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El tiempo lo cura todo, cada miedo, cada cicatriz, con el tiempo todo desaparece. Y con ello se va alguna parte de nosotros. A la edad de 16 años había perdido a la persona más preciada de mí vida, mí madre. La cual había muerto de la forma más cruel que puede morir una persona naturalmente. Un cáncer, habia sido una muerte lenta y yo había vivido cada etapa de su deterioro, ahí junto a ella y nunca la había dejado sola así como ella nunca me había dejado a mí sola. Hasta este momento en el que su corazón se detuvo y la perdí para siempre. El dolor que sentía en aquel momento mientras veía como ella descendía en aquel ataúd, no podía explicarlo, ni siquiera podía mencionar que me dolía, las personas durante aquel funeral no paraban de decir entender cómo me sentía pero yo sentía que ninguno de los allí presentes podía saber que era lo que estaba pasando por mí mente y corazón en aquel momento. 

Levanté la vista de aquel lugar donde habían enterrado a mí madre, la mayoría de las personas ya estaban lejos de donde yo me encontraba mirándo la tumba de Miranda, la mujer que durante años me cuido y apoyo en todo momento.  En el momento en el que levante la mirada y miré hacia adelante del otro lado del cementerio en una tumba había un muchacho de pie mirándome fijamente. Me sentí incómoda y simplemente salí de allí dejando atrás a mí madre y a todo lo que había vivido con ella aunque solo quedaría en recuerdos, pero no era lo que yo quería en aquel momento, yo quería tenerla a ella conmigo, en casa haciendo el desayuno con la música a todo volumen mientras ella gritaba la letra, porque aunque decía que la cantara ambas sabíamos que no era así. 

Y me aleje me aleje poco a poco de su tumba dejándola allí, sola, pero...yo también estaba sola. Y aunque quería sentarme allí en frente de su tumba y quedarme sin hacer absolutamente nada solo haciéndole compañía a aquel lugar en donde se encontraba su cuerpo sin vida que próximamente comenzaría a deteriorarse, no podía hacerlo porque la vida tenía que continuar, o eso era lo que me estaba haciendo creer mí subconsciente en aquel momento para no quedarme allí con ella....Camine sola por las calles, completamente vestida de negro, las personas no me miraban raro, al parecer se daban cuenta por mí cara y aspecto de que había acabado de salir de un entierro. 

Caminé hasta que llegue a un lugar que me traía demasiados recuerdos, y aunque aquel no era el momento para revivir mis recuerdos, era uno de los pocos sitios en este pueblo en el que me sentía en calma y sentía que podía ser yo misma, dejar fluir mis sentimientos sin que nadie me miraste raro o me juzgase. Así que me senté en un banco y miré el lago que se extendía en frente mío, respire profundo ante la sensación de soledad que en aquel momento me invadió una sensación que nunca había sentido y que en aquel momento era devastadora. Los recuerdos comenzaron a invadir me.

En aquel lugar yo con 5 años mientras ella me enseñaba el lago, me decía que este lugar era pura paz y que de grande podía venir aquí siempre que quisiera, siempre que me sintiera mal, o tuviese que estar sola, que viniera a aquí. Yo era demasiado pequeña para entender que necesitaría de aquel lugar a lo largo de mí vida. Y fueron muchas las veces que lo visite, hasta los 8 años mamá me llevaba pues creía que no podía salir sola a la calle sin que me pasará nada malo, así que no lo hacía, pero a la edad de 9 comencé a venir sola a este lugar, siempre que necesitaba de su calma y frescura. Y así hasta ahora, que es el momento en el que más he necesitado estar aquí. 

La vista se me empaña y comienzo a llorar, lloro por lo que ha pasado por lo sola que me siento, porque ella ya no está y ese es el mayor dolor que siento en este momento su pérdida. No sé que tiempo lloro, pero cuando levanto la mirada, para secarme un poco las lágrimas veo el atardecer, ese que vi tantas veces con ella cuando veníamos aquí a pasar la tarde mientras hacíamos un picnic al lado del lago. Y lloro. 

Me recuesto en el banco, dejando mí cuerpo descansar sobre el y continuo, no puedo dejar de llorar porque el dolor que siento me asfixia, me ahora. Me está matando por dentro. Escucho pasos que se acercan, no tengo miedo de que pueda ser alguien que venga a hacerme daño porque más dolor del que ya siento creo que no se posible sentir, ella murió, y con ella se fueron todas las ganas que tenía de continuar de sonreir, con ella se fue toda esperanza, todas las ilusiones , mis emociones fueron reemplazadas por este dolor cuando ella se marchó.

Historia De Una PérdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora