1. Lluvia y Café

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Varias personas corrían por las aceras y calles empedradas en el centro de Leiden, esa tarde de miercoles. Era poco más de las 5 y una Auto memories Doll había salido de su último trabajo.

Violet Evergarden hablaba con alguien en una esquina. Había querido caminar un rato, antes de ir de regreso a su habitación.
Algunas gotas de agua fría empezaron a caer sobre ella y la señora con la que conversaba. Ambas debieron seguir el ejemplo de los demás transeúntes, quienes corrían a resguardarse de la lluvia que empezaba a cernirse sobre la ciudad. Cada una tomó un rumbo diferente, mientras las gotas aumentaban y golpeaban con fuerza en el suelo.

La mujer de ojos azules había logrado refugiarse bajo el toldo de una cafetería. Se dispuso a arreglar su cabello, el cual se había humedecido un poco, al igual que su atuendo. La temperatura empezó a cambiar y hacía un poco de frío.

En una mesa cercana, en el exterior de esa cafetería, había un hombre disfrutando de su bebida caliente y hojeando un periódico. Estaba algo aburrido. Acababa de llegar a esa ciudad después de mucho tiempo y todo le pareció algo monótono.

Dietfried Bougainvillea era un hombre serio, pero le gustaba divertirse. Una gran parte del tiempo, rodeado de compañeros que le admiraban y con los cuales pasaba el rato cada vez que desembarcaban en algún sitio.

A veces recordaba con nostalgia esos días, un poco más joven. En la actualidad, no estaba del todo orgulloso de algunas de sus acciones pasadas, pero no se arrepentía. Todo lo que vivió lo hizo ser quien era ahora.

Los últimos años había tenido una sensación de vacío en su interior. Quizás era la falta de Gilbert y su madre. Había perdido conexión con sus hermanas, ni siquiera por medio de cartas sabía de ellas. Podría decirse que estaba completamente solo, si de familia se trataba.

No había guerras activas en las cuales luchar, aunque de vez en cuando aparecía algún alborotador. Nada complicado para él y sus hombres. Amaba la vida en la Armada, lanzarse al mar en un barco, conocer lugares y también servir a su patria, era lo único que lo llenaba un poco.

Era un hombre de mundo que había experimentado muchas cosas en su vida, pero no había sido suficiente.

...

Dietfried terminó su café y bajó su periódico, dando un profundo suspiro. Le agradaba que el caluroso clima estuviera refrescando con esa lluvia repentina. Giró su vista un poco hacia la derecha y vio a una mujer de pie, aguardando a que escampara.
Por un momento creyó estar viendo una alucinación. No estaba seguro, pero se parecía mucho a ella, a la doll.

Violet se había quedado admirando el paisaje, mientras el petricor se diluía en el aire. No había prestado atención a las personas que estaban a su alrededor, hasta que lo vio sentado allí con su café.

Dietfried trató de disimular, fingiendo que aún no la había notado. Ella lo miró por unos segundos y luego él lanzó su vista de vuelta, encontrando sus ojos.

Violet no sabía cómo reaccionar o qué más decir. Era algo incómodo, hacía mucho tiempo que no cruzaban palabras.
Dietfried estaba igual. No entendió el por qué, pero algo le impulsó a hablar

- Hay algo de frío, ¿No? - preguntó él.

Violet se sintió sorprendida de que le dirigiera la palabra y más, con un tema de conversación tan trivial como el clima. Aún así, decidió responderle.

- Sí, lo hay. - El hombre esbozó una leve sonrisa, algo no tan usual. No recuerda si en algún momento él llegó a brindarle ese tipo de expresiones precisamente a ella. - Raro. - Pensó la doll.

El Mar En Tus Ojos (Dietfried X Violet) - Violet Evergarden Donde viven las historias. Descúbrelo ahora