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𝐇𝐀𝐍𝐊𝐍𝐎𝐖
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Un accidente.
Recuerdos recuperados.
Y muchas memorias perdidas.
¿Qué pasara con dos almas destinadas después de tenerse nuevamente, sin tenerse realmente?
Segundo libró de la bilo...
Jisung observaba frente a la gran ventada de la casa de Seungmin y Jeongin como caía fuertemente la lluvia, algunos truenos sonando de vez en cuando, anunciando que la tormenta se hacía cada vez más fuerte.
—¿Qué haces ahí? —Felix entraba a la sala con una tasa en la mano, observando a Kang mientras se sentaba en el sofá.
—Está lloviendo fuerte —Murmuro preocupado —En cualquier momento iniciara una tormenta... ¿Tienen paraguas?
—Tenemos, si —Hablo ahora Seungmin, entrando a la sala y acercándose a Jisung —Pero tú no iras a ningún lado —Sentencio, cerrando las cortinas en la nariz de Jisung.
—¡Pero habrá una tormenta! —Se quejó alto.
—¡Y si sales de aquí con un paraguas en medio de una tormenta te caerá un rayo! —Contesto Seungmin de la misma manera.
Jisung rodo los ojos, sintiendo una espinita de preocupación en su interior.
—Tengo que ir con Minho.
—No puedes ir con esta lluvia Jisung, seguro Minho está dormido.
—No Seungmin, a Min le aterran las tormentas.
—Eso no es cierto.
—¡Le aterran desde niño! —Grito caminado a la entrada, quitándose sus pantuflas y empezándose a colocar sus tenis.
—Eso es mentira, a Honnie nunca-
Seungmin guardo silencio de un momento a otro, miro a Jisung y luego a Felix, que se veía igual de sorprendido que él.
—¿Entonces le dan miedo? —Pregunto caminando hacia el perchero, sacando de su saco las llaves de su auto.
—¡Que sí! —Kang se colocó de pie, poniéndose la sudadera que Felix le extendía — Desde niños siempre le han dado miedo y- —Detuvo sus acciones, mirando con los ojos bien abiertos a Seungmin y Felix —Y yo no sé cómo se eso...
—¡Eso es lo de menos! —Grito Seungmin dándole las llaves del auto —Anda con él, debe necesitarte.
Kang asintió repetidas veces, tomando las llaves y abriendo la puerta, abriendo el carro con el botón desde adentro para después salir corriendo, sintiendo como el frio lo azotaba al momento en el que las gotas cayeron sobre él, entro al auto rápidamente y sin mirar atrás se puso en marcha hacia la casa de su Minho.
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Minho se encontraba debajo de sus sabanas, queriendo esconderse del ruido que había afuera por la fuerte tormenta que atacaba a Seúl aquella noche que debía estar iluminada por la hermosa luna y las estrellas, tal como su mentiroso noticiero había dicho en la mañana.
Tomo una de las almohadas abrazándose a ella, su cuerpo temblando por lo ansioso que se ponía en esas situaciones, odiaba las tormentas desde que tenía memoria, recordando como una pesadilla recurrente, donde el ruido de los truenos y las centellantes luces de los rayos que iluminaban sus pares gracias a las cortinas le atormentaba.
