Alastor quería ser aquel ser que sembrara el suficiente temor para que ningún idiota intentara meterse con él, por ello, debía de ganarle a Lucifer, coronarse como rey del infierno.
Él estaba dispuesto hacer lo necesario para que esto ocurriera...
-E- espera- Pronuncio con dificultad al sentir aquella lengua bífida tocando la punta de su miembro.
- ¿Por qué debería hacerlo? - cuestiono el rubio.
Alastor estaba perdiendo el control no solo de sus emociones, si no de su cuerpo. Las manos no le respondían, su cerebro no estaba haciendo su trabajo, era incapaz de pensar en otra cosa que no fuera aquel ser molesto que se encontraba entre sus piernas lamiendo y absorbiendo cada centímetro de su miembro.
-Vamos~ solo relájate bambi- Su voz ronca y gruesa que contrastaba con su baja altura, endulzaba su oído e hipnotizando su mente.
¡L-Lucifer!
Fue lo último que grito antes de entregarse al placer. Su voz resonaba en la habitación en forma de gemidos de diferentes tonos, unos más graves que otros, pero todos siendo liberados con el fin de darle entender a su pareja que disfrutaba de aquel acto carnal que tanto anunciaba que odiaba.
Cuando estaba llegando al clímax, sucedió.
Sudando y con la piel ardiendo en el calor del deseo, despertó.
Todo había sido un jodido sueño húmedo, y vaya el sueño que estaba teniendo.
Mezclo la realidad con sus propias fantasías. Aun recordaba cómo se sentía al momento que Lucifer se la había chupado y su imaginación se encargó de agregar detalles que le costaba admitir le calentaban.
Sudoroso y todavía agitado por lo que había sucedido no se esperó que de la nada se abriera su puerta y un alarmado Lucifer hiciera acto de presencia.
- ¡¿Esta todo bien?!- Pregunto alarmado.
El susto que le dio el rey se disipo en segundos, no iba a negar que no se esperaba la repentina introversión del rubio, aunque, no se le hacía del todo raro. Desde que hizo el trato con Lucifer, Alastor tuvo que soportar el tener pegado todo el día a la pequeña pulga infernal.
Lucifer le seguía los pasos a donde quiera que fuera. No sabía lo que era el espacio personal, pero al menos cumplía cualquier petición que le dijera.
Nunca se imaginó que el rey del infierno fuera un ser tan empalagoso y dramático. Estaba en su segundo mes de embarazo y no sabía cómo es que fue capaz de soportar a tremendo acosador.
Un lado de él entendía y compadecía a la antigua compañera del soberano. Lilith distanciaba mucho de ser de su agrado, pero por lo menos en estos momentos simpatizaba un poco con ella.
-Sí, solo fue un mal, "muy mal" sueño- enfatizo
--¿Tuviste una pesadilla? – Pregunto alarmado mientras se acercaba al pelirrojo y tocaba ligeramente su mejilla.
-Sí- respondió cortantemente. En estos momentos lo que menos quería era echarle pleito a Lucifer. No pensaba cuestionarle el de como diablos se enteró que había despertado, solo quería deshacerse de él y arreglar el problema en su entrepierna.
-Hay mi pobre cervatillo, ¿Quieres que duerma a tu lado? -Se ofreció el mayor mientras daba pequeñas caricias al pelirrojo.
-No- Nuevamente dio a relucir sus nulas intenciones de estar a su lado.
-Vamos bambi- Hablo con ternura -No debes de tener pena-
El escuchar aquel apodo hizo que su mente viajara aquel sueño vergonzoso que había tenido.
Lucifer al ver que no había negativa aprovecho el momento y se coló a la cama ajena.
- ¡Oye te dije que no! - Protesto Alastor mientras intentaba sacar al rubio.
-No te preocupes bebé, no te molestare- Una vez más utilizaba aquellos apodos amorosos que sabia le incomodaban a Alastor, o eso pensaba.
- ¡Lárgate! – Bramo al pelirrojo
-No-
La noche había sido tediosa, no pudo sacar al rey de su cama, por ende, no pudo aliviar a su amiguito como era debido. Esa mañana sí que estaba irritable.
Por el simple hecho de tener la osadía de pasar por un lado del overlord, mínimo, te llevabas una mirada fúrica. Pobre del idiota que le hablara o intentara comentarle la mínima cosa.
-No creen que sonrisas a estado raro últimamente- comento el arácnido mientras tomaba asiento en la barra del bar.
-Ni que lo digas, es más irritante de lo normal- afirmo la chica de cabello plateado.
-lose, y no solo él ha estado raro- espero un momento antes de continuar - Su alteza también lo ha estado- aseguro mientras le daba un trago a su bebida
-No sé qué tengan esos dos entre manos, pero han estado más juntos de lo normal- No pudo evitar unirse a la plática Husk.
Su mañana no había empezado bien, pero lo que le faltaba. Los inquilinos del hotel empezaban a sospechar la cercanía que repentinamente había tenido con Lucifer.
Era cuestión de que se enteraran. No era como si pudiera ocultar el reciente embarazo por el que estaba pasando, pero creía que todavía tenía tiempo paraque los entrometidos de sus compañeros se dieran cuenta.
Las cosas se estaban complicando, no solo tendría que lidiar con ellos, si no que se avecindaba una fatídica pelea cuando Lucifer tuviera que cumplir con la parte de su trato.
Se preguntaba qué cara pondría cuando se enterara que él dueño de su alma, no era un él si no una ella, y como cereza del pastel, "ella" era una vieja amiga.
Sería divertido ver como se desarrollaba este embrollo, aun así, una parte de él creía que simplemente estaba cometiendo la locura más grande de su vida.
El plan que había formulado era una verdadera tontería y posiblemente termine en un desastre, pero no había forma de echarse atrás.
Tuve problemas con las imágenes, así que decidí ser más creativa con la censura. Si nuevamente me lo marcan pues ahora si chau imágenes jaja
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.