One-shots de mike y vanessa

a special christmas

Es el día antes de Navidad.

Ramas de acebo (de plástico) y oropel de colores cuelgan de las paredes del restaurante. Mike no podía permitirse un árbol (falso o no), así que improvisó (aunque sólo fuera para los niños). En su lugar se encuentra el árbol de ramas desnudas más triste. En realidad, no es un árbol, sino más bien un palo grande del que cuelgan algunos adornos navideños.

Aunque a los niños les encantó. Que es lo único que importa, al menos en el libro de Mike.

Se sientan con su hermana frente al árbol. Abby está enseñando (o volviendo a enseñar. No se sabe qué sabían antes de...) los villancicos.

"Parece que se están divirtiendo", dice Vanessa. Están cerca de la galería, supervisando.

"Bien", murmura Mike, vigilándolos de cerca. Después de lo que pasó la última vez que dejó que un hermano menor se perdiera de vista, no va a correr ningún riesgo. "Es lo mínimo que se merecen. Y no es que ninguno de nosotros vaya a ir a ninguna parte en el corto plazo".

Vanessa, Abby y él estuvieron todos nevados durante su turno. Quizás fuera posible conducir hasta casa, pero preferiría no correr el riesgo con su hermana en el coche. Y Vanessa decidió acompañarlos hasta que pasara la tormenta.

No es una mala situación de ninguna manera y ciertamente no es la peor Nochebuena que Mike haya experimentado. Están cálidos, seguros y juntos. Eso tiene que contar para algo.

Vanessa parece procesar sus palabras y frunce los labios formando una fina línea. "Sí", ella está de acuerdo.

Continúan cuidando a los niños por un momento más.

"Oye", dice Vanessa, empujando su brazo.

Mike la mira. "¿Qué?"

"Quiero mostrarte algo, vamos". Ella se dirige a la sala de juegos. La preocupación corroe a Mike y lo mantiene en su lugar. No es que no confíe en los otros niños, es sólo....

"Ella estará bien", asegura Vanessa, agarrando su mano. "No tardaremos".

No pasó mucho tiempo para que Garrett fuera...

No termina ese pensamiento. Mike le permite juntar los dedos. La acción hace que una parte de él se sienta mareada. Pero el buen tipo de mareo.

Del tipo que se siente como si mil mariposas se hubieran instalado en su estómago y batieran sus alas al mismo tiempo.

Mike mira por encima del hombro a su hermana por última vez. Antes de seguir a Vanessa hacia el interior de la pizzería.

Ella lo lleva de la mano, charlando ociosamente. Mike descubre que le gusta escucharla. No pasa un segundo sin que él se aburra de sus excitadas divagaciones. Incluso cuando ella le cuenta la misma historia por décima vez, él todavía reacciona como si fuera la primera vez.

Vanessa se detiene de repente. "Aquí", murmura.

"¿Qué?"

Vertiginosamente, como un niño en la mañana de Navidad, señala algo sobre sus cabezas.

"Oh", dice Mike, mirando el muérdago colgado en la puerta de la trastienda. No recuerda haberlo traído aquí ni tampoco recordar haberlo colgado. Lo que significa....

Vanessa se desinfla un poco y retrocede. "No quise presionarte. Podemos simplemente darnos la mano si tú...

Sus labios saben a menta. Mike piensa, sus dedos se enredan en su cabello. Probablemente de los bastones de caramelo que comían como regalo después de cenar. Vanessa está cálida. Más cálido que nadie que haya conocido antes. También es un buen calor. Como una manta en una mañana fría.