I.

546 31 5
                                    

Probablemente no fue la mejor idea empezar a tener relaciones sexuales con el mejor amigo de tu exnovio, pero no es como si hubieras planeado que se convirtiera en algo serio.

Al principio, comenzó como algo esporádico cuando estabas ebria. Fue una especie de rebote y ni siquiera estabas segura de si Jiwoong quería hacer algo contigo o no, pero necesitabas algún tipo de liberación después de todo lo que había pasado.

Así que cuando se te presentó la oportunidad, simplemente la aprovechaste. Había pasado tanto tiempo desde que habías estado con alguien solo por sexo, sin preocuparte por las consecuencias, sin ataduras. Solo necesitabas un cuerpo cálido por una noche para olvidarte de toda la mierda con la que estabas lidiando y Jiwoong resultó ser el disponible en ese momento.

Se habían besado, manoseándose desesperadamente hasta que ambos cayeron en su cama, demasiado ebrios como para preocuparse si su compañero de cuarto escuchaba o no. Él no dudó en agarrar tu blusa y quitártela, moviendo sus manos por tu piel de porcelana. 

Ambos gemían mientras restregabas tus caderas hacia las suyas, para sentirlo duro. Lo necesitabas, necesitabas su cuerpo. Necesitabas que te cogiera tan duro y te llenara con algo que no te dejara sintiéndote vacía, triste o culpable.

Necesitabas olvidarte de Gunwook por una noche.

Jiwoong no perdió tiempo arrancando tu falda por tus muslos junto con tus bragas y deslizándolas por tus pies. Sus dedos se deslizaron entre tus pliegues húmedos, su pulgar acariciando tu clítoris. 

Gemiste, moviendo tus caderas hacia su tacto. Luego sus labios estaban en tu cuello, chupando y besando mientras sus dedos bajaron rápidamente para meterlos dentro de ti. Jadeaste y te aferraste a él, deseando más.

Bajó besando tus pechos, mordisqueando tus pezones con sus dientes antes de hundir la cabeza entre tus muslos, sus dedos aún bombeando dentro y fuera de ti. Sentiste una oleada de placer recorrerte y arqueaste tus caderas hacia su tacto, buscando más fricción, necesitando más de él.

Él se burló ante tu desesperación, para luego comenzar a lamer tu clítoris, succionándolo suavemente en su boca. Gemiste fuerte, arrojando tu cabeza hacia atrás contra la almohada mientras sus dedos se movían más rápido dentro de ti.

No pasó mucho tiempo antes de que sintieras esa familiar sensación de hormigueo entre tus muslos. No con la forma en que estaba sobreestimulando tu cuerpo. Sus dedos eran mágicos mientras te estimulaban, tocando y frotando todos los lugares correctos. Gemiste, frotándote contra su mano y él se rió, succionando tu clítoris de nuevo entre sus labios.

Gritaste cuando lograste correrte, el placer recorriéndote mientras él seguía succionando y lamiendo. Él gruñó, su lengua presionando contra tu clítoris y tú temblabas ante su toque. Miraste hacia abajo, viéndolo moverse levemente entre tus muslos, su lengua caliente contra tu piel y sentiste otra oleada de placer.

Sacó sus dedos de tu interior y te sentiste vacía por un momento antes de que se levante de tu cuerpo y se tire encima tuyo, besándote bruscamente. Podías probar tu propio sabor en su saliva y gemiste, moviendo tus caderas hacia su dura longitud. Él gruñó con voz ronca cegada de placer, besándote de nuevo.

Fóllame — jadeaste contra sus labios.

¿Por qué?

Sacudiste tu cabeza, sabiendo no deberías decirlo. Por favor, solo... fóllame, Jiwoong.

Dime el por qué — susurró en tu oído.

Suspiraste, moviendo tus caderas contra su miembro. Lo necesito. Necesito que me folles. Necesito sentirte dentro mío.

Él se rió, besándote de nuevo. ¿Qué quieres que haga, cariño? ¿Qué necesitas? 

Solo...  gimoteaste.

Dilo  exigió.

Hazme olvidarlo  jadeaste.

Entonces te besó, presionando tus piernas hacia atrás contra tu pecho. Agarra tus tobillos  ordenó.

Colocaste tus manos alrededor de tus tobillos mientras él agarraba tus muslos y los empujaba hacia él, abriéndote aún más. Te sentiste expuesta en esa posición, pero él comenzó a introducir lentamente su longitud en tu cavidad por lo que gemiste fuerte y arqueaste tu espalda. Agarró tus muslos más fuerte y te presionó contra él. Sentiste como tu estrecha cavidad se estiraba mientras su gruesa polla se introducía en ti, llenándote por completo.

Te quedaste sin aliento, arrojando tu cabeza hacia atrás contra la almohada. Él se rió. ¿Es esto lo que querías? ¿Es esto lo que necesitabas? 

Gimoteaste, asintiendo desesperadamente mientras te daba fuertes estocadas, presionando aún más profundamente dentro de ti. — Maldita sea, sí.  jadeaste. Más, Jiwoong.

He estado deseando follarte. — gimió mientras comenzaba a moverse. Se retiró, embistiendo de nuevo en ti. Jadeaste, gimiendo fuertemente mientras te llenaba por completo. Siempre has sido tan hermosa. Nunca pude superarlo. 

Moviste tus caderas, sincronizando sus embestidas mientras te follaba con más fuerza. Se inclinó hacia adelante y presionó tus piernas contra tu pecho, estirándote aún más. Apoyó sus manos contra la parte posterior de tus muslos, follándote con más fuerza.

Gemías cada vez más desesperada. Sabías que eras ruidosa y no te importaba. No cuando él se sentía tan bien dentro tuyo. No cuando se sentía tan bien.

— Joder.  gimió, sus embestidas volviéndose más rápidas. — He querido follarte desde la primera vez que te vi. Eres tan malditamente caliente. Tan apretada. Dios, cariño.

Gimoteaste, bajando la mano para frotar tu clítoris mientras él seguía embistiéndote. Él te observaba, con los ojos abiertos mientras te miraba. Sentías que tu clímax se acercaba y sabías que no tardaría en llegar. Tu clítoris ya estaba sensible por su lengua y no necesitaba mucho para hacerte llegar al límite de nuevo.

Gritaste cuando llegaste al climax, tus piernas cayendo para envolver a Jiwoong mientras te aferrabas a las sábanas. Él gimió fuertemente, follándote durante tu orgasmo, enterrando su rostro en tu cuello mientras se corría dentro de ti. Gimoteaste, abrazándolo mientras jadeaba y movía sus caderas, frotándose contra ti hasta que ya no le quedaba nada más que dar.

Gruñó al apartarse de ti, rodando en la cama para quedar acostado a tu lado. Miraste hacia el techo, tratando de recuperar el aliento.

Jiwoong parecía tranquilo, apoyando su cabeza contra tu hombro. Podías sentir su semen goteando por tu muslo, pero no te importaba. No querías moverte de este lugar. No cuando se sentía tan bien. No cuando él te hacía sentir tan bien.

ex - jiwoong & gunwookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora