𝗰𝗼𝗹𝗱 ✧ 𝖻𝗂𝗇𝖼𝗁𝖺𝗇

𝟬𝟮𝟵

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Apreció cada segundo de la reacción de su madre, desde que sus ojos se abrieron tanto que parecía que saldrían de sus cuencas, hasta aquel rostro totalmente endurecido y carente de emociones.

—Repite lo que has dicho —habló entre dientes, su voz no era clara, pero aun así fue capaz de gesticular sus palabras.

—Chan es mi novio —repitió con más seguridad que antes.

La mayor se levantó de su lugar y apresuró sus pasos hasta llegar al costado de su hijo, sin esperar más su mano abierta cayó firmemente en su mejilla, provocándole un ardor en toda esa zona a Changbin.

Su boca estaba abierta mientras veía como la mujer trataba de normalizar su acelerada respiración y mantener la compostura, aunque ya la hubiese perdido segundos atrás.

—Tienes que estar bromeando —Changbin frunció el ceño, era más que obvio que a su madre no le había sentado bien la noticia, pero no podía quedarse callado.

—No lo estoy, Christopher es mi novio y estoy muy feliz con él —se puso de pie apenas dijo aquello, estar sentado lo ponía aún más incómodo en ese momento.

Su madre retrocedió un paso mientras negaba con la cabeza.

—No puedes hacer esto, Changbin. ¡No puedes! —su mano se levantó con la intención de propinarle otro golpe, mas el menor fue más rápido y logro detener su brazo en el aire apretando su muñeca con poca fuerza.

—Claro que puedo —soltó la mano contraria sin perder su postura firme, su madre lo miraba cada vez más enojada.

—Te ayudé en cada cosa que fallabas, te reparé para que jamás pasaras por malos momentos siendo exactamente lo que los demás esperaban que fueras. ¡Me esforcé mucho por ti! Y tú, me lo pagas de esta manera... No, seguramente fue ese mocoso malcriado que te vino a meter cosas en la cabeza, dime, ¿alguien más lo sabe? Tal vez aun estemos a tiempo de reparar este error —en su mente comenzaban a maquinar un montón de ideas, pero todo quedó en nada cuando Changbin volvió a abrir la boca.

—Todos lo saben, todos han visto lo mucho que amo a Chan, y todos fueron testigos de cómo yo me acerqué a él primero, como me fui ganando su afecto de a poco, podré haber ocultado todo de mí en el pasado, pero jamás negaré mi relación con Chan —su voz fue decisiva y la mayor terminó de perder los estribos.

—Vete —lo empujó en dirección a la puerta—. Vete y jamás vuelvas, renuncia a todo lo que te di, ya que, si cruzas esa puerta te podrás ir olvidando de que soy tu madre y de que alguna vez tuviste una familia, ¿tu noviecito vale eso? —con una de sus manos alejó a su madre mientras caminaba por su propia cuenta hacia la puerta.

—Vale eso y mucho más —sin mirar atrás, atravesó aquel marco de madera cerrando de un portazo.

Pero al sentir el sonido de la puerta azotándose fue cuando todo en su interior se quebró.

Podía sentir sus rodillas temblar y sus ojos derramar gotas de agua salada en abundancia, sorbió su nariz tratando de controlarse, pero no podía.

Su madre no fue la mejor con él, pero era su familia y esperaba que lo apoyara en aquella decisión que estaba tomando con su vida.

¿Dinero?

Él no quería eso, solo quería ser aceptado por lo que era y no por lo que pretendía ser. Por eso Chan lo valía.

Por eso Chan valía cada cosa de ese podrido mundo.

Porque nunca tuvo que fingir ser alguien más con él, desde el inicio su interés en acercarse fue genuino.

Cada sonrisa, cada sonrojo, cada caricia y beso fueron reales. Lo aceptaba con cada uno de sus defectos y virtudes. Y lo más importante...

Él lo amaba. Lo amaba de una manera tan profunda y maravillosa que le encantaba.

Porque Changbin también lo amaba, con sus confusas emociones y el embarcarse juntos en el viaje donde día a día Chan descubría nuevas cosas de sí mismo.

Ambos se complementaban y se hacían sentir bien sin intentarlo. Por eso su primera opción en aquel momento fue su novio.

La única salida que tenía su sufrimiento.

Su cuerpo agotado por tantas emociones solo conseguía energía al pensar en que pronto estaría entre los brazos ajenos.
Sus manos no vacilaron al tomar las llaves en su bolsillo e ingresar al apartamento de su novio.

Encontrándose con este a pocos metros de la entrada.

Sus pies se movieron por sí solos y cuando menos lo imaginó, la calidez que lo esperaba ya estaba rodeándolo y llenándolo por completo.

Changbin era el lugar seguro de Chan.

Y Chan era el lugar seguro de Changbin.

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big hug
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