Nuevo integrante

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La guardería "Pingüinitos" no era una gran guardería pero tenía una buena reputación y excelentes reseñas. Los cachorros eran bien cuidados en el lugar, la mayoría de los trabajadores eran omegas ya que llevarse con los pequeños eran de sus especialidades.

Alli era donde trabajaba Noeul desde hacia un par de años. Cuando se graduó de la universidad esa fue su decisión, tenía un titulo en cuidado de cachorros y maestro.

Le gustaba mucho pasar tiempo con los pequeños, enseñándoles a leer y escribir. Eran una de las cosas que más le gustaba, estar rodeado de pequeños cachorros tiernos. Tenía la esperanza de cumplir lo que deseó desde que tiene uso de memoria, que era formar una familia, pero sabía que no era fácil. En parte, pues era alguien muy timido y reservado. A sus veinticinco años, nunca había ido un fin de semana a fiestas.

Prefería estar en casa leyendo un libro o viendo anime, incluso ni siquiera se quedó en la fiesta de graduación de la universidad en la que estudió, solo fue con su madre por su título y después se fueron a casa para celebrar.

Se logró independizar después de eso, consiguió un pequeño apartamento en un buen precio al igual que su trabajo en la guardería, cuidaba de los pequeños casi como si fueran suyos.

Todos sus compañeros eran amables y simpáticos con él, quizás era casi el más joven, pero no había problemas con eso.

Le ponía algo triste que era el único sin pareja de los trabajadores, y menos una marca.

Quizás teniendo en cuenta que era el más joven, podría excusarse con eso.

A veces se sentía solo, y lo peor del caso era, que aún era virgen. No podia siquiera pensar en la palabra "nudo" para llenarse de vergüenza.

¡Ya era un adulto por todo lo santo!

Pero no tenía toda la culpa, cuando era pequeño no tuvo experiencias muy agradables con desconocidos.

En la primaria y secundaria sufrió de abusos escolares por parte de sus compañeros, eso hizo que se volviera aún más inseguro de lo que era antes.

Asi fue como pasó su juventud, escondido en la biblioteca y en el cuarto de su casa. Aunque quisiera estar siempre metido

alli, la vida adulta lo sacó a rastras. Trabajar, si no trabajaba no tendria dinero, y sin dinero, solo sería una carga para su madre y ella ya había dado gran parte de su vida cuidándolo.

Entonces, al estar en la universidad, pensó mucho en lo que iba a hacer, y se fue por lo más seguro para él, cuidar de los pequeños.

Se graduó como especialista, incluso tomó algunos cursos de pediatria. Trabajar en una guarderia era lo mejor que pudo hacer, tanto para el cómo para los del lugar, pues si algún cachorro se enfermaba, él sabria qué hacer.

Un dia en particular, cuando llegó a su trabajo en la hora habitual, fue recibido por un gran lloriqueo, se preocupó por eso y fue hasta el origen de este.

-¿Qué ocurre?- Preguntó cuando llegó, habia por lo menos tres omegas tratando de calmar a un pequeño de cabellos oscuros, nunca antes lo había visto, por lo que supuso que era un nuevo integrante en la familia.

-¡Ya no sé qué más hacer, lleva llorando desde que su padre lo dejó y eso fue hace casi una hora! - El pobre Peat mecía al pequeño en sus brazos, pero este seguia llorando y pataleaba para quitarse el agarre de la mayor.

Sus mejillas pequeñas estaban rojas y llenas de lágrimas. Entendía que quizás era la primera vez que el se separaba de sus padres y por eso estaba así, había lidiado con un par de esos cachorros
antes

-Ya pequeño, ya. Tus papis vendrán
después por ti, deja de llorar - Peat estaba frustrado, al igual que lo demás, parecía que el pelinegro también se pondría a llorar en cualquier momento.

-¿Ya le dieron de comer? ¿Su pañal le incomoda?- Apareció Pak de repente poniendo un dedo sobre su mentón, y los demás asintieron.

-Tratamos de darle su biberón, pero no lo
quiso y su pañal está bien, ni siquiera está húmedo - Explicó otro omega mirando al pequeño, a Noeul le partía el corazón verlo
de esa forma.

Se miraba tan triste, tal vez el pequeño no estaba acostumbrado a los extraños, y eso
solo hacia las cosas peores.

- Ven préstamelo, creo que tú angustia
solo lo altera más- Noeul acababa de llegar así que se encontraba tranquilo, en cambio los demás tenian un aire de preocupación.

Peat asintió y le dio a el pequeño, quien se puso a llorar con más fuerza al ver que lo estaban pasando a otra persona. Noeul trató de sostenerlo con cuidado y lo acostó sobre su hombro, cerca de su glándula del aroma.

Le empezó a dar palmaditas en la espalda
tarareando una canción de cuna. Para su
milagro, los lloriqueos fueron bajando de intensidad en cuestión de minutos y se
volvieron sollozos.

Noeul sintió como el pequeño se aferró a su ropa y acercó su carita a su cuello, aspirando de manera tartamudeante por sus anteriores lloriqueos. Los demás se le quedaron viendo entre asombrados y aliviados, al menos ya no había más ruidos estridentes.

-¡Bien hecho Noe, pudiste calmarlo! -Dijo Peat.

-N-no fue nada, solo quise ayudar- Respondió y los demás solo sonrieron más tranquilos, cada uno se fue hacer
sus cosas con los demás pequeños que
iban llegando y Noeul se fue hasta el salón.

Él era encargado de seis cachorros, tenía que estar al pendiente de ellos y al parecer tenía que cuidar de otro más. Se llevó consigo la mochila de el pequeño que dormía sobre su hombro, lo revisó con una sola mano aunque no fue facil pero tampoco imposible.

Nat Chaikamon, un año de edad, alergias a las moras. Se sorprendió un poco por eso, no habían muchos pequeños de un año en la guardería, normalmente llegaban más de dos en adelante.

Los omegas eran muy protectores con sus pequeños en el primer año de vida y apenas podían despegarse un poco de ellos cuando tenían el año y medio.

Pero él no era nadie para juzgar, quizás sus padres eran muy ocupados y no podían cuidarlo como les gustaría.

-Bien pequeño Nat, hay que
llevarnos bien ¿Te parece?- Habló en un
susurro mientras acariciaba con suavidad la espalda de el pequeño, Nat solo dio un suspiro, al parecer dormiria más.

Little Mother Donde viven las historias. Descúbrelo ahora