Cada 40 años salía para volver a la vida y no morir por vejez, cada 40 años decidía quien seria el que lo haga volver a sentirse joven por otros 40 años.
Ya hace un año que tenía en la mira a la persona correcta para su ritual.
Un joven de 23 años, justo la edad que quería tener, que trabajaba de hace unos par de meses como chico de compañía.
Lo había seguido de cerca para saber que tenía salud y que su familia no lo buscaría si algo le pasa, una presa perfecta para un vampiro de 359 años con experiencia.
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Seungmin termino de ducharse cuando recibió una llamada de su jefe.
"Hay un cliente nuevo y pidió que seas su acompañante, te mandaré la dirección y la etiqueta de vestuario"
Ya al haber pasado 4 meses con el mismo empleo era momento de buscar uno nuevo, la paga era buena pero no podía seguir con el horario ya que interferir con el tiempo de su estudio.
Su última noche sería está.
Entoda la palabra.
La noche se daría lugar en un lujoso restaurante con un hombre no más mayor que el físicamente.
Seungmin termino de arreglar su corbata negra y colocó su perfume favorito.
Su cabello en un rizado sutil y sus zapatos lustrados, brillando con la luz.
- Bonito - le dijo al espejo.
Solía divertirse en aquellas reuniones, ya que le pagaban solo para que aparente ser la pareja, o asistente, algún familiar, algo sencillo pero su última noche sería inolvidable.
Le habían dicho que tenga cuidado ya que era un cliente con mucho dinero y al ser una reunión de negocios necesitaban que esté lo más presentable posible, sería el prometido del empresario.
Así que se mentalizó para meterse en su papel.
Durante todo el camino invento alguna historia, creando situaciones imaginarias en su cabeza para que se le haga más fácil socializar
Tan solo ver el lugar en donde se encontraba imaginaba lo importante que sería así que suspirando un poco decidió entrar.
Y se sintió muy bien, lo trataron como un invitado estrella, pero sin duda lo único que llamo si atención fue el cliente.
Un hombre sin duda atractivo hasta el último cabello, su piel pálida y sus labios rojos carmín con un iris hermoso, gritando belleza por cada poro de su cuerpo.
Se veía tan elegante en su traje clásico negro tenía el cabello negro y lacio, con un rostro serio que impresionó cada célula de su cuerpo.
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