RESPIRANDO AIRE FRESCO

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Llevamos prácticamente todo el trayecto en silencio. No es que fuera un silencio incómodo, pero una vez entramos en el coche no sabía bien cómo abordar algún tema de conversación.

Hace cinco minutos me había sentido muy seductora y ahora las palabras se me han quedado atascadas en la garganta y un sudor frío me recorre la espalda baja.

Aparco enfrente de la entrada y apagó el motor.

El ambiente es bastante íntimo, con la única iluminación proveniente de las luces de cortesía del interior del vehículo.

—Estas muy callada.

Giro levemente mi cabeza. Ash está observando atentamente cada movimiento que hago. Tiene una sonrisa cautivadora y los ojos ligeramente entrecerrados como si yo fuera una presa y él, el depredador.

—No sé muy bien que decir. —confieso en voz baja.

Ash se quita el cinturón y se aproxima a mí. Trago saliva cuando veo como un pequeño botón de su camisa se tensa con el movimiento, marcando los músculos de su torso.

—Bueno... ¿Qué tal si empezamos con un me gusto lo que pasó ayer?

No puedo apartar mis ojos de esos labios que invitan a ser devorados. Es como si aún tuviera el sabor de su boca dentro de la mía.

—¿Lo recuerdas? —pregunto subiendo mi vista hasta ese océano profundo que son sus ojos.

Ash ríe. Con una risa profunda y terriblemente seductora.

—Creo que la única que no lo recuerda del todo eres tú. —me pongo roja. Me pasa un dedo por la mejilla hasta bajarlo a mi barbilla y me la eleva hasta acercarme a su rostro. —Aunque si quieres puedo hacer que lo recuerdes.

Un pequeño gemido escapa de mi boca.

No suelo comportarme de este modo con los hombres.

Más bien al contrario, pero no entiendo que es lo que me hace que parece que me controla con solo el poder de su mirada.

Le pongo una mano en el muslo y me arrimo más a él. Los latidos de mi corazón resuenan fuertemente en mis oídos, y la tensión es palpable. Tan sólo un par de centímetros separan nuestras bocas. Veo cómo sus pupilas se dilatan ante la proximidad de nuestros rostros y se pasa la lengua por el labio inferior.

El aire del vehículo se calienta y de repente comienzo a sentir como si tuviera el cuerpo en llamas y el único que pudiera calmar ese fuego fuera Ash.

Sucede en un instante.

En un instante sus ojos se han despegado de los míos y observan por encima de mi hombro la ventana del conductor.

Noto un destello violeta en el centro de sus ojos, apenas perceptible, pero cuando parpadeo el destello ha desaparecido.

Siguen siendo los mismos ojos azules que asemejan a un zafiro, pero algo ha cambiado. Puedo percibirlo.

La atmósfera romántica se ha visto repentinamente interrumpida, aunque no podría decir la razón.

Su expresión antes relajada ha cambiado a una más rígida y cautelosa.

—Creo que debería irme. —murmura con un tono de voz tenso.

Le miro confundida.

—¿Ha pasado algo?

Niega con la cabeza.

—No, mi hermosa niña. —dice relajando el rostro. Pasa un dedo por mi labio inferior. —Es solo que me he acordado de un asunto urgente que tengo que tratar.

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⏰ Última actualización: Feb 09 ⏰

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