Escuchar la declaración de Lucifer no hizo más que preocuparle, definitivamente no estaba preparado para lo que se acercaba.
Sin previo aviso sintió como era tomado por los brazos ajenos. El estar suspendido en el aire siendo cargado por Lucifer le desbloqueo un nuevo miedo. No podía moverse y era incapaz de defenderse. Era evidente que la altura en la que estaba siendo levantado no era un riesgo para su seguridad, aun así, el sentir que podía ser tirado al suelo le ponía un poco nervioso.
Su miedo no fue infundado, poco después de ser levantado fue lanzado en el sillón de cuero que se encontraba en la habitación. Las alarmas realmente se encendieron cuando sintió un peso extra arriba suyo.
- ¡¿Qué se supone que es esto?!- Pregunto con desesperación. A pesar de sentirse presa de su compañero, su sonrisa estaba intacta, no quería parecer alarmado, aunque, en el interior rogaba que solo fuera un abroma del rubio.
-mm.... Un castigo, ¿Qué más podría ser? – Hablo con aquel juguetón tono. Sabía que internamente Alastor estaba entrando en un conflicto, y eso era un estimulante muy grato.
Lucifer no perdió el tiempo y dirigió sus manos al cuerpo ajeno. Primero retiro el estorboso moño que estaba en su camino. Sus hambrientos labios se posaron en su cuello saboreando cada centímetro de la piel bronceada. Sus manos decidieron no quedarse atrás e hicieron de las suyas, tanto el saco como la camisa fueron rasgadas.
-Lucife...
A pesar de que la situación no le favorecía intento mantener la calma, no le iba a dar el gusto a su compañero de verlo derrotado. Estaba totalmente a la disposición del rubio, pero eso no le impedía intentar disimular el culposo sentimiento de placer que estaba surgiendo en su interior.
Sin ser invitadas las manos del rey del infierno escudriñaron el cuerpo que se encontraba enfrente suyo.
-Vamos, relájate un poco bambi- Siguió con sus bromas. Le era divertido bajar de su nube al pecador.
A estas alturas Alastor estaba más que avergonzado, aunque su sonrisa negaba abandonar su rostro era evidente que esto no le parecía para nada divertido.
El repentino silencio de Alastor le molesto un poco. Le gustaba no solo ver sus reacciones si no también escuchar aquella voz tan sexy que le encantaba.
Si su compañero estaba reacio a contestar que mejor que incitarlo hacerlo.
- ¿Te comió la lengua el ratón? - Hablo sensualmente mientras su vista lujuriosa recorría su cuerpo terminando por hacer contacto visual. El peligro no era su habla y mucho menos sus ojos, si no aquellas manos que aprovechaban la distracción para al final sorprender a su contrincante tocando cierta parte de su compañero.
-Lucifer, ahh...- Grito al sentir la repentina introversión y en un reflejo sus orejas se agacharon ante el repentino toqueteo.
-A si me gusta- Se detuvo un momento para así continuar – Que griten mi nombre- El tono altanero acompaño cada palabra de aquella frase.
- ¡Espera! – Grito desesperado.
- ¿Por qué debería hacerlo? - Cuestiono sin verdadero interés. Sus manos jugaban con el botón de sus pantalones, quería simplemente desabotonar y retirarlos, pero era entretenido ver la desesperación de Alastor.
-La bro...broma ya llego muy lejos- Hablo entre cortado, no quería mostrarse agitado. No aceptaba que Lucifer le haya hecho sentirse caliente.
-Lo aria, pero ya te pusiste duro- Una sonrisa se asomó en las comisuras de sus labios -Sería irresponsable de mi parte dejarte así- insistió el rubio. Ya no iba a perder más tiempo y por fin el botón cedió.
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Objetivo: Destronar a Lucifer
FanfictionAlastor quería ser aquel ser que sembrara el suficiente temor para que ningún idiota intentara meterse con él, por ello, debía de ganarle a Lucifer, coronarse como rey del infierno. Él estaba dispuesto hacer lo necesario para que esto ocurriera...