One Shots Emmara - Pedidos -

Reencuentro en la distancia

El sonido del teléfono rompió el silencio de la habitación de hotel donde Emma se encontraba trabajando en su último proyecto como diseñadora de modas. Cuando la rubia reviso de quien se trataba se dio cuenta de que era una llamada de su esposa Tara, fue ahí que la ojimiel sintió un nudo en la garganta al escuchar su voz.

— Tara, cariño — dijo con emoción contenida — ¿Cómo están tú y la pequeña?

La conversación fue breve pero significativa. Tara le contó sobre las pequeñas aventuras cotidianas de su hija, las risas y los momentos especiales que compartían juntas en casa. Emma escuchaba con atención, pero su corazón anhelaba estar allí, con su familia, en lugar de estar a kilómetros de distancia, trabajando en una ciudad desconocida.

Las semanas pasaron lentamente, y cada día que Emma pasaba lejos de Tara y su pequeña pesaba más en su corazón. Extrañaba sus risas, sus abrazos y la sensación reconfortante de estar en casa.

Una tarde, mientras trabajaba en su habitación de hotel, Emma escuchó un golpe en la puerta. Al abrir, se encontró con una sorpresa que le dejó sin aliento: Tara estaba parada frente a ella, sosteniendo la mano de su hija con una sonrisa brillante en el rostro.

Las lágrimas llenaron los ojos de Emma mientras abrazaba a su pequeña hija con fuerza, sintiendo su calidez y su amor. Luego, se volvió hacia Tara, con el corazón latiendo con emociones abrumadoras.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — preguntó con voz temblorosa, incapaz de contener su asombro y alegría.

Tara sonrió y se acercó a ella, envolviéndola en un abrazo amoroso — Decidimos sorprenderte — dijo con ternura — Te extrañábamos demasiado como para esperar otro día

Emma apenas podía creer que su familia estuviera allí, junto a ella, en ese momento. Las lágrimas seguían fluyendo, pero esta vez eran lágrimas de felicidad y gratitud.

Juntas, compartieron momentos preciosos en la habitación de hotel, riendo, abrazándose y recordando los todo lo que habían pasado juntas. Para Emma, aquellos momentos fueron un recordatorio de lo afortunada que era de tener una familia que la amaba y la apoyaba incondicionalmente, sin importar la distancia.

En medio de abrazos y risas, Emma se dio cuenta de que, aunque su trabajo la llevara lejos de casa, el amor de su familia siempre estaría con ella, iluminando su camino y dándole fuerzas para seguir adelante, sin importar las circunstancias.