El camino no se allana con el tiempo, se da cuenta, no es el esfuerzo el único determinante de los frutos que recogerás, va más allá, con la suerte, la armonía y las personas con las que terminas rodeado. Para Gustabo, la vida ha sido como naufragar hasta el infierno y volver, sin embargo, ceder nunca ha sido una opción para él, y si bien la disputa interna consigo mismo es algo habitual, no quiere decir que vaya a permitir que el mundo pueda con él.
Piensa en el suicidio una vez al día, se permite el pensamiento e indaga sobre él, hasta llegar incluso a fantasear. Se encierra en el baño, en la terraza de su pequeño departamento o en la comodidad de su colchón y piensa, ahogado en ensoñaciones con la muerte, con resquebrajar las venas de sus brazos, con dar un paso hacia el frente y caer hacia el suelo dejándose llevar por las normas de la gravedad, hay pastillas en la mesilla de noche y su mente le susurra para que las trague todas.
No obstante, aunque la idea cruce su mente más de lo que le gustaría reconocer, jamás se rinde, y da un paso hacia el mañana. Crece siendo un adolescentes con tendencias suicidas, luchando por un mundo que lo odio y enzarzado con el autodesprecio que se siente, pero entonces conoce a Horacio y posee un motivo para seguir adelante. Es pequeño, flaco y no demasiado fuerte, sin embargo, posee más coraje que la mayoría, lo que le ayuda a sobrevivir todos esos años de puras calumnias.
En menos de lo que creía posible, entra en la veintena, trabaja de lo que encuentra, protege a Horacio e intenta no recaer por sus propios pensamientos. Sabe que hay alguien más ahí, en su cabeza, pero también es sabedor de lo que aquello supone, de la locura a la que se le asignaría. Pogo es su tormento, pero Gustabo hará lo que haga necesario para no dejar que tome el control.
Pogo surge cuando la situación le sobrepasa, la primera vez que su consciencia se apaga hasta dejarla a merced del payaso homicida, es cuando Horacio corre peligro. Por alguna razón se han visto desprevenidos en una pelea ilegal, en un callejón sucio y húmedo al que se ve conectado un local de mala muerte, de él son arrojados por tres hombres corpulentos. Gustabo está dispuesto a entrar en contienda con quien sea, acostumbrado a la ira en sus venas y el instinto de supervivencia en auge, mas la situación se sale de su control al ver a uno de los hombres sacar una pistola del interior de su chaqueta. Intenta detenerlo al coste que sea, arrojándose hacia ellos en una acción desprevenida, sin embargo, no surte el efecto esperado y termina siendo empujado hacia el suelo, dejando a Horacio totalmente desprotegido. Nota como su mente empieza a ceder, resbalándose hacia la neblina y cayendo poco a poco en la inconsciencia. Ahí actúa Pogo, asesinando a los tres hombres y huyendo de la escena, jamás se descubre al culpable. Al final de la noche, hay dos jóvenes huyendo de sus crímenes, empapados por la culpabilidad de un hacer que jamás estuvo bajo su control.
Los años posteriores se resumen en ellos viajando de una ciudad a otra, huyendo, protegiéndose del peligro y de la autoridad para retener a Pogo en su jaula, atemorizados por su posible retorno. Entonces entran en la malla, Conway es una maldición y bendición a partes iguales, y todo termina saliéndose de control poco a poco. En retrospectiva, ve Gustabo, que aquello evolucionó como debía, siendo casi inevitable impedir que todo se fuera al garete.
Horacio ya no está y Conway brilla en su ausencia, lo dejan cuatro años encerrado en un centro psiquiátrico, sin jamás recibir ni una sola visita. Acepta que su familia sienta resentimiento por él a causa de todo lo que hizo, de aquello que permitió a Pogo hacer aunque estuviera más allá de él actuar al respecto –obligado a cumplir sus deberes de policía; imperiosa la necesidad de demostrar su valía–, mas no quita el gusano corrosivo que se halla en su estomago, creando en él un agujero demasiado grande como para ser capaz de curarlo hasta extinguirlo, perpetuando su odio a sí mismo.
Entonces sale de su internación y conoce a Freddy Trucazo, su vida cambia, sus motivaciones toman otras formas y en su interior empieza a aparecer cierta serenidad que jamás había creído posible.
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Demonios en la vereda; freddytabo
FanfictionRecopilación de relatos escritos entorno al dúo de Freddy Trucazo y Gustabo García.