Transcurrió una semana de la discusión entre mi madre y mi tía. Mi padre volvió a darle un ultimátum, y desde ese día, para todos seguía sobria, aunque lo que no sabían es que en realidad llevaba 36 días sin probar el alcohol.
Las noches eran terribles, tenía decenas de pesadillas sobre personas iguales a nosotros, se acercaban mudas a nosotros y cuando se encontraban en frente, me despertaba. Dormía muy poco y las ojeras se me iban notando. Mis padres aún no se habían hecho eco de la situación, mis padres ni nadie de Berlington, solo habíamos percibido cosas extrañas mi tía Mary y yo, así que hicimos un pacto de silencio, porque creímos que no era buena idea que los únicos que habláramos fuéramos un niño fantasioso y una alcohólica en rehabilitación.
Me remonto a este día porque me sucedió algo importante, a raíz de ahí decidí no callarme nada. Estaba echando de comer a mis aves, me apasionaban y tenía casi un centenar. Tenía una habitación específica para ellas. Tenía las paredes altas, al igual que las ventanas por lo que para asomarme a estas tenía que subir a una escalera. Era un sábado al mediodía y hacía calor. Las cigarras no cesaban de cantar y los pájaros disfrutaban del sol y piaban. Entonces, entre el piar de los canarios y el chirrío de las cigarras escuché tras las ventanas un crujir de palillos secos y hojarasca. Me recordó a lo que me dijo Mary, coloqué la escalera y subí. Mis pesadillas se hicieron realidad, allí me encontré con mi tía Mary mirándome fijamente.
- Ti... Tita... Tita Mary... –dije temeroso.
No recibí respuesta alguna, se quedó allí, mirándome, en su mirada no se veía nada. Tenía una mirada frívola, seria, inmutable. Un estrepitoso escalofrío recorrió todo mi cuerpo e inmediatamente la escalera se impulsó para atrás. Me di un gran cabezazo en el suelo y me quedé aturdido. Mi tía Mary, si, ella, corrió hacia la habitación, y venía del salón. Como pude le dije que mirara por la ventana pero no había rastro de nadie.
Sabía perfectamente que eso, aquello que me miró así, no era mi tía. ¿Pero qué era? ¿Habría más ''clones'', o solo había una réplica de mi tía? ¿De dónde había salido? ¿Qué buscaba? Las preguntas incesantes no paraban de atolondrar mi cabeza mientras estuve en el hospital. Y es que tras aquel tremendo cabezazo pasé 2 semanas en el hospital, al menos estaba tranquilo.
Le expliqué a mi madre lo que vi y la advertí, e inmediatamente lo relacionó con lo que comentó mi tía durante aquella bronca que tuvieron.
- ¿Y si es una hermana gemela de la tita Mary? –preguntó mi madre sin saber que pensar.
- Mamá, que no estamos en una telenovela. –respondí contundente.
- Ni en una película de ciencia-ficción. –concluyó.
Desde aquel día mi madre empezó a tener las mismas pesadillas que yo tenía pero que por suerte, e increíblemente ya habían cesado. La palabra de mi tía no era muy segura pero a mí sí que me creía. No sabía que pensar.
A mi padre no le dijimos nada, ya que ante todo era muy escéptico.
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Réplicas I
Mystery / ThrillerLa historia se sitúa en una pequeña aldea, dónde la rutina de una familia se ve interrumpida por la aparición de unos seres iguales a ellos.