La noche transcurrió con normalidad. Esta vez no hubo ningún hombre que me acosará en el pasillo del almacén.
Cosa que agradecía enormemente. Aunque mi cuerpo se había empeñado en llevarme la contraria.
Había comprobado que me gustaba bastante trabajar en "Passio".
Me había enterado que mucha de la clientela provenía de los pueblos de alrededor y aunque muchas veces Rorx era bastante provocador, su presencia no me generaba incomodidad y se podía trabajar a gusto a su lado.
Sin embargo, no pasaba por alto esa aura a su alrededor que parecía gritar con todas sus fuerzas: PELIGRO. Cosa que a las chicas les encantaba, aunque por lo poco que había visto estas dos últimas noches, también le interesaba la compañía masculina.
Estoy segura que si yo tuviera ese cuerpo tampoco le haría ascos a nada.
Tampoco había vuelto a ver esos ojos del color de la sangre por el bosque. Aunque más de un día me había acercado al bosque para verificarlo. Comprobé el roble mil veces y no había rastro alguno de que alguien hubiera estado allí.
Ni siquiera la huella de un animal o persona.
A veces me preguntaba si no me lo había llegado a imaginar por el exceso de cansancio, pero una parte de mi interior sabía que lo que había visto era tan real como el color de mi cabello.
Estábamos ya a mitad de semana y no había avanzado nada con la reforma de la casa. Tampoco ayudaba no tener dinero para hacerlo.
Había guardado lo poco que había traído de mi anterior casa y estaba mirando el hueco del cristal roto cuando una sombra en el porche captó mi atención.
Enseguida me puse en modo alerta.
Me aparto de la ventana a toda velocidad y buscó por la habitación algún objeto que me sirva para defenderme.
El timbre suena.
Salgo de la habitación y me asomo por la barandilla de las escaleras -intentando oír algo- pero la casa está completamente tranquila y lo único que oigo es mi respiración acelerada.
El sonido del timbre vuelve a retumbar por toda la casa.
Echo un vistazo hacía la cocina y calculo mentalmente cuánto tiempo me llevaría llegar hasta allí y salir por la puerta que da a la calle.
No hay mucha distancia desde la puerta principal hasta allí y si la persona que se encuentra en el porche es lo suficientemente rápida me alcanzaría sin ningún problema.
No sabía qué hacer.
Cierro los ojos tratando de pensar, cuando el timbre vuelve a sonar.
El timbre.
Y es entonces donde caigo en la cuenta.
Un asaltante no llamaría al timbre.
Bajo las escaleras lentamente y me acercó al pomo de la puerta.
¿Quieres abrir ya la maldita puerta? ¡Me estoy congelando!
Apenas escuchó la última palabra ya estoy abriendo la puerta de un golpe.
Sonrió.
Tricia, mi mejor amiga me mira con una ceja levantada sin parar de tiritar.
Nos conocíamos desde pequeñas y aunque cuando nos presentaron tuve algo de celos por su belleza. Ella es rubia y de ojos azules -una verdadera belleza nórdica- y yo soy más una chica del montón de pelo castaño. El único rasgo que sobresale algo más de mí son mis ojos verdes y el lunar que tengo por encima del labio.
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El infierno sobre tí
FantasyCassandra tiene que dejar su vida atrás debido a las deudas que ha contraído su madre. Ahora se ve sin sola y sin hogar. Su única solución es volver al pueblo donde sus abuelos se conocieron y enamoraron. Pero nada es lo que parece.