Nanas del ahorcado

901 84 3
                                    

Sinopsis: Gustabo recibe una herida que pone en riesgo su vida y Freddy pierde el control.

Advertencia:

》Angustia.

》Situación hipotética.


Hay cierta quietud en la ciudad que lleva a su piel a erizarse, bien acogida por una preocupación difícil de expresas, sin ningún pretexto ni explicación, naciendo sin más en su interior a fuego lento. Sabe que sus instintos le han salvado más veces de las que puede contar con ambas manos, sin embargo, no parece que en aquellos momentos se esté desenvolviendo de la manera adecuada, con una ciudad tranquila y una racha de victorias sin precedentes. A Freddy, piensa para sí, le zumba más inquietud por el hecho de ver una ciudad sumida en el caos constante, alcanzar cierta paz de la noche a la mañana.

El problema es que aquel murmuro en su nuca ha aparecido esa misma mañana, no cuando la parsimonia parecía asentarse en las calles. No sabe de dónde viene, pero se mantiene alerta todo el tiempo, en guardia, acuñando en sus manos su fuerza para cualquier evento fuera de lo normal que asaltara a sus espaldas.

—Es en garaje central —informa Isidoro a su lado—, Gustabo y el super están yendo para allá.

Ha terminado haciendo binomio con Navarro tras descubrir todos los secreto ocultos, aquellos hospedados al otro lado de la cortina, ya sabiendo su condición real; Gonzalito, a veces se recuerda, haciéndole difícil distinguir entre aquellas dos identidades aparentemente opuestas. Al final y para su sorpresa, no es un mal compañero, difícil de soportar en algunas ocasiones, pero hábil en muchas otras. No obstante era lo que había, su confianza con Jack depende de un suave y diminuto hilo debido a todas las sombras que acechan en su relación, si bien es consciente de lo indispensable que es aquel hombre en su vida, no quiere decir que pueda olvidar de la noche a la mañana, mucho menos perdonar. Junto a Gustabo, confiaba en Conway con su vida, siempre una presencia reconfortante a su lado tras superar el infierno, mas ya no quedaba nada, solo un hombre cubierto de heridas con cierres desordenados, sangrando día tras día aunque el futuro se atisbara con vagas creencias de éxito.

—Avisa que vamos para allá.

—A sus órdenes, comisario —acata sus peticiones con facilidad y eso hace que su relación sea más cómoda, sin verse con la obligación de cuestionar al otro hasta abrir frescas heridas.

No hay confianza, se recuerda, solo débiles esperanzas en un futuro común.

En garaje central se está llevando a cabo una trifulca, al parecer un numero significativo de sujetos ha empezado a crear el caos sin ningún tipo de razón. Varios agentes han ido a detenerlos, sin embargo, sus esfuerzo han parecido ser en vano y Conway se ha visto con la obligación de intervenir, cuyo acompañante es ni más ni menos que Gustabo García. Trucazo se arriesga a decir que ambos poseen tan poca confianza que roza lo inexistente, pero no quita el buen trabajo que hacen como binomio, cuyos patrones de trabajo parecen equilibrarse a la perfección: Jack como un arma de destrucción, potente y hostil, acompañado de Gustabo como un agente perspicaz, tranquilo y letal.

Le amarga, lo sabe. Odia tener que presencial como el hombre al que le obsequia tanta confianza y cariño termine con el hombre que le ha mentido hasta el momento de ebullición. Desearía ser él quien trabajara junto al inspector.

—Parece que se ha liado bien, eh —comenta con desdén, interrumpiendo los pensamientos del comisario—, ya estaba echando de menos las viejas peleas callejeras.

Freddy bufa sin humor, sin saber hasta dónde llega la vida personal de Navarro. Ha tenido suficientes años sobreviviendo en la calle como para sentirse contento, incluso ansioso, por ver más de esas experiencias agrias.

Demonios en la vereda; freddytaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora