Cuando novio!beomgyu te dijo que su nuevo trabajo era trabajar desde casa, imaginaste mañanas tranquilas juntos y tal vez incluso algunas citas espontáneas para almorzar. ¡Realmente no consideraste hasta qué punto realmente estaría trabajando! desde casa.
Eran las 5:41 pm y habías venido al apartamento de Beomgyu después de un largo día de trabajo, esperando unos abrazos con tu novio antes de emprender una cena de aventura. Sin embargo, la vista que te recibió, desafortunadamente, no fue la de tu amado novio esperando en la puerta con los brazos abiertos para saludarte. Al entrar a la sala, encontraste a Beomgyu encorvado sobre su escritorio, rodeado por una montaña de papeles e iluminado por el brillo de la pantalla de su monitor. Caminando hacia su figura, dejaste caer tu bolso al suelo antes de apoyar tu cabeza en la de él, el cabello desordenado de su cabeza te hacía cosquillas en la barbilla. "Oye", dijiste suavemente, esperando un rápido beso de respuesta, o simplemente un reconocimiento de tu presencia.
"Oye", respondió, apenas levantando los ojos de la pantalla. "Sólo necesito terminar esto. No pasará mucho tiempo, lo prometo". queriendo ser comprensivo, decidiste no molestarlo más. "No te preocupes. Tómate tu tiempo. Estaré en el dormitorio si necesitas algo, avísame cuando termines". Por mucho que quisieras hablar con él, te diste cuenta de que sería mejor dejarlo en la oficina y tomar una breve siesta en el dormitorio mientras esperabas que terminara. Él asintió, apreciando tu comprensión. "Gracias, cariño, te amo", el dormitorio ofrecía un escape temporal de la atmósfera de oficina de la sala de estar.
Acostado en la cama, cerró los ojos y trató de relajarse. sin embargo, te diste cuenta de algo inesperado: las palmaditas en la cabeza de Beomgyu eran un ingrediente esencial para tu receta de siesta. Con un suspiro, regresaste a la sala de estar, tus calcetines mullidos apenas enmascaraban los suaves pasos en el piso de madera, donde Beomgyu todavía estaba absorto en su trabajo. "Oye, gyu, ¿te importa si me uno a ti un rato?" preguntaste en voz baja. Él te miró, con una suave sonrisa jugando en sus labios. "Por supuesto que no. Ven aquí." Llevando una de las sillas del comedor contigo, te sentaste a su lado y, sin decir una palabra, la mano de Beomgyu encontró su camino hacia tu cabello. sus suaves dedos comenzaron a trazar patrones relajantes en tu cuero cabelludo, y el reconfortante ritmo pronto te adormeció con una sensación de paz. "¿mejor?" susurró, su voz era un mero murmullo. "Mmm, mucho mejor", respondiste, con los ojos cerrados. "Tú das las mejores palmaditas en la cabeza, gyu". Él se rió entre dientes, el sonido cálido y afectuoso, antes de girarse para dejar un beso en la parte superior de tu cabeza. "Por supuesto, es una especialidad mía, solo para mi princesa. Solo cierra los ojos y descansa un poco. Terminaré pronto y luego podremos pasar la noche juntos, tal como planeamos esta mañana".
Mientras Beomgyu continuaba su trabajo, sus dedos dibujaban pequeños patrones en tu cabello. Y mientras te quedabas dormido en un sueño tranquilo, pensabas: qué suerte tenías de poder amar a este chico hecho sólo de bondad y polvo de estrellas.
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