Alacryanos lo cual fue aún mejor, con mi máscara parcialmente derretida hubiera sido muy fácil reconocerme y seguirme.

"Supongo que la suerte aún me quiere", pensé en voz alta con una sonrisa en mi rostro.

Tengo ganas de comer algo dulce, pensé felizmente a punto de cantar hasta que sentí una intención asesina y firma de maná extremadamente poderosa detrás de mí.

¿Dios por qué siempre abandonas a tu corderito?, nunca te he pedido mucho, así que ¿por qué abandonarme ahora?, llore internamente al darme cuenta de que había como mínimo un retenedor en mi espalda.

Pensé que si tal vez fingía no sentir ninguna presencia o sed de sangre me dejarían ir, pero desafortunadamente la situación nunca iba a mi favor.

"Deja de fingir humano", escuché la voz de un hombre.

De su tono quedó claro que no era Uto o por lo menos así nunca me imaginé su voz, tampoco se parecía a la de Cadell que escuche en la cueva con Silvia, por lo que la única otra opción era Cylrit.

"Haaa", suspiré con cara molesta mirando hacia el cielo y me di la vuelta.

Vi aún hombre con cabello negro ceniza y una bonita armadura negra con una lujosa capa morada, si no fuera por los cuernos podría haberlo confundido con un protagonista secundario de una novela de romance medieval en mi mundo anterior.

Él me dio una mirada escrutadora, mientras yo pensaba si sería bueno establecer contacto con ellos, en estos momentos cuando faltaban años para que la rebelión de Seris tuviera éxito.

Realmente no hay ningún beneficio en hacerlo y Seris correría mucho más peligro si lo hago, perdiendo una aliada potencial.

"Pareces no tener miedo", hablo Cylrit mientras formaba una espada de niebla oscura.

"De nada me serviría tenerlo ahora, cuando ni siquiera tienes pensado dejarme escapar", respondí, sacando la espada que me dio Mordain del anillo dimensional.

Aún no había podido probarla, ya que me la dieron hace poco, pero tenía que usarla debido a que la otra que traía se derritió debido a mi estúpido hechizo.

"Estás siendo arrogante y tonto al subestimarme, ¿no lo crees?, has estado perdido en tus pensamientos desde hace un rato", hablo Cylrit.

Pensé por unos segundos y luego respondí, "no fue mi intención ignorarte, pero hay algo erróneo en tu afirmación, ¿Qué te hace pensar que las peleas no son un símbolo de arrogancia?", pregunte frunciendo el ceño.

Vi al retenedor hacer una mirada extraña y confundida, por lo que decidí seguir hablando.

"Las peleas son la forma más arrogante de expresión, si hay algo que quieres y no puedes conseguirlo por otros medios, peleas por él, incluso si eso significa matar al otro lado".

"Aun así hay códigos, ¿no lo crees?", replicó él

"Si hubiera tales cosas no estaríamos apuntándonos con las espadas, si fuera tan simple como crees no habría peleas en primer lugar", respondí.

Durante todo el tiempo que estuve hablando con Cylrit, tuve una extraña sensación de familiaridad como si estuviera hablando con un viejo amigo.

Este tipo de sensaciones fueron las que comenzaron a surgir luego del despertar incompleto de Silvia, había algo que había cambiado dentro de mí y Mordain ya me lo había mencionado, incluso tenía la vaga impresión de lo que era.

The Beginning After the End - God of the ManaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora